«¿Qué instrucciones le daba Luis antes de jugar?», le preguntaron. «'Se tú mismo', me decía». Porque la diferencia entre entrenadores es esta, quienes ven insuficiencias desde el conocimiento insuficiente y quienes se amigan con lo desconocido sabiendo que nada de lo dividido es suficiente, conque el modelo de juego del Al Sadd es él. Un futbolista de pie suave que solo necesita libertad para mostrarse entero. El hombre de la sonrisa sempiterna. El transmisor de fútbol y alegría. El mejor amigo de la pelota y el socio de todos; con Juan Román en Villarreal extendieron el juego a otra cosa, graduándolo de la fuerza y energía que corresponde, haciéndolo intenso de verdad.
Santi Cazorla es arte, talento, intuición. Un jugador de potrero porque surge de lo descampado y abierto, de lo que está descubierto sin viviendas ni vegetación, formando cualquier paraje en campo de juego. Amante de la improvisación, es quien es con la pelota pegada a los pies, guardándola para sí y los suyos, vinculándola de emociones y afectos, valiendo cuerpo invisible para los que intentan que viva separado de ella. Cazorla es Cazorla y sus comparticiones porque moverse en soledad no sabe. Juega entre amigos porque ama jugar, siempre inclinado a hacer cosas buenas por los demás; cada gesto suyo es un gusto y cada sonrisa un pase. Alguien que sabe jugar.
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