Carrera de María Pérez
Orce, en marcha para vibrar en una mañana que prometeCarrera de María Pérez
Orce, en marcha para vibrar en una mañana que prometePor el Paseo de los Caños de Orce no hay un alma. Son las ocho de la mañana y la gente del pueblo remolonea en ... la cama. El sol aún no calienta la plaza, que acoge una pantalla gigante a la que acudirán decenas de vecinos para vibrar con la marcha olímpica. A más de 1.500 kilómetros de allí, María Pérez pugna por las medallas en los Juegos Olímpicos de París 2024. Una paisana que levanta pasiones en el pueblo, donde ya es hija predilecta. La presea agrandaría su leyenda.
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La agitación se vive en una cafetería aledaña. No queda una mesa libre para desayunar. En la televisión, la prueba masculina. «María va después», se murmura por la barra. Lourdes, Mercedes y Eva acaban de llegar tras finalizar su sesión de senderismo. Como la marchadora, inician la jornada con unos cuantos kilómetros en sus piernas. «Hemos llegado a la piscina del pueblo. Todos los jueves nos bañamos, pero hoy toca animar a nuestra vecina», exclaman. Todas confían en la medalla de María, inclusive su bisabuela.
«Dios quiera que gane y que le conserve esas piernas tan buenas que tiene. En Tokio no se llevó el bronce porque tuvo mala suerte. Ojalá hoy sea diferente. Si gana, prometió que me contaría su medalla. Ella puede hacerlo, confío en mi niña», asevera María Cubero a IDEAL, que se dispone a coger fuerzas antes de animar a su bisnieta en la plaza. Orce quiere tocar metal. También María.
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