El benjamín del asfalto

El pequeño Adrián primero aprendió a andar y poco después a coger curvas. «¡Pero mira ese chiquillo, si es más grande el casco que él!». El público del circuito no tarda en reaccionar cuando ve a esta pequeña bala gabirra salir de un kart completamente adaptado a su tamaño y dirigirse directo al podio porque Adrián, con solo seis primaveras, ya colecciona medallas.

Sus padres, Adrián y Olga, y su hermano Alejandro forman parte de un equipo que tiene al benjamín por piloto y que gira ya por los circuitos de media España con su mecánico, Rafa, y bajo el paraguas de la escudería KRS de Málaga, un club que cuenta con la bendición del propio Fernando Alonso.

Al padre lo del ruido de motores y olor a gasolina le había gustado desde siempre y quizá pudo soñar con que su hijo lo heredara, pero no con tanta destreza. Dice, cuando su retoño todavía ni hablaba, que disfrutaba viéndolo pasar las horas jugando con coches y camiones de juguetes y, claro, cuando cumplió cuatro años Papá Noel le dejó un kart al lado del árbol.

A partir de aquí, la trayectoria del pequeño Adri comienza a coger velocidad. «El primer día nos fuimos a practicar a la calle. Lo amarré a una cuerda… pero es que no tuve ni que explicarle cómo se frena o cómo acelerar. Cogió su volante y calle para arriba, calle para abajo», expresa el padre, con un tono de voz que pide un babero a gritos.

El siguiente paso estaba claro. Adrián colocó unos conos a ver hasta dónde era capaz de llegar su hijo y este se pasó el juego. «Visto eso, empecé a llevarlo a que probara un karting que tenemos cerca de casa» y, con el tiempo, no tardó en llamar la atención de los equipos.

Este año, Adri ya ha corrido dos carreras. La primera en el circuito de Murcia y allí fue tercero. En la segunda consiguió la plata en un trazado mojado por la lluvia donde solo un chiquillo cuatro años mayor que él consiguió ganarle. Solo hay que imaginarse la destreza con la que este jovencísimo granadino es capaz de pilotar un kart, adelantando a rivales con mayor fuerza física, resistencia, psicomotricidad, experiencia y madurez para la toma rápida de decisiones, para saber que a su corta edad, ya está marcando la diferencia.

Sin embargo, el 'Team Adrián' tiene los pies en el suelo. «Yo le digo que se divierta», advierte el padre. Como es lógico, «me gusta que gane, pero bajo mi punto de vista no puedes presionar a un niño a algo así. Solo le pido que se lo pase bien y le ponga muchas ganas a lo que hace», explica. Al 'peque', si le preguntas qué quiere ser de mayor, responde raudo que «piloto», pero ahí está su papá para decirle que si no, «que al menos llegue a ingeniero de Ferrari», bromea.

Adrián es un niño que encaja rápido con la gente y con mucha facilidad con quienes son mayores que él. «En los circuitos, sus amigos tienen cuatro o cinco años más y es muy bonito ver la relación que tiene con Rafa, su mecánico. Hacen un gran equipo», dice el padre. ¿Y hasta dónde quiere llegar? «Cuando vamos a los circuitos veo a niños con 16 y 17 años que siguen de la mano de sus padres en el box, preguntando, recibiendo consejos… Para mí eso vale todo el oro del mundo, con eso me quedaría», apunta.

A las madres siempre les cuesta un poco más asimilar este tipo de deportes. Es lógico, la consciencia y la cordura se escriben mejor en femenino. «A Olga ahora le encanta verlo. Al principio es verdad que dudaba más, pero ahora disfruta como yo cuando lo ves divertirse con el kart». Y que siga, aunque cueste. Por ahora, está siendo el esfuerzo de su padre y algunas empresas familiares, como Matillaplant, Leñas La Hoguera y Montiel las que ponen sus pegatinas en el coche del 'peque' Adrián para impulsarlo a llegar lejos. Pero será el talento de este el que nos diga si tenemos al próximo Fernando Alonso pilotando por las calles de Granada.

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