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Carlos Rodríguez acudirá a su primer Campeonato del Mundo tras una gran temporada, en la que dio la talla tanto en el Tour como en la Vuelta, además de convertirse, por méritos propios, en el jefe de filas del Ineos Grenadiers. El granadino se sumará al gran grupo de corredores que pelearán contra el indiscutible candidato al arcoíris, Tadej Pogacar. Al corredor sexitano, en la selección española, le acompañarán ciclistas muy en forma, como han demostrado en la ronda española, casos de Mikel Landa (Soudal Quick-Step), Enric Mas (Movistar) o Pablo Castrillo (Kern Pharma), además del emergente Juan Ayuso (UAE), Pello Bilbao (Bahrain), Álex Aranburu (Movistar), y Roger Adriá (Red Bull-Bora).
Carlos Rodríguez, que afrontó la Vuelta tras acabar el Tour enfermo, sacó conclusiones positivas de la carrera española. «Salgo muy contento, porque, aunque no lo parezca quizá del todo por las expectativas, por el rendimiento no me puedo quejar, porque salí del Tour enfermo, arrastrándome para acabarlo –corrió las últimas etapas con covid–, después volví a casa –Almuñécar– y ahí me intenté recuperar, pero no me encontraba bien del todo. Ya los días previos a la Vuelta me di cuenta de que estaba corto de preparación. Por eso la Vuelta fue positiva en rendimiento, el nivel rayó alto, a lo mejor no destaqué mucho, pero venía a eso, a tener una experiencia de cara al futuro, a descubrir cómo respondía mi cuerpo y soy positivo mentalmente, no me conformo con estar entre los diez mejores, por supuesto, espero hacerlo mejor en el futuro, soy ambicioso y quiero dar lo mejor de mí y para el equipo, aunque no siempre las cosas salen como uno desea, pienso que la carrera me valdrá y servirá de mejora para los próximos años».
El Mundial de Zúrich del próximo 29 de septiembre tendrá un favorito muy claro. Serán 274 kilómetros entre colinas que darán la bienvenida a los Alpes y Tadej Pogacar estará en la línea de salida. El esloveno está acabando con la imprevisibilidad del ciclismo, tradicionalmente un mal negocio para apostar. Acumula 22 victorias esta temporada y solo ha 'perdido' dos carreras: tercero en la Milán-San Remo y séptimo en el GP Quebec. Se fue a Canadá a estirar las piernas después de no competir desde el Tour y hace poco ganó en Montreal. Ahora mismo es un caníbal, devorador de premios.
«Pero un Mundial es un Mundial. Son difíciles de ganar», afirmó Pogacar, que esta semana va conociendo a sus rivales.
España presentó este lunes su equipo con los ocho escaladores más en forma. Mikel Landa será también una de las puntas de lanza de la selección. «Desde que salió el recorrido supe que era el Mundial que mejor se adaptaba a mis características de los últimos años», comentó en el diario deportivo nacional de Vocento, Relevo, durante la Vuelta. Acudirá motivado. Se le escapó el podio en la etapa de Álava, desprotegido ese día por su equipo.
«Me da mucha rabia, mucha pena y aunque sea más viejo, tengo las mismas ganas de quemarlo todo», dijo al día siguiente. Fuego en los ojos y un buen equipo alrededor. «Además, España tiene un bloque competitivo, así que voy a ir con muchas ganas», remató con acierto.
Enric Mas y Pello Bilbao le acompañan como otras bazas de alto calibre. El balear se quedó con ganas de más en la Vuelta, tercero en la general y el más fuerte cuesta arriba, y el de Gernika viene de ser segundo en Montreal (tras Pogacar) en una año cruzado. «Ha sido un buen test», advirtió. Más gasolina para la selección pondrá Juan Ayuso en Zúrich, aunque no acudan el mejor punto de forma.
El actual campeón nacional Alex Aranburu, el doble ganador de etapa en la Vuelta, Pablo Castrillo (Kern Pharma), y el gregario de Roglic, Roger Adriá, completan la nómina.
Con Pogacar de rival a batir y Evenepoel como principal alternativa, España no tendrá que cargar con el peso de la carrera en la búsqueda de una medalla. Ante los Van der Poel, Roglic, Hirschi o Carapaz, cuenta con varias opciones para lograr un mismo objetivo. El éxito conlleva organizarse. Y sin pinganillos.
La experiencia para Carlos Rodríguez será mayúscula y el granadino asistirá por primera vez a un Mundial sin responsabilidad ni ninguna presión, para aprender y adquirir mayor experiencia. Y eso no es poco.
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