Rebeldía del Covirán ante su destino para dar un buen susto a un rival lanzado

Que el destino del Covirán Granada parece marcado desde hace alguna semana es una realidad que a nadie parece escapar ya. Con apenas ocho jornadas por delante y tres partidos sobre el corte de la permanencia, los rojinegros precisan de un tercer 'milagro' muy superior al firmado en las dos temporadas anterior, pero ante el que además no hace ser optimista el estado de una plantilla azotada por los problemas físicos y que se presentó en la cancha del segundo clasificado de la Liga Endesa con cinco bajas y en pleno proceso para construir un equipo nuevo cuando todos sus rivales van ya a velocidad de crucero.

Por ello, hay muy poco que reprocharle a la actuación del equipo de Pablo Pin en 'La Hamburguesa', donde puso en dificultades durante muchos minutos a un equipo en un espectacular momento de forma. Al final las cosas cayeron por su propio peso, y cuando los locales subieron el listón defensivo y la fatiga empezó a nublar las ideas visitantes, las cosas acabaron como se esperaba. Pero, a diferencia de lo sucedido una semana atrás ante el Valencia Basket, cuando los rojinegros apenas comparecieron al partido en cuanto surgió el más mínimo problema, la afición granadina podrá sentirse orgullosa de la actuación en Tenerife. Escaso consuelo cuando el descenso acecha, pero llegar a este dando la cara así servirá para lamerse en parte las heridas si tal hecho, como todo hace indicar, se acaba consumando.