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Alberto Amezcua posa marchando en la pista del Estadio de la Juventud. PEPE MARÍN
Atletismo | Alberto Amezcua contra la primavera
Atletismo

Alberto Amezcua contra la primavera

Ejemplo de superación ·

El marchador accitano libra desde hace años una pelea contra sus alergias, que no le permiten rendir en plenitud. Hoy compite el Mundial por equipos en Omán

Sábado, 5 de marzo 2022, 00:07

Alberto Amezcua (Guadix, 1992) siente que viene siendo desde hace unos años el cuarto en discordia en la élite de la marcha atlética española. Diego García, Miguel Ángel López y Álvaro Martín han vivido grandes momentos de gloria nacional e internacional, y el accitano les ha vencido en más de una ocasión por separado, pero nunca había llegado a lo más alto. El pasado 13 de febrero, sin embargo, Alberto Amezcua se proclamó en Pamplona campeón de España de 20 kilómetros marcha por primera vez a sus 29 años, que serán treinta en mayo. «Siempre me había quedado a las puertas, segundo o tercero, dentro de los cuatro intocables. Todo esfuerzo tiene su recompensa con paciencia; siempre llega el momento», celebraba.

Por el camino hasta esa primera medalla de oro absoluta ha alternado grandes alegrías con inmensas decepciones en medio de una batalla infernal con un enemigo temible: la alergia al olivo y la gramínea. «Es la lucha de toda mi carrera deportiva. He pasado por no sé cuántos especialistas ya, pero me agarro a un clavo ardiendo», asegura el marchador, pupilo de Jacinto Garzón. El último susto se lo llevó en mayo de 2021 durante el Campeonato de Europa por equipos en Podebrady (República Checa), donde se jugaba la clasificación para los Juegos Olímpicos de Tokio. No habían pasado ni ocho kilómetros cuando tuvo que retirarse. «Estaba fatal. Tenía el pulso muy alto, la tensión disparada... me llevaron en una ambulancia a hacerme pruebas. Me vi bastante jodido, nunca me había pasado algo así. Terminé hundido», comparte Amezcua, que tuvo que ver cómo su compañera María Pérez acababa cuarta en Tokio por televisión. «Fue duro. Al principio no quería ni ver los Juegos porque me imaginaba allí, pero al final tienes el gusanillo», admite.

Alberto Amezcua muestra la medalla de oro que ganó en Pamplona. PEPE MARÍN

Alberto Amezcua no pudo probar hasta Podebrady la eficacia del nuevo tratamiento contra la alergia que empezó a seguir en 2020 debido a la suspensión de las pruebas aquella primavera al desatarse la pandemia. El palo un año después fue durísimo y le costó unos Juegos Olímpicos. «Tenía un pie en Tokio y había apostado mucho por estar allí, entrenando incluso fuera de Guadix para paliar los síntomas de la alergia. No esperaba ese desenlace y fue difícil de digerir. Incluso me planteé si hacía lo correcto en continuar con esto, pero ya en frío vi que lo hago porque es mi pasión y porque tengo objetivos por los que lucharé hasta que pierda la ilusión que aún mantengo», justifica. «A la vista está, que estoy mejor que nunca. Hay que aprender a levantarse», agrega. Porque él siempre se levanta.

Nuevo tratamiento

«Siempre intento buscar solución a los problemas y con este no iba a ser menos. Después de la Copa de Europa me puse a buscar especialistas con mi médico y la Federación», cuenta. El primero no le dio alternativas distintas a las que ya manejaba, pero entonces se cruzó en su vida Mar Escribano, una alergóloga residente en Granada. «En enero inicié con ella un tratamiento con una innovadora vacuna sublingual, a través de unas gotitas bajo la lengua que ya no son inyectadas como las que me ponía antes», desvela. «Estoy ilusionado porque al fin y al cabo es un cambio, y espero que tenga efectos positivos. A lo mejor sigo sin verme al 100%, pero sí en algo más de igualdad de condiciones que en años anteriores, porque es frustrante ver que podía luchar como los demás españoles por las medallas y que algo ajeno a mí me deje fuera cuando me juego lo importante para verano en el mes de mayo», expresa.

Alberto Amezcua está completando el mejor inicio de temporada de su vida. En el Campeonato de España de Pamplona se impuso con un registro de una hora, 20 minutos y 29 segundos tras marchar en solitario desde el quinto kilómetro, sin rivales que le apretasen, y está convencido de que puede superar la mejor marca personal que conserva desde 2017 en una hora, 19 minutos y 46 segundos, cuando fue noveno en el Mundial de Londres. «Tanto Jacinto como yo sabemos que puedo hacerlo, que valgo para ello», subraya.

Este sábado vuelve a ponerse a prueba en el Campeonato del Mundo por equipos de Muscat (Omán). La prueba de 20 kilómetros que comparte con su compañero de grupo, el también granadino José Manuel Pérez, podrá seguirse desde las 13.00 horas en directo por Teledeporte. «Creo que es el circuito de mayor dureza que me he encontrado en mi carrera, con muchísimo desnivel, y además hace mucho calor y mucha humedad. Las marcas serán lo de menos», esgrime Alberto Amezcua antes de la carrera. El viernes, otro pupilo de Jacinto Garzón, Pablo Rodríguez, consiguió un bronce sub-20.

Los objetivos de Alberto Amezcua en Omán pasan por hacerse con el oro por equipos como el mejor español de la prueba. «Tanto Jacinto, que más que mi entrenador es un amigo y un hermano, como yo estamos convencidos de que el futuro me depara algún gran resultado», sostiene. A largo plazo, mira hacia los Juegos Olímpicos de París en 2024. «Creo que serán mi última oportunidad. Ojalá pueda sacarme la espina que llevo clavada», suspira.

Alberto Amezcua mira a cámara mientras marcha. PEPE MARÍN
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