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La visita a Manresa del Covirán en la séptima jornada de la Liga Endesa concluyó con un resultado similar al conocido habitualmente por los granadinos en este curso, una derrota, pero sí que es cierto que los más optimistas del lugar tendrán cosas a las ... que agarrarse a tenor de lo visto en el Nou Congost.
El equipo rojinegro fue capaz de hacer muchas cosas bien en la vetusta instalación manresana, donde en este curso los de Diego Ocampo se mantienen invictos, habiendo 'tumbado' ya a potencias de la competición como Valencia Basket, Dreamland Gran Canaria y Unicaja, firmando además ante todos ellos momentos en los que los del Bages 'barrieron' a rivales de tanto postín.
Las defensas alternativas del Covirán supusieron un serio problema durante bastantes minutos para el Baxi Manresa, al que de inicio el equipo de Pablo Pin logró bajarle el alto ritmo con el que los catalanes disfrutan más jugando. Además, las huestes de Pablo Pin mostraron un buen juego colectivo durante la mayor parte del juego, perdiendo una cifra aceptable de balones –13, por 22 de los locales– y encontrando con mucha frecuencia a tiradores abiertos, lo que suele ser el fruto más claro de un buen movimiento de balón en la fase ofensiva del juego.
El Covirán trató –y logró, durante buena parte del juego– de imponer un trazo firme en la visita a una de las canchas más hostiles de la competición, en la que además el club no ha ganado nunca en su historia. Sin embargo, y en alusión a la famosa novela escrita en 1979 por Torcuato Luca de Tena –y llevada al cine en 2022–, también hubo renglones torcidos en la escritura de los rojinegros en el Nou Congost. Aspectos que bien habrían de ser mejorados cuanto antes. Por ejemplo esta misma semana, pues el próximo sábado visitará el Palacio de los Deportes el Leyma Coruña en un duelo que será básico para que la ansiedad no inunde el día a día del equipo granadino y su entorno, lo que sucedería sin duda en caso de derrota ante los de la ciudad herculina.
Hay algunos de esos renglones que pueden ser enderezados. Es el caso de algunas pérdidas infantiles o del acierto en los tiros liberados, situación que terminó de condenar al Covirán en Manresa después de que los de Pin firmaran un gran porcentaje en el primer cuarto (seis triples en nueve intentos). Luego, solo cayeron dentro del cesto cuatro de 27 tiros exteriores. Y para un equipo que carece de una referencia interior en la pintura, no meter de fuera es una condena.
Más difícil puede ser mejorar facetas defensivas. La falta de tamaño volvió a hacer sufrir al Covirán cuando los manresanos le leyeron la cartilla a su propuesta de cambios. Y Pin tiene un problema con Clavell, un auténtico 'agujero' en defensa al que los rivales no dejan de atacar.
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