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«Me gusta mucho entrenar. Todos mis compañeros me dicen que algún día puedo llegar a ser un gran técnico. Y la verdad es que eso es algo que me hace mucha ilusión, por lo que trabajo duro cada día». Dieciocho años después de que ... protagonizara un fugaz pero muy sonado paso por el Granada CF el que fuera extremo o delantero ghanés Prince Amoako (19/11/1973) se esmera en seguir haciendo carrera alrededor de un balón. En «formarme adecuadamente» para cumplir «la ambición» de acabar convirtiéndose nuevamente en referente bajo unas premisas muy claras. Desde hace cinco años se encuentra en Estados Unidos, el país en el que «viven mis padres» y pudo «hacer un curso» con el que instruirse. Y ahora que dirige a un plantel de niños de doce años del North Oaks -el equipo de la ciudad del mismo nombre que pertenece al estado de Minnesota-, aspira a «seguir creciendo» para poder convertirse en el «Pep Guardiola» del balompié africano. Así, dice que su idea es «trabajar en el futuro» para el Asante Kotoko, el prestigioso club de su país en el que colgó las botas en 2006. Pero el hecho de que guarde «grandes recuerdos» de los únicos seis meses en los que lució la rojiblanca en el transcurso de aquella temporada 1999/00 de infausto recuerdo motiva que también «quisiera» proyectarse en las banquetas del estadio Nuevo Los Cármenes. Promete el «buen juego» que despliegan habitualmente los conjuntos que dirige el de Sampedor y valiéndose de una «gran persona como es Gabriel Rosario Lázaro», en su momento 'hombre-orquesta rojiblanco', confía en ser atendido por alguno de los mandamases nazaríes. Habrá que ver.
«Entrené durante un año a un equipo de chicos de la academia de Park Valley United. Y luego estuve dos con los de la Twin Stars, también de Minnesota. Y ahora dirijo a los de North Oaks Soccer Club», resume este que presume de «haber ganado todos los partidos» al cargo de una plantilla que «sabe perfectamente quien fui como jugador». A su juicio, «trabajar con chavales es más difícil que hacerlo con futbolistas mayores». Pero eso es algo que no le distrae de su verdadero objetivo. «Llegará el momento en que yo pueda entrenar a quien quiera», asegura, pero antes se conforma con objetivos algo menores. «Tengo que afianzar mi carrera como entrenador en Estados Unidos y aprender antes de ir a mi país», dice quien quisiera «dirigir al Asante Kotoko» -el club en el que saltó a la fama (1995/1996)- sin tampoco hacer ascos a la opción de «llevar alguna de las selecciones inferiores de Ghana». Parte de la premisa que «en mi país soy muy conocido» y no descarta que todo le vaya tan bien que incluso pueda acabar recalando en la Liga de Fútbol Profesional. «¿A quién no le gusta el juego que se practica en España?» se pregunta este que reconoce haberse inspirado en un técnico que representa al balompié español pese a su ideología independentista. «Desearía ser un gran entrenador como Pep Guardiola. Me gusta su manera de entrenar, su filosofía y la manera en la que actúan sus equipos», afirma Amoako con la sensación de que podrá cumplir sus sueños.
Que es algo que no pudo hacer a su paso por el Granada CF de Segunda B del que formó parte. Un equipo al que «añoro» y al que llegó en agosto de 1999 de la mano del representante argentino Juan Pinieri. Le acababan de dar la baja en «el Talleres de Córdoba argentino» y al recibir una propuesta rojiblanca por seis meses se decidió a hacer las maletas «ya que el mejor fútbol está en Europa, también en España». «Hasta ese momento yo había jugado en casi todos los equipos en los que milité», asegura para justificar que entonces no fueran igual las cosas. Pese a que pronto se convirtió en el ídolo de una afición desacostumbrada a ver en el Granada CF a extranjeros y mucho menos de color -fue muy aplaudida su buena actuación en el partido de presentación ante el Rayo Vallecano-, no fue hasta entrada bien la Liga cuando se le tramitó la ficha federativa.
«Me gustó el club. Y me acuerdo de compañeros como Notario, Carlos Moya, Capi o Manolo. Pero no me fue bien con los entrenadores. Paco Chaparro se preocupó de entrenar, pero no de los jugadores que no habían llegado con él. Tampoco de los suplentes, por eso estos no dieron su nivel cuando tuvieron que jugar por haberse lesionados los titulares», refleja este que sólo llegaría a tomar parte en nueve partidos -uno de titular- porque tampoco lo respetaron las lesiones. Y porque a su llegada, el entrenador argentino Felipe Mesones no hizo presión para su renovación.
Una circunstancia que motivó que Amoako se marchara en el mercado invernal al Nafpaktiakos Asteras griego. Pero que no impidió que «siguiera al tanto de lo que pasaba en Granada». Conoce que los rojiblancos acabaron aquella temporada «perdiendo el ascenso ante el Murcia». Y también que con el paso del tiempo «subieron a Primera», que es algo de lo que incluso pudo hablar «hace unos meses» con su paisano «Clifford Aboagye» ('jugador Pozzo' a préstamo en Atlas de México). Así también volvió a saber de una ciudad «a la que volveré, no se cuándo, pero lo haré». Y todo, espera, para asumir como propios algunos preceptos de Guardiola. «Llevo aprendiendo desde que entré a un campo de fútbol», dijo el técnico del Manchester City y eso es algo que Amoako también lleva a gala.
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