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Diseño de la inminente reforma del Palacio de los Deportes. IDEAL
Los secretos de la primera gran reforma del Palacio de los Deportes
Inminente obra

Los secretos de la primera gran reforma del Palacio de los Deportes

La obra arrancará a primeros de 2024 y convertirá al recinto del Zaidín en un edificio vanguardista energéticamente

Jueves, 9 de noviembre 2023, 00:29

Es posible que si usted, querido lector, se marcha de Granada en las próximas semanas y retorna a finales de 2024, se quede impactado la primera vez que pase junto al Palacio de los Deportes. Y es que en las próximas semanas arrancará la reforma que cambiará, por primera vez en sus más de tres décadas de historia, la imagen exterior del coliseo del Zaidín. Una instalación referente para la ciudad capaz de albergar eventos deportivos y artísticos del más alto nivel que la han ido haciendo evolucionar –quizá no tanto como debiera– en su interior pero nunca antes en su exterior, al menos con el calado de lo que ahora, al fin, sucederá.

El llamativo lavado de cara llegará merced a la subvención de tres millones de euros obtenida por el Ayuntamiento a través de los fondos PIREP (Programa de Impulso a la Rehabilitación de los Edificios Públicos) y su principal objetivo es convertir al Palacio en un edificio autosuficiente energéticamente, pero también dotará de un nuevo aspecto a la principal casa del baloncesto granadino desde mayo de 1991. A partir de ahí, múltiples eventos nacionales e internacionales de no pocos deportes –fútbol sala, kárate, motor, tenis de mesa, pádel, tenis o balonmano también se incluyen– han pasado por un inmueble de inalterable imagen. Hasta ahora.

La inminente entrega del proyecto al Ayuntamiento por parte del despacho granadino de arquitectura 'a (r+t)', encargado principal de la obra junto a Ruiz Lara Ingeniería, hace que ya se vislumbre en lontananza el comienzo de la reforma. «Nos gustaría empezar a primeros de 2024 para ejecutarla en nueve meses y que estuviera acabada al inicio de la próxima temporada», explica a IDEAL Antonio Redondo, socio fundador de 'a (r+t)' junto a Antonio Trujillo, sobre una hoja de ruta que, evidentemente, obligará a «convivir con la temporada del Covirán».

Antonio Redondo, arquitecto de la reforma, en el Palacio. Alfredo Aguilar

Se trata de un proyecto ambicioso que convertirá al Palacio en una instalación puntera en España desde el punto de vista energético. «Un parte importante del presupuesto se va en maquinaria que la gente no va a ver, pero sí va a notar», cuenta Redondo sobre el «cambio de las climatizadoras y enfriadoras» del pabellón que debería solventar uno de los principales problemas de sus usuarios: la temperatura. A nadie escapa el frío que en breve sufrirá la plantilla del Covirán cuando entrene o «el calor horrible de los primeros partidos de pretemporada», recuerda el arquitecto, convencido de que «eso se va a arreglar». «No se puede estar siempre con la misma temperatura, pero en invierno estaremos a 21 grados y en verano a 26, que es lo que marca la normativa», subraya el proyectista.

'Eco-friendly'

No quedará ahí el nuevo Palacio de Deportes 'eco-friendly', que tendrá «un campo fotovoltaico con 600 placas para autoabastecerlo», lo que permitirá reducir al máximo la huella de carbono. «Las calderas de gasoil desaparecerán y va a ser completamente eléctrico, también por ejemplo para el calentamiento de agua para los vestuarios», expone Antonio Redondo, preparado ya para instalar un sistema de baterías virtuales para la gestión de las placas. «Trabajarán de día generando la electricidad que volverá por la noche, que es cuando normalmente funciona el Palacio», relata. Además, el edificio contará en la cubierta con un sistema de reciclado de agua de lluvia para el riego de los jardines. Con todo ello, el recinto zaidinero se situará a la vanguardia ecológica. «No hay referencias así en España. Quizá el nuevo Roig Arena de Valencia, que, solo aplicando normativa, ya deberá ser bastante eficiente, pero ninguno de los más grandes hasta ahora, como el Wizink Center o el Buesa Arena de Vitoria, tienen nada parecido a esto», asegura Antonio Redondo sobre este sistema de emisiones cero del que Granada presumirá próximamente. «También hay que arreglar el lucernario, que se puede aprovechar muchísimo. Llevará un sistema de toldos y habrá que cambiar las lamas que permiten aumentar o reducir la entrada de luz natural y el flujo de aire según las necesidades», agrega, matizando que «todo se controlará telemáticamente, sin necesidad de que nadie suba a la cubierta».

Con todo, y aunque no pelarse de frío o sudar de forma inmisericorde será un cambio muy de agradecer, la mejora de la accesibilidad será el gran cambio visual de la instalación. Y no solo porque se vayan a modificar ascensores o baños, sino por la actuación que, a ojos del redactor del proyecto, será «la más interesante arquitectónicamente hablando, como es la gran plaza para uso de tipo 'fan zone' que se generará entre Los Cármenes y el Palacio», desvela. Para la misma, cuenta Redondo, «se construirá una gran marquesina de casi 100 metros de largo que, ligada a la fotovoltaica, cubrirá las puertas de acceso y generará un espacio donde poder hacer actividades, aunque llueva o haga un sol de justicia». Además, se modificará el control de accesos a la pionera instalación, situando el mismo en las cancelas metálicas que ya existen hoy, de modo que, una vez superadas las mismas, ya se esté de facto dentro del Palacio aunque se permanezca al aire libre. Eso sí, sin sufrir un sol de justicia.

Programación

Convivir con la temporada del Covirán sin afectarle en demasía es uno de los quebraderos de cabeza de Antonio Redondo, ferviente aficionado al baloncesto desde los tiempos del Oximesa Albolote y habitual en las gradas de la instalación de la que ahora dirigirá su reforma. Por ello, aclara, «es un objetivo que esto incomode lo menos posible al equipo». Una vez comenzada la actuación no habrá más ocupantes, pues en los primeros meses de 2024 no hay programados conciertos ni otros eventos en un Palacio en el que, a mediados de mayo, ya «entrará a saco» la constructora. Hasta entonces, toca hacer encaje de bolillos. «Iremos haciendo actuaciones compatibles, tanto fuera como dentro, en zonas que no afecten al equipo ni al público», advierte el arquitecto.

En ese sentido, clave debería ser febrero, pues los de Pablo Pin no jugarán en casa entonces desde el 4 de ese mes y hasta el 10 de marzo, por lo que serán semanas en las que las obras darán un buen acelerón aprovechando la ausencia de actividad en su interior, pues lo más probable es que los de Pin entrenen entonces en el Estadio de la Juventud.

Ahí reside el gran reto del despacho granadino encargado de sacar partido a una obra ya muy bien pensada en origen por su arquitecto, el zaragozano Ignacio Paricio. «Fue un edificio pionero con conceptos energéticos que hoy son básicos pero que entonces apenas se contemplaban, por lo que tiene unas magníficas condiciones de partida para ahora implementarlos», explica Redondo, orgulloso del potencial de la prestigiosa obra de su colega. «He estado en muchos pabellones y, que yo sepa, no hay ninguno con un lucernario central de 400 m² como este», presume.

Por último, queda el factor estético de un edificio de «gran valor arquitectónico», referencia visual de esa zona de la ciudad y en el que, aclara, se pretende «colocar la fotovoltaica sin que afecte al paisaje». Así, se logrará que el Palacio mantenga su encanto actual y no se convierta en «una carcasa repleta de estructuras y anuncios publicitarios», cierra uno de los garantes de la primera gran reforma exterior de un Palacio de los Deportes que en unos meses impactará. Y ya nunca más por el frío que se pase en su interior. El futuro ya está aquí para la casa de los sueños del baloncesto granadino.

La inauguración que encandiló al polémico atleta Ben Johnson

El mes de mayo de 1991 está guardado en los libros de oro del baloncesto granadino como uno de los más importantes de su historia. No es para menos, pues fue entonces, el día 8, cuando el Puleva logró la memorable gesta de remontar un 2-0 en contra en un 'play off' de descenso ante el Caja Bilbao, algo nunca antes firmado en la era ACB. Aquel 85-88 en La Casilla, con Eduardo Clavero y John Ebelling pletóricos, sigue guardado en el imaginario colectivo. Solo dos semanas después, el día 24, alzaba el telón el Palacio de los Deportes. En un partido ni más ni menos que ante el CSKA de Moscú, el Zaidín vibró por primera vez con el máximo representante de la canasta local, ganador del duelo por 81-78. Entre los asistentes, por cierto, estuvo el polémico atleta Ben Johnson, sobre el que aún coleaba su positivo en los Juegos de Seúl de 1988. Estaba en la ciudad para correr el Memorial Núñez Blanca y salió encandilado.

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