María Pérez se fotografía en Tokio con los anillos olímpicos, preparada para su debut en unos Juegos. M. P.

María Pérez: «No me conformo con un diploma, sueño en grande»

Entrevista olímpica ·

La marchadora de Orce afronta este viernes la final de los 20 kilómetros con el objetivo de pelear por una medalla con sus duras rivales asiáticas: «Lo mejor se hace esperar, valdrá la pena»

Miércoles, 4 de agosto 2021, 00:25

Han pasado casi dos años desde que María Pérez (Orce, 1996) certificase su clasificación para los Juegos Olímpicos de Tokio al acabar finalista en el Mundial de Doha, bajo un infierno de más de 30 grados y un 70% de humedad. Vivió con angustia el ... aplazamiento de la cita, confinada como el resto de españoles, pero su momento ha llegado. María Pérez debuta en unos Juegos Olímpicos este viernes desde las 9.30 hora española. No se conforma con un diploma, ella quiere una medalla.

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–¿Cómo se encuentra?

–Genial, deseando que llegue el viernes. Es ya mucho tiempo esperando, y se hace aún más largo al ver a todos los demás deportistas competir. Todos los entrenamientos de las últimas semanas han sido muy buenos, también los de aquí. Tengo muy buenas sensaciones, siento mucha confianza en mí misma. Estoy en la versión que pretendía. Tengo ganas de verme en acción y demostrar todo el trabajo de esta larga temporada que empezó el 15 de agosto. Estoy muy ilusionada. Son unos Juegos diferentes por la ausencia de público, pero tengo muchas ganas de que todos los que me vean disfruten conmigo.

–No estuvo en la ceremonia de inauguración pero hizo una simulación durante su concentración en Barcelona. ¿Siente ya la emoción de la cita?

–(Risas) Sí, tenemos un buen grupo 'burbuja' y no podíamos faltar, ya que teníamos los trajes no podíamos dejarlos en la caja sin estrenarlos. Fue divertido. Todos tenemos muchas ganas, es el sueño de cualquier deportista. La emoción siempre está ahí, en cada entrenamiento. Solo pasé una noche en la Villa Olímpica porque llevo desde el sábado en Sapporo, pero fue genial ver a tantos deportistas y entrenadores a los que estamos acostumbrados a ver en televisión.

–Obtuvo la clasificación para los Juegos Olímpicos en el Mundial de Doha en septiembre de 2019 al acabar finalista, octava y mejor europea. Han pasado casi dos años desde entonces. ¿Cómo los ha llevado?

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–Lo bueno siempre se hace esperar, y estoy segura de que valdrá la pena. Es mi sueño. Todo deportista quiere esto. Ha sido una espera larga pero tuve la tranquilidad de conseguir la plaza en un infierno, allí en Doha. Siempre cabe la incertidumbre, pero aquello me dio tranquilidad.

–Uno de sus peores momentos fue cuando, confinada como todos los españoles, veía que los Juegos seguían adelante pese a que no le dejaban entrenar.

–Sí, porque yo tenía mi plaza y veía que el sueño por el que había luchado tanto se iba al traste porque no iba a poder llegar en el estado que habría querido porque en mi país no podía entrenar. Además, no era un momento para pensar en el deporte sino en la salud. No quería hacer el ridículo en los Juegos. Pasé mucha ansiedad e inquietud, no se lo deseo a nadie. Habría preferido no tener la plaza.

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–Su entrenador, Jacinto Garzón, suele hablar de su preparación y su pico de forma con porcentajes como si fuese un robot. ¿Llega al 100% a la gran cita?

–Creo que sí, aunque siempre hay cosas que mejorar. Somos deportistas y no existe la perfección. Me habría gustado que no hubiese habido un parón, pero tengo motivación e ilusión. Siento mucha fuerza.

–Viajó con usted a Japón. ¿Cómo de importante es su compañía allí?

–Se merece estar aquí porque es el mejor entrenador de Europa, lo ha demostrado. Juntos hemos hecho un sueño realidad, me siento como una Reina Maga. Jacinto es la persona que me ha traído hasta aquí, aunque también me acuerdo de mi profesora Inma en Galera o del 'maestro' Pepe, que me descubrieron la marcha y también forman parte de este camino.

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–¿Qué consejos le da Jacinto cuando ya queda tan poco?

–Todavía sigue investigando cosas nuevas y a veces hasta me despierta dudas. Los atletas queremos tener las cosas claras, pero un entrenador siempre busca lo mejor para el atleta. Lo hemos hecho todo bien.

Jacinto Garzón y María Pérez, concentrados con la selección española. M. P.

–¿Fue el Mundial de Doha el mejor ensayo para las condiciones climáticas de Sapporo?

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–Las condiciones son duras pero no tienen nada que ver con las de Doha, se pueden aguantar. Sí es cierto que Doha me hizo más fuerte psicológicamente. No puedo poner la mano en el fuego por el día de la prueba, porque igual hasta llueve, pero pase lo que pase habrá que adaptarse. Quien mejor lo haga será quien gane.

–¿Cómo piensa planificar la carrera?

–No lo sé. Las asiáticas son siempre favoritas pero luego caben sorpresas inesperadas para todos. Es una carrera mucho más abierta que un Mundial o un Europeo, que ya de por sí lo son. Quien llegue viva y con fuerzas a los diez últimos kilómetros tendrá mucho que decir. Yo lo voy a dar todo, pero se irá viendo durante la carrera. No seré tan valiente como lo soy en España. Habrá que tener la mentalidad fría, ganadora, y leer la carrera lo mejor posible para responder bien a los cambios.

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–¿Se puede plantar cara a las marchadoras asiáticas?

–Creo que sí, siempre lo he dicho. Si ellas pueden, ¿por qué yo no? Es verdad que ellas están mucho mejor aclimatadas a las condiciones ambientales que nosotros, que no pudimos hacer las concentraciones que habríamos querido en los últimos dos años en Japón por la pandemia, y nos puede perjudicar. Marchan en casa y es un factor, el anfitrión siempre tiene ventaja, pero se les puede plantar cara. María Vasco ya lo hizo en Sídney con rusas y chinas. Todo es posible.

–¿Firma un diploma olímpico o solo piensa en una medalla?

–Firmo el mejor resultado. Estoy entrenando bien y no me conformo con un diploma, aunque para mis primeros Juegos estaría muy bien. Voy a disfrutar, pero no me conformo con nada. Tengo que ir a soñar en grande, si no me habría quedado en casa. Iré a darlo todo y cuando llegue a la meta estaré satisfecha sea lo que sea.

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–Se cumplirán tres años desde que fue campeona de Europa en Berlín con récord de España de veinte kilómetros en 1:26:36. ¿Hará falta bajar esa mejor marca personal para la medalla?

–No lo sé, pero creo que no va a estar en 1:26. Quizás 1:28. Todo depende de la climatología. En Doha, Hong Liu ganó con 1:32:53, casi diez minutos peor que su personal. No creo que estén por ahí los ritmos, solo al final. La primera parte será mucho más lenta. Si disfruto durante la competición puede pasar cualquier cosa.

–En la Copa de Europa de Podebrady (República Checa) de mayo fue plata con 1:28:03 y le ganó la italiana Antonella Palmisano por 21 segundos. ¿Cuál fue el aprendizaje más valioso de aquel día de cara a esta cita olímpica?

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–Todo estaba planeado, quería que la presión pasase a ella para los Juegos. Me salió bien. Quería quitarme la espinita de la Copa de Europa de Alytus (Lituania) en 2019, cuando me puse mala y me costó mucho recuperarme –acabó 11ª–, y lo conseguí. Salió mejor de lo que esperaba en cuanto a marca porque no había entrenado nada específico y el objetivo principal era el título por equipos, que ya era mi tercero.

–En España ha sido campeona de 10, 20 y 35 kilómetros esta temporada con la impresión de que lo ha hecho sin despeinarse. ¿Mantiene la motivación para competir a nivel nacional?

–Sí, claro, el nivel español es muy bueno y nos mantenemos arriba también a nivel internacional. Esa es la motivación. La marcha es algo que me gusta y disfruto, y siempre engancha, más allá de que en el deporte haya días buenos y malos porque somos personales normales y corrientes.

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–Fue de las más beligerantes para pedir el aplazamiento de los Juegos en 2020. ¿Qué le parecen las condiciones en las que se están celebrando?

–El mundo necesitaba que se celebrasen después de todo lo que ha pasado. Representa la unión de todos los países contra el virus.

María Pérez posa en su habitación en Sapporo. M. P.

«Siento mucha motivación por todos estos meses de lucha»

–Como todos, ha vivido momentos personales difíciles durante la pandemia. ¿Es una motivación añadida?

–Sí, por supuesto. Mi mujer, Noe, pasó un cáncer y algo así te abre los ojos. Mi sueño era competir en unos Juegos Olímpicos, pero hay gente ahí fuera luchando por su vida. Eso te hace valorar más lo que tienes. Siento mucha motivación por todos los meses que llevamos luchando contra un mal bicho, el covid y el cáncer. Mis padres y Noe me visitaron en Barcelona, a cinco metros y con mascarilla, y fue un momento muy bonito. Hacer felices a otras personas es la mejor medalla.

–¿Qué día soñó por primera vez con estar en unos Juegos?

–Fue tarde, cuando ya empecé a competir en atletismo. Es lo más grande a lo que se puede aspirar. Cuando jugaba a fútbol o a baloncesto lo veía como algo mucho más improbable. Es el evento multitudinario deportivo más importante del mundo, como se ve en la ilusión con la que lo vive Pau Gasol, por ejemplo.

–¿Y cuándo se convenció de que podía estar en Tokio?

–Cuando fui campeona de Europa en Berlín, en 2018, supe que podía hacer cosas grandes. La primera vez que fui internacional, en 2012 por una Copa del Mundo júnior, cambié mi forma de ver el atletismo y la vida. Se convirtió en un juego, no en una presión. Tengo la suerte de hacer realidad mi sueño y el de mucha gente con lo que me gusta. Ahora quiero poner la guinda al pastel.

–¿Cómo imagina la vuelta?

–Les he dicho a mis padres que me esperen con una cerveza '1925' en el aeropuerto, aunque no me guste la cerveza, pase lo que pase. Solo espero que el resultado, sea el que sea, refleje todo el trabajo de este año tan largo. Estoy muy motivada y quiero dar una alegría a toda mi gente, a todos los granadinos y a todos los españoles.

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