![Carlos Garach gana experiencia en la larga distancia](https://s1.ppllstatics.com/ideal/www/multimedia/2024/08/03/garach-k50G-U220892579803uLF-1200x840@Ideal.jpg)
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Carlos Garach regresó a la competición en los Juegos Olímpicos de París, es el nadador español con más proyección por su juventud y que en más pruebas participa en la cita parisina. A los 800 metros y los relevos 4x200 metros le sumó este sábado ... la participación en los 1.500 libres, distancia en la que buscó experiencia de cara al amplio futuro que le espera.
El nadador granadino salió en la segunda serie, en una prueba que estaba muy cara de antemano para colarse en la final de este domingo. Al churrianero le quedarán todavía los diez kilómetros de aguas abiertas en la próxima semana, lo que será el colofón a su extensa presencia en sus primeros Juegos.
Las opciones de Carlos Garach pasaban por estar muy delante en su serie, la segunda del turco Tuncelli, y que en la tercera y la cuarta serie no entraran más de seis, aunque había nombres de nadadores muy potentes como el irlandés Wiffen, el italiano Paltrionieri, el estadounidense Finke, el alemán Wellbrock, el ucraniano Rumanchuk o el australiano Sam Short.
Su marca era de 14.41 del triunfo en el Mundial júnior, doble campeón de la categoría. El granadino fue por la calle tres, junto al favorito, el turco Tuncelli, en la cuatro, con 16 años por los 20 de Carlos Garach. Lideraron ambos al principio, junto al polaco Chmieliwski, habitual de los 200 mariposas. El ritmo de Tuncelli fue muy fuerte y el granadino se descolgó en un segundo grupo, con el polaco también muy rápido y el único que respondió al otomano.
Garach acusó el esfuerzo, se mostró discreto, menos fluido que otras veces. El noruego Christiansen se situó tercero y la pelea se centró en la cuarta plaza, con el sueco Victor Johasson de rival directo, en el ecuador de la prueba, aunque también se le escapó.
Quedó a la vista más tarde Henrik Christiansen. Y todo fue a peor en el último tercio de los 1.500 al peligrar también la quinta plaza. Nadó en 31.01. Garach Benito resistió, no obstante, para acabar quinto con una marca de 15.20.84, por detrás de Tuncelli, Chmieliwski, Christiansen y Johasson.
En la víspera de la ceremonia de apertura de los Juegos, Carlos Garach cumplió veinte años. La suya es una trayectoria fulgurante, desde que hace dos pulverizara en Perú las previsiones en el Mundial júnior. Se colgó el oro en los 800 y los 1.500 libres, dos de las distancias de París. A los 400, en los que porta el récord de España, renunció para no abarcar demasiado. Sabe que sus marcas, que ha ido reduciendo a un ritmo endiablado, todavía le mantienen lejos de las medallas.
El billete olímpico le dio «tranquilidad» y le «ilusionó, pero sobre todo me quitó una presión de encima totalmente innecesaria. Me dije: 'Carlos, ya lo has hecho'. Cuando iba a las competiciones internacionales, nunca disfrutaba y ahora lo hago en París, aunque parezca un tópico. Estaba obsesionado con conseguir mejores marcas, con batir los récords de España. Quiero pasármelo bien. Aunque yo no voy a unos Juegos a participar, sino a conmpetir, está claro».
Al principio de la preparación, le comentó a Xavi Casademont, su entrenador, que el objetivo inicial en los Juegos era «conseguir una medalla olímpica, por lo que me puso una cara que flipas, debió pensar que estaba loco. Le dije que no le estaba hablando de estos Juegos, si no de los siguientes, o de los próximos, ja, ja. Un deportista tiene que ser realista. Ya sé que ahora mismo no me da el nivel para hacer una medalla. Eso lo sé yo, lo saben mis padres, lo sabe Xavi, y lo sabe todo el mundo. Tendría que bajar mis marcas 25 segundos. La vida de un deportista va pasito a pasito.
Su meta fue «intentar dar mi máximo nivel para llegar a alguna final. En los 1.500 hubiera sido increíble. En los 800 igual, aunque resultó muy complicado. La de los diez kilómetros va a ser una carrera también difícil. Se une gente de piscina, como Daniel Wiffen, Kuzey Tuncelli y Kim Woomin. Hay mucho nivel. Si consigo clasificarme entre los diez o doce mejores, estaría muy bien».
Prefiere las pruebas de larga distancia porque «son las que más controlo, a las que tira mi cuerpo, en las que me siento más cómodo. Pero no he tenido tanta competencia en ellas. Tenía claro que para mejorar tenía que tener un buen 200 y un buen 400. Era la forma de poder optar al relevo. Empecé a trabajar la velocidad por eso. Estoy descubriendo sensaciones nuevas, que me están gustando. Me da cosas que un 1.500 no me da».
Y renunció a nadar el 400 porque «pensaba que cuánto más nadara, mejor, pero me consume mucho. Soy una persona muy competitiva, el típico que se pasa los entrenamientos dando por saco. Siempre que subo a Sierra Nevada, a ultimar la preparación, me doy mucha caña. Si puedo acabar un entreno vomitando, lo voy a acabar. Si tengo que terminar arrastrándome por el suelo, lo voy a hacer. Siempre quiero más. Pero nadar también los 400 en mis primeros Juegos era demasiado. La competición impone mucho, incluso a los más veteranos, y te puede generar una crisis de ansiedad. Quiero aprender de la experiencia y disfrutarla al máximo».
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