![Cuando el rugby se interpuso entre Carmen Castellucci y el baloncesto](https://s2.ppllstatics.com/ideal/www/multimedia/201908/10/media/granada/carmen.jpg)
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José Manuel Puertas
Granada
Domingo, 11 de agosto 2019, 02:39
Resulta algo relativamente habitual que en Estados Unidos los deportistas practiquen varias disciplinas. Danny Ainge, leyenda de los Boston Celtics de de los 80, fue profesional del béisbol antes de ser compañero de Larry Bird. Otro caso es el del recientemente retirado jugador de fútbol ... americano Julius Peppers, que en su día llegó a una 'Final Four' de la NCAA con North Carolina. Pero en España esto no es algo tan frecuente.
Probablemente Carmen Castellucci (Granada, 26 de agosto de 2002) estaba predestinada. Su padre, Bruno, profesional italiano del rugby, llegó a la ciudad tras los encantos de María José, una bailaora flamenca local. Y Carmen pronto siguió su camino. Con apenas ocho años pasó una temporada en la escuela de veteranos en la Ciudad Deportiva de Armilla, aunque acabó algo desencantada, para lamento paterno. Sería en tercero de primaria cuando le picaría el gusanillo del baloncesto, una tarde cualquiera en los Maristas. «Tiraba los tiros libres a dos manos y me tuvieron que cambiar enseguida la mecánica, pero el curso siguiente empecé y un año después ya estábamos jugando un campeonato andaluz». La pelota naranja había tenido un efecto inmediato, y ahí estuvo varias temporadas, primero en el equipo del colegio y luego en el 'G+B'.
Pero realmente el rugby nunca se marchó del todo. «En casa veíamos partidos y estaba al día», recuerda. Así que en el verano de 2016, y pese a que su crecimiento en el baloncesto era notable, llegó lo inevitable. «No sé muy bien por qué le pedí a mi padre que me llevara al 'tocata' de los veteranos», evoca. En aquella sesión, toda una tradición en el universo rugby, había ojos entrenados que no la dejaron escapar. El año siguiente ya compatibilizaba ambos deportes, si bien en rugby sólo podía entrenar, pues con 14 años aún no le permitían competir. «Pero no me perdía una sesión e iba a ver todos los partidos». Algo surgía ahí adentro, no cabía duda.
Primavera frenética
El momento de elegir entre uno de los deportes no tardaría en llegar, pero mientras Castellucci pasó la temporada 2017/18 a caballo entre el sub16 masculino de la Universidad de Granada y el cadete del 'G+B'. Todo parecía ir a pedir de boca, hasta una inoportuna lesión en los hombros en marzo. «No me dejaba contactar, por lo que no podía jugar al rugby, pero sí al baloncesto», asegura. De hecho, fue convocada por primera vez por la selección andaluza cestista. Entretanto, en el lado oval empezó a faltar paciencia y quizá mano izquierda. «Iba a entrenar pero solo a patear, hasta que un día el entrenador me dijo que no me consideraba parte del equipo», admite.
Los siguientes meses fueron puro frenesí, ya que es en la primavera de 2018 cuando la vida de Carmen da un giro definitivo. Participa en algunas concentraciones nacionales de la federación de rugby y alcanza con el 'G+B' el Campeonato de España cadete de la pelota naranja. Aparece la opción de irse becada a Madrid con el Cisneros, una de las referencias del deporte oval nacional. Al tiempo, dos ofertas desde Valencia con las mismas intenciones pero en clave baloncestística, una primera de Claret y la otra, palabras mayores, de Valencia Basket. «Cuando llega la propuesta de Valencia ya tenía cerrado lo de Cisneros, pero reconozco que esa oferta me hizo pensar mucho», admite.
Unicaja
Aquellos meses de locura acaban con Castellucci en Madrid, convertida hoy en una de las grandes promesas del rugby nacional desde su portentoso físico para la posición de segunda línea. Sin embargo, aún quedaba un giro de guión para esta historia. Carmen no puede olvidar el sus lágrimas en el Campeonato de Andalucía cadete de 2018 en Huelva, cuando ya conocía sus planes madrileños. La tarde antes de jugar en cuartos de final ante Unicaja la pasó llorando en la habitación. Teóricamente el 'G+B' perdería contra las malagueñas y ahí acabaría su carrera en el baloncesto. Pero no fue así. Las de Antonio Gómez Nieto dieron la sorpresa y se metieron en el torneo nacional, también en tierras onubenses, donde el adiós de la granadina sería precisamente ante Valencia Basket, en el día que convenció a los 'taronjas' de que deberían proponerle una beca para continuar su formación a orillas del Turia.
Pero faltaba un último baile, el más inesperado. Pese a estar en Madrid, la pasada temporada 'G+B' le hizo ficha, sin saberlo ella. «Me lo dijeron pero me lo tomé a broma», asegura. Llegado el Campeonato de Andalucía junior, en Granada, su padre le llamó un miércoles, dos días antes tener que concentrarse en Xerez con la selección andaluza de rugby. «Haz la maleta, que vienes antes a Granada a jugar». Y Carmen llegó para volver a derrotar al todopoderoso Unicaja en los cuartos de final. «Estaba flotando, fue el primer partido en años que jugaba sin presión, sólo con cuarenta minutos para disfrutar», rememora. Veinte minutos después, estaba en un bus de camino a Xerez, prolongando su sueño tras el balón oval.
Y todo esto no ha hecho más que empezar. La granadina saltará al sénior de Cisneros el próximo ejercicio, a los 17. Mientras, confía en viajar con España el 30 de agosto a Polonia, para el europeo sub18. «Del baloncesto aprendí a no tener miedo a nada», dice. En el rugby lo demuestra y crece a diario.
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