En torno a doscientas personas acudieron al Zaidín para recibir a la Selección Española a su llegada al estadio de Los Cármenes. La pandemia de coronavirus, que impidió que el partido pudiese celebrarse con público, evitó un ambiente mayor. Desprovisto de colorido, apenas se acercaron aficionados al fútbol que, más allá de alguna bandera, quisieron ver de cerca al combinado nacional que dirige Luis Enrique.
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Apenas hubo un tímido amago por hacer sonar el himno desde algún teléfono móvil entre los aplausos generalizados. El resto, más curiosos que otra cosa, no pudieron más que ver a los autobuses de ambas selecciones, dos por cada una, alcanzar el párking interior del estadio. «¡Os vais a llevar cinco!», advirtieron algunos aficionados a los jugadores griegos, con el gesto de la manita. Varias decenas de aficionados se apostaron también en el hotel Abades, donde se hospeda la Selección, aguardando su salida con la esperanza de obtener algún gesto de cariño de sus ídolos.
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