Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
Cuando nadie lo recomienda, a menos de un año de los siguientes Juegos Olímpicos, Ignacio Fontes (Granada, 1998) dio un vuelco a su vida y cambió de entrenador –de Jesús Montiel a Feidhlim Kelly– y se mudó al Algarve. Necesitaba estímulos nuevos para recuperar su mejor versión como atleta y en ello sigue, sin grandes resultados por el camino pero con una nueva clasificación olímpica que nadie regala.
–Repetir de unos Juegos a otros no está al alcance de cualquiera.
–Es una pasada, sí; lo pensé durante estos días, echando la vista atrás, quizás. No he parado desde los de Tokio, con la sexta marcha metida desde entonces con todo lo que además se comprimió el calendario por la pandemia. Es muy difícil clasificarse. Para Tokio fue todo mucho más rodado, pero busco a mis contrincantes allí y algunos no logran repetir. Me enorgullecezco de mí mismo después de tres años de mucho trabajo, con todos los altibajos propios del deporte, para estar al nivel que requiere una mera clasificación porque el nivel ha subido muchísimo. Tengo muchas ganas de vivir esta experiencia con mi familia y mis amigos en la grada porque serán mis primeros Juegos como Dios manda, por así decirlo. Serán mucho más bonitos que los de Tokio.
–¿Qué tal la preparación por Dublín con su nuevo grupo?
–Fresquitos (ríe); durmiendo con edredón, algo que agradecí. No pasamos de 20 grados. La verdad es que me siento muy a gusto con el grupo, bajo un ambiente muy sano. Lo disfruto mucho. Me cuidan muy bien y estuve muy feliz, pese a la tensión por la exigencia previa a los Juegos por parte de todos.
–¿En qué le está haciendo más hincapié Feidhlim Kelly?
–Después de haber tenido muchos viajes y competiciones en junio, sin entrenamientos apenas, tratamos de volver a cargar muchos kilómetros para restaurar el sistema aeróbico de mi cuerpo con trabajo de base otra vez y alguna sesión de más fuerza. Luego, de vuelta a Portugal, hice algún que otro entrenamiento de calidad antes de viajar para París. Ya queda poco por hacer; si acaso, para mal. El trabajo está ya hecho de meses atrás. Lo principal será llegar con la mente limpia, porque cada carrera será una final.
–Viene de pasar covid...
–Estoy bien, aunque me daba miedo la recuperación porque a los deportistas nos deja más tocados de la cuenta a veces. No tengo ninguna molestia y sí muchas ganas. Siento ya las mariposas en el estómago, y eso es bueno. Creo que llego preparado, aunque será exigente; si ya los de Tokio me desgastaron, estos no me lo quiero ni imaginar, pero es lo que hay y sé a lo que voy, imaginando lo que experimentaré cada día.
–Compitió contagiado en el Campeonato de España.
–Sí, vaya, de hecho decidí competir las semifinales una hora y media antes y porque pensé que lo mismo me quedaba sin Juegos si no lo hacía, así que me tomé un ibuprofeno y salí a correr aunque ni me entraba el aire. Tuve fiebre antes de la final pero repetí e hice lo que pude, aunque con malísimas sensaciones. Con todo, conseguí correr en 3:38 y no salí ni contento ni descontento, porque no estaba a mi 100%, pero me lo tomé como un trámite más y por suerte conseguí la clasificación para los Juegos por la marca mínima y los puntos que ya tenía. Quedó en una anécdota más. También lo hizo más bonito, porque lo raro es que no haya adversidades en el camino.
–Vivió con mucha incertidumbre su clasificación por la irrupción de Javier Mirón a última hora...
–Las carreras que hice en invierno y la marca mínima federativa en Polonia me dejaron muy seguro de que iría a París, pero estaba la posibilidad de que Javier se metiera por ránking y lo entendía, sabiendo también que él necesitaba una muy buena marca en el Campeonato de España y ganar incluso. Me quedé pendiente de si la Federación renunciaba a mi plaza, aunque entendía que no lo haría. Lo viví con tranquilidad al final, aunque nunca del todo hasta que no estuvo confirmado al 100%.
–¿En algún momento pensó que se quedaba fuera?
–No realmente, porque antes de la final del Campeonato de España hice mis matemáticas en función de las de otros países. Mi miedo era exigirme mucho en La Nucía y que me afectase luego un par de semanas, quitándome mucho tiempo. Hablé también con el seleccionador para contarle que estaba enfermo y que lo valorase, pero no sentí la seguridad de que me fuese a llevar si no competía así que salí a correr. Lo importante es que me recuperé bien.
–Supongo que le daría pena que se quedase finalmente fuera del relevo femenino Laura Bueno...
–Aunque ya no esté en su grupo de entrenamiento, está claro que queda el cariño de haber compartido muchos años en la pista y siempre querré que cualquier atleta de Granada vaya a unos Juegos porque nos llevamos bien entre todos y cuantos más vayamos, mejor. Es lo que digo, clasificarse para unos Juegos es muy complicado y sé que hay muchos atletas muy descontentos, pero entiendo que tampoco se les acaba el mundo aquí. Como el caso de Mariano García, que es campeón del mundo y de Europa y ya son los segundos Juegos que se pierde. Estoy seguro de que Laura volverá con más fuerza el año que viene.
–¿Qué opciones se ve en París?
–S que tendré que hacer mi mejor marca personal o por lo menos andar cerca si quiero llegar a la final. Y veremos si para las semifinales también (ríe). El nivel es muy, muy alto, y tengo claro que cada carrera será una final prácticamente. Lo mismo me quedo fuera en eliminatorias que paso a la final. Estamos todos bastante igualados, a excepción de Ingebrigtsen, Cheruiyot o Kerr, pero trataré de tomar las decisiones correctas en el momento adecuado, creérmelo mucho en la última vuelta porque todos correrán muchísimo y buscar la suerte. No podré dejarme nada en ninguna ronda, por lo menos yo; tendré que estar a tope desde el principio.
–¿Qué lección le dejó el Europeo, donde acabó último en la final tras pasar recalificado?
–Creo que en las semifinales fui un desastre a nivel táctico, aunque en carrera es siempre más difícil ejecutar lo que se piensa porque hay muchos cuerpos en la pista, y sé los fallos que tuve e intentaré no repetirlos. Sin embargo, fui de los más rápidos cogiendo los parciales de la última vuelta. Lo que pasó luego fue que no supe que la Federación reclamó e hice seis kilómetros como entrenamiento, y lo pagué en la final. No dejó de ser una carrera puntual, aunque en el peor momento, pero tampoco me llevé un aprendizaje que no me llevase ya de otras carreras. Llevo varios días viendo dónde fallé en las últimas que he corrido, atendiendo a cómo moverme, e intentaré llevarlo a cabo en París.
–¿Cómo ve a sus rivales? Ingebrigtsen sigue imparable...
–A diferencia de Tokio, esta vez no hay clasificación por tiempos sino que será todo por puestos directos y todos correremos dos rondas como mínimo con la repesca que han puesto. Seremos 45 en total y pasarán los seis primeros de cada serie a la semifinal, y quienes no pasen volverán a correr al día siguiente para quedarse con los tres primeros. Al no haber tiempos, o sale alguien a un ritmo infernal para quitarse de problemas porque sea muy superior o nadie querrá tirar y se convertirá en una carrera de tres minutos y cuarenta y algo segundos con una última vuelta diabólica en la que todos correremos como misiles. Creo que será interesante en ese aspecto, con carreras diferentes a lo habitual, y estaré preparado para ambos escenarios.
–¿Y a sus compañeros?
–Quizás sea Adel (Mechaal) quien haya demostrado estar en mejor forma ahora mismo, pero Mario (García Romo) ha rendido muy bien en los campeonatos aunque no le hayan salido como le gustaría los últimos. No deja de ser un atleta de 3:29 y ojalá pueda sacarlo a relucir en los Juegos, que es donde hay que hacerlo. Ojalá podamos estar tres en la final, o por lo menos repetir dos, como en Tokio, porque le da mucho más valor al equipo y al hecho de integrarlo. Estará muy abierto, porque tengo la sensación de que todo está muy parejo.
–Ya fue finalista en Tokio. ¿Seguirá una estrategia similar en París para avanzar las rondas?
–Mi escenario ideal consistiría en meterme entre los seis primeros en la eliminatoria, algo que no creo que sea imposible corriendo bien y no teniendo fallos a nivel táctico aunque la primera ronda es siempre complicada por los nervios, para descansar al día siguiente sobre todo. El otro día volví a ver la semifinal de Tokio, que fue casi perfecta detrás de Cheruiyot, aguantándole, y ojalá se diese igual esta vez. Cruzo los dedos.
–¿Qué recuerdos le vienen de sus primeros Juegos?
–No tanto de nostalgia como de orgullo por haber logrado estar ahí. En Tokio no llegué a comprender la grandeza de estar en unos Juegos e incluso llegar a una final. Ahora voy con más respeto todavía al evento, sabiendo lo que significa a nivel deportivo y también social, y con mucha ilusión. Disfruté mucho de aquellos Juegos, con un recuerdo muy bonito y acompañado por muchos amigos más allá del deporte en el equipo, y además me fue muy bien. Mi esperanza es irme de París con la misma sensación, con la ilusión de que estén mis padres, mi novia o mis amigos del colegio en las gradas.
–Que no haya restricciones ahora será un alivio...
–Estoy seguro de que habrá una gran afluencia de público y también será muy diferente el día a día en la villa, porque en Tokio sí fue bastante estresante ir con mascarilla a todas partes y hacernos tantos test. Podremos disfrutar al 100% de la experiencia y de la ciudad también incluso, aunque no tengo claro que vayamos a tener mucho tiempo. Serán unos Juegos diferentes y mucho más bonitos, porque muchos amigos cogerán el coche para acercarse sin demasiados problemas.
–¿Ha encontrado la tranquilidad que buscaba en el Algarve?
–Sí, en ese aspecto vengo de un año bastante tranquilo y muy a gusto, sin el estrés de mis estudios de Medicina en Granada. Paseaba a mi perro por las mañanas, desayunaba antes de entrenar... me mimaba un poco más. Volveré a Granada el año que viene, y tampoco me importa, porque también tengo ganas de terminar mis estudios antes de regresar a Portugal para asentarme allí seguramente, pero también me he dado cuenta de que puedo ser feliz fuera del atletismo con mi pareja y formando una familia seguramente en un futuro.
–Con todo, el CAR de Sierra Nevada sigue siendo su santuario.
–Claro, y Granada en sí también, ahora que estuve fuera. Volví a disfrutar como un enano por la Fuente de la Bicha cuando volví, porque por allí corrí muchos kilómetros y construí el atleta que soy hoy en día. Sigue siendo mi santuario, como cuando Goku subía a su templo en 'Dragon Ball', y para mí sigue siendo un lugar mágico que además voy compartiendo con más compañeros cada vez. Sus puestas de sol, el aire que se respira allí... es de lo más bonito de mi preparación como deportista de alto nivel y me siento un afortunado por disfrutarlo. Es un orgullo que tantos otros deportistas de fuera de Granada forjen también sus sueños allí, donde lo hago yo. Siempre presumo de Granada cuando salgo.
–Pase lo que pase en París... ¿piensa en Los Ángeles?
–En este momento sí que pienso con ilusión en ello, porque he vuelto a conectar con la versión de mí que salía a competir sin mirar a los rivales y pensando en comerme el mundo aun sin ser el favorito, y tengo ganas de enamorarme del atletismo de nuevo. Ojalá estos Juegos me sirvan de catapulta para los próximos. Por otra parte, ya he vivido todo lo que podía vivir a nivel deportivo y no tengo tanta hambre como antes, al menos como para asumir tantos sacrificios. En el camino, no obstante, pueden pasar muchas cosas. Que a mi entorno le ilusione también supone un estímulo más
.
–Romper con Jesús Montiel debió ser muy duro...
–Fue complicado a nivel personal, lo que más en esta temporada, porque no fue estrictamente deportivo al haber muchos sentimientos en una relación de muchos años. Por fortuna, estuve muy bien acompañado en estos meses y mi nuevo grupo me acogió muy bien. No era un año propicio para hacer un cambio tan drástico, y seguramente arriesgué los Juegos, pero tomé la decisión pensando que era lo mejor para mí en este momento. No reniego de mi etapa con Jesús sino al contrario: la valoro muchísimo al haber sido finalista olímpico con él y su planificación, además de hacerme ser quien soy, y ahora me exijo repetir en una final. Creo que también él sabe que valoro mucho su trabajo. De momento sigo ilusionado con el cambio, que creo que me hacía falta como un estímulo para encender la llama en busca de mi mejor versión, con compañeros de un nivel muy alto y entre los que de hecho vamos cuatro a los Juegos, haciendo cosas que no había hecho nunca, y estoy contento.
–¿En qué ha cambiado su método de entrenamiento?
–A 'grosso modo', mi entrenamiento tiene ahora en lo aeróbico lo más grueso haciendo más kilómetros que antes, pasando de 90 a 150 semanales, pero a una intensidad más moderada; quizás antes hacía algo menos de volumen pero a más intensidad y ahora trabajo más la base.
–Seguramente esté pagando en cuanto a resultados el periodo de adaptación necesario a esta nueva forma de trabajo, pero la clasificación para los Juegos no se la regaló nadie.
–Sí...parándome a pensar, e intentando ser crítico conmigo mismo pero también realista, creo que la exigencia de los Juegos me pudo pasar una mala pasada porque me obsesioné demasiado con la mínima olímpica directa y me perjudicó, aunque me veía con posibilidades. Sé que no competí bien, pero sí que estuve muy bien en mayo y fue muy positivo correr en 3:34 ese mes, que nunca lo había hecho antes, aunque luego tuviera días extraños.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Fermín Apezteguia y Josemi Benítez
Fernando Morales y Álex Sánchez
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.