Sueños granadinos que se cumplen en Segunda

La delicada situación que atraviesa el Málaga desde este verano ha permitido a dos jóvenes granadinos cumplir el sueño de alcanzar el fútbol profesional. LaLiga castigó al club blanquiazul sin poder inscribir jugadores al haber superado su límite salarial, un drama que le obligó a dar la baja a varios de sus fichajes y a completar sus convocatorias con canteranos. Entre ellos, dos jóvenes nacidos a los pies de la Alhambra, Hugo Vallejo y Ramón Enríquez, que se han convertido en habituales por obligación en las listas de Víctor Sánchez del Amo.

El primero de ellos, Hugo, es el que más ha participado hasta la fecha. El extremo ha jugado en cinco de los doce partidos que ha disputado el conjunto malaguista hasta la fecha, dos de ellos en condición de titular, aunque la Segunda división no es nueva para él. El curso pasado, en el que se estrenaba también en el filial malaguista, jugó un total de tres encuentros con el primer equipo, partiendo de inicio en uno de ellos.

El joven granadino, de 19 años, hizo muy pronto las maletas para recalar en el club de la Costa del Sol, aunque le dio tiempo de formar parte del Granada, el equipo más representativo de su provincia natal. Entró en el conjunto rojiblanco como alevín y fue quemando etapas a un ritmo normal, siempre acorde a la categoría que se correspondía con su edad. Tras cinco temporadas como nazarí, durante las que coincidió con Neskeens y Castillo, entre otros, se marchó al Málaga, donde cerró su etapa como cadete y cumplió sus tres años como juvenil. En el último de ellos, equivalente al curso pasado, recibió la llamada del filial malaguista, en el que conserva su plaza a pesar de actuar con asiduidad con la primera plantilla.

Similar ha sido la progresión de Ramón. El centrocampista, que cuenta 18 primaveras, está viviendo su campaña soñada. Ha hecho la pretemporada con el primer equipo y ha jugado dos encuentros en lo que va de Liga en Segunda, si bien aún no ha estrenado condición de titular. Sí que lo ha hecho con el filial, con el que, al igual que Hugo, mantiene su ficha.

Ramón comenzó a jugar al fútbol en el Ciudad de Granada, cuna de otras grandes promesas, como Pablo Moreno. Entró en el club en edad benjamín, en su primer año de esta categoría, y se marchó como alevín de segundo año, aunque su rendimiento le había permitido ya pisar el campo completo con el Infantil B del cuadro amarillo. Hizo las maletas para incorporarse al Málaga, club en el que militó durante dos temporadas no consecutivas antes de emprender una tercera y definitiva etapa como blanquiazul. Entre medias pasó dos cursos, también alternos, en el San Félix malacitano, como cadete y como juvenil. En el primer año en el que le correspondería jugar en esta última categoría, promocionó al Atlético Malagueño, justo antes de catar el fútbol profesional.

Los malaguistas no son los únicos exponentes del talento granadino que emergen este curso en el fútbol profesional nacional. En el Alcorcón espera el momento de debutar bajo los palos el accitano Samu Casado, a la sombra de un Dani Jiménez inamovible hasta la fecha. El guardameta, de 22 años, se ha incorporado este verano al conjunto alfarero, procedente del filial del Málaga, y ha ido convocado a diez de los doce encuentros que se han disputado hasta la fecha, pero aún no le ha llegado la oportunidad.

Se enroló en el Almería en edad infantil, aunque terminó esta etapa en La Cañada. Con el paso a cadete llegó al Málaga, donde completó su periodo de juvenil, si bien disputó su primer año en este escalón en el San Félix. Debutó con el Atlético Malagueño en su última campaña como juvenil, la 15/16, y acabó haciéndose un hueco en la plantilla hasta el último mercado de fichajes.

Ahora comparte vestuario con Ernesto Gómez, un extremo alboloteño que a sus 25 años ya ha recorrido buena parte del territorio nacional. Se formó en las categorías inferiores del Granada, club que abandonó al cerrar su etapa como cadete, durante la que debutó en categoría juvenil. Jugó un año en el San Félix y completó su formación en el Málaga.

Al convertirse en futbolista sénior, en la temporada 13/14, comenzó su aventura. Fichó por el San Fernando, que militaba en el grupo cuarto de Segunda B, con el que jugó 22 partidos –se enfrentó al Granada B en dos ocasiones– y anotó un gol. Volvió a hacer las maletas el verano posterior para regresar al Málaga y jugar en su filial, en Tercera, donde disputó 28 encuentros ligueros y uno de 'play off' de ascenso.

Su rendimiento en el cuadro malaguista le valió para continuar un año más en Tercera división, pero en el Arroyo, de Cáceres, donde mejoró sus registros goleadores con creces. Anotó once tantos en 32 partidos, unas cifras que le permitieron regresar a Segunda B en la campaña 16/17, enrolado en las filas del Caudal, donde su efectividad se redujo nuevamente –marcó un gol en 27 encuentros–.

Al año siguiente se incorporó al filial del Oviedo, con el que vio puerta en 24 ocasiones durante las dos últimas campañas. Logró el ascenso de Tercera a Segunda B y, una vez ahí, llamó la atención del Alcorcón, que le ha permitido estrenarse en la categoría de plata. Ha jugado los doce encuentros que se han jugado hasta la fecha y suma un tanto en su cuenta particular.

Todos ellos son recién llegados a un grupo, el de granadinos en Segunda, que lideran los exrojiblancos Carlos Ruiz y Nico Hidalgo. El central bastetano continúa siendo un fijo en el Tenerife, club en el que acumula ya siete campañas. El centrocampista motrileño, por su parte, ha encontrado la regularidad en el Racing de Santander, donde comparte vestuario con David Barral. Celebró el ascenso y este curso ha jugado nueve encuentros, aunque sólo uno como titular.