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Una Stancev supera la barra en un salto en Nerja. sportmedia
Atletismo | Una Stancev: Una saltadora sin límites
Atletismo

Una saltadora sin límites

Una Stancev, herradureña nacida en Serbia, celebra su primer título de campeona de España en altura con una progresión impredecible desde que entrena en Madrid

Sábado, 2 de julio 2022

Cuando Una Stancev (Vranje, Serbia, 2002) salta, sabe si lo hace bien o no desde el primer apoyo. «Es cuando veo si tengo chispa. Entonces, disfruto el resto de apoyos, la batida, el arqueo del cuerpo, la caída sobre la colchoneta... la alegría de después. Es una sensación que no se puede explicar con palabras; me llena el cuerpo. Si veo en el primer apoyo que no voy bien, intento arreglarlo, pero ya no disfruto igual», confiesa. La atleta de La Herradura, aunque de origen serbio, se proclamó hace siete días campeona de España de salto de altura por primera vez en su vida, con 19 años, gracias a una mejor marca personal de 1,85 metros. Un talento precoz que, sin embargo, ha pasado por muchos vericuetos emocionales en los dos últimos años de pandemia al igual que otros adolescentes como ella. Precisamente, esta semana se contagió de covid y no pudo saltar en el campeonato por federaciones en Granollers. Tras un año en la residencia Joaquín Blume del Centro de Alto Rendimiento de Madrid, su margen de progresión es infinito. Y ella quiere ser olímpica.

Una Stancev se planteó dejar el atletismo durante el confinamiento domiciliario de 2020. Ya era, todavía menor de edad, medallista en un Campeonato de España absoluto en su disciplina. Aun así, se sentía estancada.

«Había conseguido buenos resultados, pero no saltaba las marcas que yo quería. Durante el encierro no supe si iba a seguir con esto porque no sabía si tenía margen de mejora, y no podía entrenar para saberlo. Además, ya por entonces pedí una beca en la residencia Blume y no me aceptaron. Fue muy duro», admite.

No tenía ganas de nada, pero volvió la vida y siguió entrenando. «Tardé un año en volver al punto que tenía prepandemia, pero ahora agradezco mucho que fuese fuerte en ese momento y no lo dejara; me habría arrepentido mucho», asegura.

Ruth Beitia, en una imagen de archivo. efe

Ruth Beitia: «Lo más bonito que tiene como atleta es que sonríe mucho»

Ruth Beitia ha entregado a Una Stancev casi todas sus medallas a nivel absoluto, pero no pudo colgarle el oro que ganó en Nerja al ceder ese honor al presidente de la Diputación de Málaga, Francisco Salado. «Aun así, subí al podio y me hice una foto con ellas. Le di la enhorabuena. Siempre me emociona mucho verlas saltar», promete la campeona olímpica en Río de Janeiro 2016, poseedora del récord de España en salto de altura con 2,02 metros. «Ojalá lo bata», comparte.

–¿Cómo ve a Una?

–Es increíble que sea campeona de España absoluta a su edad, aunque obviamente había dos grandes atletas lesionadas y eso le abrió el abanico; sin desmerecerla, porque las oportunidades están para aprovecharlas y creo que tiene un futuro muy prometedor. La he visto saltar y tiene una buena técnica, aunque aún puede mejorar, y sobre todo es una chica muy trabajadora que ha apostado a por todas al irse a Madrid. Le auguro grandes resultados en el futuro, pero no puede conformarse. Esto tiene que ser el inicio de algo mayor. Me dio penita no darle la medalla.

–¿Hasta qué punto es especial su precocidad?

–Es fantástico haberlo conseguido con 19 años, pero lo que tiene que hacer es seguir superando centímetros porque esta prueba es muy puñetera y posee matices que hay que saber canalizar. Una tiene que una cosa muy bonita, que es que sonríe mucho, y eso quiere decir que disfruta de lo que hace. Tampoco era fácil ganar en casa. Muchas veces puede la presión, y ella supo canalizarlo con una grandiosa marca para ella. Ahora esperamos que despegue por encima del 1,90, seguro que lo hace muy pronto.

–¿Hasta dónde cree que puede llegar?

–Tiene las condiciones, pero no le puedo vaticinar ningún tipo de margen; la vida lo dirá. También dependerá del trabajo conjunto con su entrenador, le aconsejo que confíe ciegamente en él, como yo lo hice en el mío. Sí puedo asegurar que los sueños, trabajándolos, se pueden hacer realidad. Seguro que en algún momento estará en unos Juegos Olímpicos, porque lo tiene todo, y ojalá que bata mi récord de España. Yo soy muy generosa en ese sentido, aunque lo defendí con uñas y dientes. Ojalá haya nacido ya la persona que lo bata, pero no se puede pretender volar a la Luna sin trabajo.

No fue hasta un año y varias medallas más después cuando la residencia Blume le abrió las puertas. «Siempre había sido la única saltadora en Nerja y aunque estaba bien con mi entrenador, Ola Karlsson, solo le veía cuando iba a Mijas. Mi mayor apoyo y único compañero era mi padre, Boban, y yo quería entrenar en un grupo. Cuando me fui a estudiar a la Universidad de Granada me quedé aún más lejos de la pista y tuve que tomar una decisión, así que me fui a Madrid», explica. «Ahora entreno cada día junto a Daniel Martí y a otros cuatro saltadores y vivo a un minuto de la pista y a quince de la universidad. Me dan todo lo que necesito y ha quedado demostrado en los resultados. Ha sido un camino difícil, pero soy feliz», celebra Una Stancev.

Porque no le fue fácil dejar a su familia e instalarse sola en Madrid, por más que le sirvieran la comida hecha. Nacida en Serbia, Una Stancev llegó a España con solo diez meses y sus padres se enamoraron de La Herradura, pero en su país siguieron casi todos sus familiares. Durante la pasada Semana Santa, la saltadora aprovechó para volver sola allí donde la trajeron al mundo. «Me sentía un poco perdida, después de tantos cambios, y volver a mis raíces fue la mejor decisión que pude tomar. Fue muy enriquecedor, un reencuentro muy especial. Redescubrí mi identidad», comparte. «Serbia ha pasado por mucho en su historia y siempre ha sido un país muy luchador que saca garras y dientes para defender su libertad. Me enorgullece y me inspira, porque yo también me siento identificada como una luchadora por lo mío y lo que quiero en mi vida. Ese coraje nos caracteriza a los serbios, y yo jamás he llegado a rendirme», subraya.

Desde que volvió de Serbia, Una Stancev tiene clarísimo lo que quiere en su vida: ser olímpica. Y piensa en cumplir ese sueño en París, en 2024. «He encontrado la paz que llevaba tanto tiempo buscando y sin la que ningún deportista puede alcanzar su tope. Ahora estoy entrenando tres o cuatro días a la semana, según si compito luego o no, pero voy a ir a más. Claro que pienso en París, voy a darlo todo por estar allí», remarca Una Stancev, que cumplirá 20 años el próximo 27 de agosto y compagina el deporte con sus estudios de Traducción e Interpretación ahora en la Universidad Complutense de Madrid, donde este curso ha aprobado nueve de diez asignaturas.

Esta temporada ha mejorado su mejor marca personal en cinco centímetros, de 1,80 a 1,85, y espera subir a siete. «Es un paso brutal para mí, no me lo esperaba para nada. Ver que lo que hago da frutos es una gran señal. Siempre me marco alturas que quiero superar, y aunque hay marcas que ahora mismo veo inalcanzables, no me gusta ponerme límites. Si hace tres años me hubiesen dicho que iba a saltar 1,85, no me le habría creído; si ahora me dicen que alcanzaré 1,93, sí que me lo creo. Quiero seguir peleando porque confío en mí misma y, si otras han podido, ¿por qué yo no? Me gusta soñar, y hacerlo con París es un buen inicio», acuerda Una Stancev, que esta temporada se quedó fuera de los Juegos Iberoamericanos y Mediterráneos con la selección española absoluta por no conseguir las marcas mínimas a tiempo, aunque estaba convencida de que habría rendido.

En su disciplina se dice que no se es saltador hasta que no se salta la altura de uno mismo, y Una Stancev no superó sus 1,82 centímetros hasta esta misma temporada. «Superar esa barrera me llena de ilusión para seguir superando más metas y alcanzar sueños que ahora son más reales», sostiene.

«Después de muchas platas y bronces, sabía que el oro no se me podía escapar en Nerja, donde empecé a saltar, y no dudé de mí misma. Fue muy emocionante, pero no me conformo», recuerda. «Saltar me llena el corazón. No sé si todo el mundo puede decir que es feliz con aquello a lo que se dedica», se pregunta y responde mientras corre y vuela.

Una Stancev, en el centro Blume. IDEAL

«Tiene todas las condiciones para llegar a lo más alto»

Una Stancev se proclamó campeona de España en Nerja por primera vez en su vida, después de un concurso limpio de errores hasta el 1,87 que ya no pudo superar, y corrió a abrazarse a los tres entrenadores que ha tenido a lo largo de su vida, todos presentes: Juan Carlos Salcedo, el primero; Ola Karlsson, quien más años le tuvo; y Daniel Martí, el actual. «Para mí fue difícil este último cambio, pero ahora siento que tengo dos entrenadores y un equipo perfecto. Ola sigue siendo como un segundo padre, y con Dani he encajado muy bien aunque creía que no iba a congeniar con ningún otro entrenador. Los dos son muy positivos durante las competiciones y no me dejan que me hunda por mal que lo esté haciendo; confían en mí y lo noto», agradece la saltadora.

Daniel Martí apunta que la mayor virtud de Una Stancev es «su capacidad competitiva para pelear por los objetivos que se propone». «El primer día juntos me dijo que tenía que saltar 1,85 metros y quedar campeona de España, y lo consiguió. Es muy trabajadora. El salto de altura es muy mental y ella tiene una cabeza privilegiada para competir», señala. «Luego, tiene el prototipo físico ideal para una saltadora: alta, delgada y con pies reactivos. Ha ido mejorando cada día, y siempre quería un poco más», valora antes de confesar que con él también tiene mejores marcas personales en sentadillas.

«Es una chica muy alegre pero también muy sensible, tiene sus altibajos porque no deja de ser una niña. Para mí, como entrenador, es todo un reto a nivel psicológico. La semana pasada, por ejemplo, hasta me asustaba porque veía que se sentía imparable. Tiene un carácter especial», describe Daniel Martí. «En altura, las chicas progresan mucho como adolescentes y pueden superar el 1,80, pero lo bueno de Una es que no ha dejado de mejorar en años en los que otras se estancan, y eso que aún no había forzado», destaca.

No parece tan sorprendido por su rendimiento esta temporada Ola Karlsson, su anterior entrenador, quien aconsejó personalmente a Una Stancev que se pusiera en manos de Daniel Martí. «Imaginaba que podía llegar hasta el 1,85 porque ha ganado constancia de entrenamiento. Tiene la base de aprendizaje, pero tenía que desarrollarla. Y Dani no es un entrenador antiguo, inflexible, sino que ha sabido entender a la niña», indica. «Una de las grandes cualidades de Una es que intimida a las rivales desde el calentamiento por su seguridad en sí misma. No descarto que vaya al Europeo de Múnich en agosto ni a París en 2024», reafirma.

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