El granadino que colecciona a Felicio

Aunque en España sea un fenómeno incipiente y en habitualmente visto como más infantil que otra cosa, lo cierto es que el coleccionismo de cromos deportivos mueve ingentes cantidades de dinero cada año, muy especialmente en Estados Unidos. Allí adquieren un valor similar, en ocasiones, al de obras de arte. Piense el lector que, por ejemplo, en agosto de 2022 una tarjeta de Mickey Mantle, icónico bateador de los New York Yankees de la década de los 50 y 60, llegó a venderse por 12'6 millones de dólares. En lo que al mundo de la canasta se refiere, una pieza de Stephen Curry durante su curso como novato en los Golden State Warriors, costó 5'9 millones de dólares en 2021.

Empero, cada vez son más los que en España se interesan por las 'trading cards'. Es el caso de Roberto Castillo, colaborador en diversos medios de comunicación, y que, desde hace algo más de una década, coincidiendo con un viaje a las Américas, hizo algo más serio lo que, hasta entonces, eran recuerdos de cromos de mundiales de fútbol por los que casi cualquier chaval ha pasado. Así, desde hace unas semanas, es el presidente de Asocards, la principal asociación nacional en la materia. Este granadino de 37 años guarda en su domicilio una enorme colección –«debo de tener unas 25.000», asegura– de tarjetas de fútbol y baloncesto entre las que siente predilección por los jugadores vinculados a Granada. Frankie King, Coby Karl o Luke Maye aparecen en algunas de las más preciadas para quien guarda como oro en paño todas las que existen en el planeta firmadas por el puño y letra del icono del extinto 'Cebé', Curtis Borchardt, al tiempo que lamenta que se le escapara aquella de Richard Scott en la Universidad de Kansas que no ha vuelto a ver.

Encuentro

«De Felicio tenía algunas antes de venir al Covirán, y cuando fichó, me empeñé en conseguirlas todas», cuenta a IDEAL Castillo instantes antes de verse las caras en el Estadio de la Juventud con el pívot, sorprendido ante la serie de 'cards' que se guardan en Granada de su etapa de seis años en los Chicago Bulls. Las hay de todo tipo, algunas firmadas o con trozos de camiseta, lo que realzan su valor en el mercado.

«Es muy especial poder estar ahí. Hay mucha gente que, incluso habiendo jugado en la NBA, no tiene esa suerte. Jugamos para los aficionados y valoro mucho el cariño que tienen por nosotros», atestigua el brasileño. El de Pouso Alegre admite que el encuentro con Castillo es un «momento especial» y rememora cómo empezó todo. «Fue en mi primer año en la NBA, recuerdo perfectamente llegar a casa, ver mi imagen en las 'trading cards' y firmarlas. Era algo que no tenía muy claro si iba a suceder y por ello estoy muy agradecido», dice.

Ocho años después, Felicio se encuentra a 7.000 kilómetros de distancia con la, acaso, mayor colección que existe sobre él en el mundo. «Lo agradezco mucho, porque no es algo que vea todo días y más tantas y tan diferentes. De hecho, hay alguna que no había visto nunca y que es muy especial», cuenta emocionado mientras firma algunas de las tarjetas que estaban aún sin su sello. «Le ha tenido que llevar mucho tiempo poder conseguirlas, y que las haya traído aquí es algo realmente bonito», añade.

Bulls

El interior americano, embriagado por una de las tarjetas que observa, pieza única en el mundo, se emociona recordando su paso por Chicago. «Fue mi casa seis años y, de hecho, lo sigue siendo. Creo que es la franquicia más especial de la NBA, por su historia, sus aficionados y, desde luego, por los jugadores que allí han estado, como Michael Jordan. Además, fui el primer brasileño que jugó en los Bulls. Eso es algo muy especial que nunca podré olvidar», subraya Felicio, conocedor del valor de las 'trading cards', en el mercado estadounidense y que, de hecho, conserva algunas suyas y de compañeros en los Bulls. «Me las dieron ellos mismos», sonríe cual niño al recordar sus tiempos con Jimmy Butler, Rajon Rondo o Dwayne Wade. Ahora tiene una misión en Granada, pero eso ya no se lo quita nadie.

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