
Nueve meses han pasado entre que María Pérez se plantease dejar el deporte profesional y su título de campeona del mundo en 20 kilómetros marcha. ... La granadina vivió una pesadilla entre abril y agosto de un fatídico año 2022 al sufrir hasta tres descalificaciones consecutivas por acumulación de faltas por técnica irregular al marchar de acuerdo a los jueces, algo sin precedentes en su carrera. Ocurrió en el Gran Premio de marcha organizado por la Federación Internacional en Podebrady, el Mundial de Eugene y el Europeo de Múnich. No pudo terminar ninguna de aquellas tres carreras, en las que volvía a ser candidata a todo como demostró en este Mundial de Budapest, en el que se conformaba con llegar a meta.
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Aunque tanto ella como su entrenador, Jacinto Garzón, acataran las decisiones de los jueces, María Pérez seguía sin entender la razón. «Me gustaría que todo fuese más abierto y que me diesen su explicación acerca de por qué se marcha bien un año y mal al siguiente con la misma técnica. En Eugene y Múnich hice lo mismo que en Berlín o Tokio. Acepto las descalificaciones, pero necesito saber por qué me expulsan. Una mayor flexibilidad mejoraría la disciplina».
María Pérez pasó meses sin marchar. Desconectó del deporte y, en un intento por volver a disfrutar de su esencia, incluso se animó a participar en la San Silvestre Vallecana como invitada de honor corriendo. No fue hasta diciembre cuando, después de unas semanas de preparación, decidió retomar su disciplina con propósito de adaptarse a los nuevos requerimientos de los jueces.
Durante una entrevista con IDEAL el pasado mes de enero, María Pérez ya admitió lo que confirmó tras su título mundial: se planteaba tirar la toalla. «Hay días en los que dejaría la marcha, porque a veces cuesta encontrar la motivación», expresó, metaforizando que en su túnel seguía habiendo «más sombras que luces». Entonces, no obstante, también apuntó a los cambios que ya estaba implementando junto a Jacinto Garzón. «Me lo planteo como algo nuevo. Espero que merezca la pena y que el trabajo en silencio dé sus frutos», rogaba. Y así fue.
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Estas modificaciones en su técnica al marchar se encontraban relacionadas con el braceo y la amplitud de la zancada, sobre todo. «Ya voy sintiéndola más mía», admitió antes de competir en 20 kilómetros. La recompensa no podía ser mayor.
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