Granada
Lunes, 26 de agosto 2024, 20:19
A más de media España se le encogió el alma el cuatro de agosto cuando, en las semifinales olímpicas de bádminton, Carolina Marín se rompía por tercera vez el ligamento cruzado de la rodilla mientras acariciaba el pase a la final y, por ende, su ... segunda presea olímpica. El desgarrador llanto de la onubense sigue grabado a fuego en los que lo vieron. Y seguramente, mucho más en quien, además, ha pasado por ahí. «No lo estaba viendo en directo, pero me llegó por varias partes al instante. Cuando vi el vídeo, me emocioné mucho porque es una situación muy parecida a la mía», reconoce el base granadino Rafa García, que en enero de 2023, durante un partido del Fibwi Palma de la LEBPlata, sentía cómo su ligamento cruzado estallaba por segunda vez. «En un momento pasas del todo a la nada, fue duro ver lo de Carolina Marín porque empaticé bastante y me vinieron recuerdos muy desagradables», no esconde.
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Más de dieciocho meses después de su enésimo fatídico percance, García refuerza en esta pretemporada al Covirán Granada. «Para mí es algo muy especial, porque es una situación que nunca había vivido desde que me fui y poder entrenar aquí es algo maravilloso», valora uno de los 'emigrantes' del baloncesto local, que desde que se marchó siendo un niño no había vuelto a 'currar' en su tierra. Es uno más a las órdenes de Pablo Pin, aunque sabe que su futuro laboral no será vestir de rojinegro.
Sombras
Hace ya semanas que el base de 24 años se siente en plena forma. «Sin molestias, que es lo principal, y muy contento de poder estar entrenando tras tanto tiempo, y más con el Covirán y a este nivel», agradece. Pero antes de llegar a este punto, por supuesto que hubo tinieblas. «Ha sido un proceso muy largo, de soledad y de darle vueltas a muchas cosas, pero también de aprendizaje, de darme cuenta de que existen más cosas aparte del baloncesto», admite. Incluso de valorar si merecía la pena otro intento, dado su historial. «Obviamente que lo pensé, tras tantas lesiones eso siempre está ahí, sobre todo al principio, cuando estaba más limitado», añade sobre unas reflexiones que se acabaron al volver a pisar el parquet. «Los estímulos cuando corrí de nuevo en una pista me dieron muchas ganas de volver», rememora.
En todo este periplo, entre sesiones de gimnasio, fisioterapia y cancha, García además se ha graduado en Psicología, ejerciendo, claro, por momentos también cierta 'autoterapia'. «Es difícil, pero ayuda a entender por lo que estás pasando y a saber lo clave que es la salud mental para el deportista, porque también me ha hecho darle importancia a otras cosas, lo que al final te ayuda a rendir en el deporte», subraya.
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Ahora, el jugador forjado en el Colegio El Carmelo –bajo la tutela de su padre, el que fuera entrenador del Oximesa, Rafa García Montes– espera «a la opción que me convenza» para fichar, sea en España o en el extranjero. Un proceso que no está siendo sencillo «por la desconfianza de algunos equipos, pero también porque yo soy algo más exigente y quiero un club que me entienda, que sepa cómo serán mis entrenamientos de gimnasio, que me controle bien las cargas... No acepto cualquier cosa», avisa. Quizá por ello, no se marca plazos para volver. «Intento no agobiarme con ese tema, en julio tuve un momento en el que ya estaba bien y pensé '¿por qué no ficho?', pero ahora lo llevo con calma», agrega, paciente. «Solo quiero disfrutar, donde sea», dice.
Covirán
Fue en ese impasse en el que surgió la opción de entrenar con el equipo de su tierra. «Entre que no me convencía ninguna opción de las que tenía y que algunos clubes no se fían mucho aunque yo me encuentre mejor que hace tres años, Pablo Pin y el club, que siempre me han prestado ayuda, me ofrecieron estar con ellos», explica, agradecido, pues «poder entrenar en un ambiente de equipo me está viniendo bastante bien para cuando acabe fichando». Antes de ello, sumó sesiones en INEF, junto a Germán Martínez y Álvaro Cárdenas, a las órdenes de David, padre de este último. Sus nuevos rivales son Sergi García, Jonathan Rousselle o Agustín Ubal, ante los que García se ve «bien, a buen ritmo, aunque tengo que coger más confianza, pero para mí es un reto comprobar mi nivel midiéndome con ellos». La rodilla, de momento, no 'pía'. «Intento olvidarme a la hora de entrar en la pista, porque eso tiene que ser sin complejos ni ningún tipo de pensamiento de que pueda volver a pasar... Si cometo algún error, no será culpa de la rodilla, sino por cosas del baloncesto, que es un juego de acierto y error», analiza.
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Rafa García confía. «No me obsesiona demostrar», aclara. «He empezado a encontrarme bien y quiero darme otra oportunidad, porque creo que tengo potencial y me merezco disfrutar del deporte», zanja, en pleno camino de vuelta hacia el próximo reto.
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