No todo fueron buenas noticias los días en los que María Pérez (Orce, 1996) se proclamó bicampeona del mundo, hace ahora justamente un año, con menos de cien horas de descanso entre sus títulos en 20 y en 35 kilómetros marcha. La granadina sufrió unas ... molestias musculares durante la primera de las dos pruebas que, tras el esfuerzo de la segunda, desembocaron en una fractura por estrés en el hueso sacro que conecta con la pelvis y la puso al límite del quirófano. Bajo la tutela de su entrenador, Jacinto Garzón, María Pérez se ha medido mucho desde entonces y solo ha competido dos veces; en la última de ellas, sin embargo, volvió a verse penalizada por los jueces, reviviendo las pesadillas de sus descalificaciones en el Mundial y el Europeo de 2022. De nada de eso quiere ni oír hablar en París, de donde espera salir con el sueño que le queda cumplido: una medalla olímpica, sea la que sea.
Publicidad
–Vuelve a unos Juegos. No son los primeros, ni tampoco los últimos, seguramente, pero los nervios deben andar ya ahí.
–Más que nervios, tengo ganas por disfrutar de una nueva experiencia olímpica, cerca de casa además, después de un año tan raro y desastroso incluso entre el comienzo por la lesión que tuve y unos virus que cogí después. Tengo ganas de que se vea mi mejor versión en competición.
–Esta vez podrá disfrutarlos más que en Tokio, sin tanta alerta por el coronavirus, e imagino que más acompañada...
–Sí, aunque tengo casos cercanos de contagios. Irán mis padres y mis amigos e intentaré que disfruten de los que serán los últimos Juegos en Europa en un tiempo.
–¿Qué tal se encuentra?
–Bien, ya recuperada, y con mucha ilusión aunque esto se hace largo ya hasta que llegue el día de competir.
–¿Cómo han sido estas últimas semanas de preparación?
–Buenas, buenas. Como siempre, trabajando desde la técnica a cualquier otro detalle, aunque cuando se preparan unos Juegos hay días también de tensión, porque vivimos de nuestros resultados y además sabemos que siempre van quedando menos oportunidades.
Publicidad
–¿Cómo será el trabajo hasta el día de la prueba individual?
–Apuro lo máximo que puedo y me dejan para ir a París, hasta el lunes. Solo me queda un entrenamiento fuerte antes de iniciar la recuperación en gimnasio y poco más. Bajaré intensidades y volumen de kilómetros para llegar lo más fresca posible.
–Llega como bicampeona del mundo, con todo lo que eso conlleva.
–Sí, claro, eso ya lo daba por hecho pero no me da ningún miedo y para mí no hay favoritas. Pueden pasar mil cosas, como siempre, y yo lo daré todo... como siempre también.
Publicidad
–Tuvo meses en los que, entre tantos reconocimientos, casi parecía que no iba a volver a calzarse las zapatillas nunca... ¿le llegó a abrumar?
–Un poco, sí, y procuré dejar las galas cuando volví a entrenar, porque me distraía y pensaba en que las demás sí estaban entrenando. No sé si lo hice bien o mal pero no me arrepiento de nada.
–La lesión le ha condicionado todo el año de planificación. ¿Hasta qué punto y en qué medida la ha dejado atrás?
–Me retrasó cuatro meses como mínimo el inicio, y algo más incluso, pero ya es agua pasada y la tengo olvidada. No tuve que volver a aprender a caminar ni llevo un clavo dentro; me encuentro bien. No tengo ningún dolor y por eso estoy contenta. De hecho, fui con más dolores a los Juegos de 2021.
Publicidad
–¿Ha cambiado su forma de marchar desde Budapest?
–Sí, en muchos aspectos otra vez, como cuando me descalificaron en el Mundial y el Europeo previos. La marcha no dejará de ser una disciplina subjetiva hasta que no entre la tecnología, y seguimos aprendiendo mientras tanto; lo asumo.
–En su vuelta al ruedo, por el Mundial de relevos en Turquía, los jueces volvieron a sancionarla. ¿Teme que vuelva a repetirse la severidad de otras ocasiones?
–Ni lo pienso. Solo trabajo en lo que puedo durante el margen que me queda, y observo lo que hago, como todos a mi alrededor; y quien no quiera verlo, que no lo haga. Siempre procuro dar ejemplo, y si me penalizaron, lo acepté. No depende de mí solamente.
Publicidad
–Tengo entendido que volvió a asesorarse con el maestro Josep Marín...
–Sí, siempre nos viene muy bien. También siente mucha inquietud por la marcha, que le fascina, y nos ayuda mucho.
–Demostró lo que lleva por dentro, sin exigirse demasiado, en la única prueba de 20 kilómetros que ha vuelto a hacer desde que fue bicampeona del mundo: el Gran Premio Cantones de La Coruña, con una marca de 1:27:40.
–No me esperaba la marca, porque no entrené tanto como para eso, pero al cuerpo le quedaba memoria y me sirvió de preparación aunque los servicios médicos me ponían limitaciones. Dejé de sentir dolor y me dejó contenta.
Noticia Patrocinada
–¿Qué clase de carrera imagina?
–No lo sé, la verdad, todavía no me he puesto a visualizarla porque queda mucho aún. Sea como sea, estaré preparada para lo que venga porque he trabajado duro, aunque luego haya que tener el día D a la hora H.
–¿Le preocupa el calor que hará?
–No, no me preocupa, e incluso me gustaría que hiciese aún más para que la carrera fuese más larga. Habrá buena temperatura y podremos disfrutarlo.
–¿A qué rivales ve más fuertes?
Publicidad
–A ninguna y a todas, porque en unos Juegos puede pasar cualquier cosa. Tampoco había favoritas en el Mundial, con tantas candidaturas. Todo el mundo apuesta ahora por la peruana Kimberly García León, y yo lo hago por la italiana Antonella Palmisano; y luego, además, están las chinas y la mexicana Alegna González.
–El doblete dorado del Mundial, la medalla de 'chocolate' de los Juegos de Tokio... ¿qué recuerdo le impulsa para París?
–Intentar cerrar un círculo desde la medalla de oro en el Europeo de Berlín, en 2018, y luchar por algo que aún no tengo. No me arrepiento de nada de lo que he hecho y creo que eso es lo que más confianza, alegría y esperanza me da. Quiero una medalla y me da igual el color, aunque lucharé por la que todos pensamos.
Publicidad
–¿Está convencida de doblar con el relevo mixto seis días después o dependerá de cómo acabe?
–Si los deportistas lo supiéramos, lo diríamos... pero hasta el día 2 no lo sabremos, y al principio no lo íbamos a saber hasta el mismo 7. Si me dan la oportunidad, lo haré. Ya doblé en Budapest y puedo volver a hacerlo tranquilamente porque, además, esta vez no tendré 72 horas de descanso sino seis días. Ojalá competir, me encantaría, pero sí: dependerá de cómo acabe y de lo que decida el seleccionador.
–Puede hacer pareja con el también bicampeón mundial Álvaro Martín o con su compañero de entrenamientos y amigo de toda la vida, Alberto Amezcua...
–Me gustaría competir con los dos, sinceramente, pero si me tengo que decantar... sería con Álvaro por cerrar otro círculo, si todo sale bien. Con su abrazo tras ganar en Berlín empezó todo en 2018 y siguió el año pasado en el Mundial. Sus abrazos son únicos, de amigo y compañero en lo bueno y lo malo. Con quien me pongan seré feliz, porque con todos hay buen rollo.
Publicidad
–¿Qué experiencia le dejó esta novedosa prueba durante su estreno en el Mundial?
–Que es muy diferente y explosiva, mucho más mental que física a la hora de no venirse abajo y aguantar. Se hace mucho más largo que un 20, y casi que se parece más a un 35 ya que el tiempo de tensión se prolonga al final. Me gusta que sea diferente, no obstante. No me estoy preparando específicamente al trabajar para el 20, más bien por desgracia que por suerte, aunque sí hay algunas sesiones en las que paro dos minutos como ensayo del relevo. En Turquía me sentí bien y en París espero que también.
–Quiere una medalla olímpica sea como sea, y esa también le vale... ¿no es así?
–Sí, es lo que me queda y lucharé contra todos los contratiempos. Un año más es un año menos, y unos Juegos aún más porque habrá que ver si llego a Los Ángeles 2028, que es donde quiero retirarme. Si luego alargo, perfecto; si no, tengo los pies en la tierra y me gustaría tener otra vida fuera del atletismo.
–Ya avanzó que le gustaría ser madre después de Los Ángeles. ¿Quiere llegar con el sueño de una medalla olímpica ya cumplido?
–Sí, aunque no siento presión ninguna; ir a tres Juegos estaría muy bien. Me encantan los niños y me gustaría ser madre, pero, como atleta, no tendría las facilidades que ojalá pudiera tener. Querría disfrutar de mis hijos y, con este vaivén hacia arriba y hacia abajo, no me imagino subiendo con niños a concentrarme en Sierra Nevada.
–Y después de París... ¿qué?
–Intentaré revalidar mis títulos en el Mundial de Tokio y luego habrá también Copa de Europa, aunque aún no sabemos si con 35 o con relevo, y no sé si tendré que probar con otra distancia. Lo que está claro es que los Juegos de 2032 –en Brisbane (Australia)– estarían muy bien para conocer otro continente pero ya me pillarían lejos.
Publicidad
Jacinto Garzón
Entrenador de María Pérez
El entrenador de María Pérez, Jacinto Garzón, volvió a acompañar a la marchadora durante un año «muy difícil», quizás el que más de su carrera. «Disfrutamos mucho de sus dos medallas como campeona del mundo, pero todo se truncó con la lesión más importante de su carrera deportiva y cogiendo luego un proceso vírico tan fuerte que mermó mucho su estado de salud cuando ya estaba recuperada y la preparación estaba siendo bastante buena a tres meses de competir», repasa el accitano.
Estas adversidades, sin embargo, no hacen más que recalcar la magnitud de la atleta que es María Pérez para Jacinto Garzón. «Ha vuelto a demostrar el coraje, la capacidad de superación y trabajo el talento que tiene y en las últimas semanas pudo trabajar con total normalidad, con una preparación brillante y minuciosa. Ha terminado haciendo sesiones de entrenamiento de calidad muy parecidas a las previas al Mundial de Budapest», advierte.
«Vemos a María muy animada y con mucha confianza y estamos muy contentos por ello, aunque no pudiéramos hacer los volúmenes de entrenamiento de años anteriores, porque quizás eso le ha hecho tener más ganas todavía», observa Jacinto Garzón. «Vamos a París con la seguridad de que María ha trabajado muy bien y podrá luchar para mostrar su mejor versión a día de hoy», subraya el entrenador, preparado para «una competición muy dura y con grandes rivales».
Como no puede ser de otra forma, Jacinto Garzón espera ver a María Pérez junto a su también pupilo Alberto Amezcua en el relevo mixto. «También él llega muy en forma, a disposición del equipo, y ojalá pueda competir porque creo que podría acercar al equipo a las medallas», expresa el entrenador.
Suscríbete durante los 3 primeros meses por 1 €
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Te puede interesar
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.