El estandarte de la familia
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Pablo Almazán capitanea al Betis en la pista y representa a una saga granadina de jugadores de baloncestoVíctor M. Romero
Jueves, 29 de julio 2021, 00:30
Representa a toda una familia de solera dedicada en cuerpo y alma al baloncesto, que ama el deporte de la canasta, una saga en la que muchos de sus miembros han podido vivir del deporte del enceste, pero la mayoría de ellos han disfrutado de ... él de forma desinteresada como mínimo, por afición, como pasión o forma de vida. Familia numerosa con muchos profesionales en el mundo del Derecho, abogados que defenderían a muerte la nobleza y la inocencia del básquet en estado puro.
Todos empezaron en esto como un juego, como lo que realmente es, sin plantearse sueldos o ingresos que colmaran su existencia. De hecho, apenas dos lo han conseguido: Pablo Almazán, que ha llegado a la cúspide y en la actualidad capitanea al Betis en la Liga ACB, y Eloy, que retirado del Fundación CB Granada todavía hace sus pinitos en La Zubia, para disputar la fase de ascenso a la LEB Plata junto a David Cárdenas –ese sabio de la canasta–, comparte el proyecto con los bases Jorge Fernández y 'Didi' García, también artífices de la progresión del Covirán desde su nacimiento en las categorías inferiores, con los primeros ascensos a Liga EBA y LEB Plata, pista que compartió con Miki Almazán, uno más que sumar a la extensa aportación de los 'almazanes' al baloncesto granadino, hoy fuera de las canchas y cerca de los despachos, la toga y los juzgados.
La historia se gestó con la afición de Antonio, el padre. La tradición familiar impera y el testigo y el balón naranja pasa de unas manos a otras, de generación en generación. Los hermanos de Antonio también se sintieron atraídos por las canastas; uno de ellos, Juan Antonio, tío de Pablo, tuvo el placer de vivir la gloriosa etapa del Oximesa. Cuando Raúl Ruiz convenció al empresario José Antonio Murado y lo arrastró desde el Albaicín a Albolote para hacer un equipo competitivo, que subió a la máxima categoría y daría tardes de gloria en ella.
Juan Antonio, base entonces, coincidió con Carlos Cabezas padre, aquel uruguayo que colaba los triples sin mover los pies de la 'loseta', con 'Franky', el querido y desaparecido jefe de bomberos Antonio Rodríguez Franco, Pepe Logroño, Góngora, Arturo Corts, tío de Carlos... hasta la llegada de Larry Spicer, el primer americano que aterrizó en Granada, el 'globetrotter'... luego Joe Cooper, Hartshorne, Grbovic... Juan Antonio cuenta entre sus anécdotas que, fichado por el Melilla, la nómina consistió en la entrega de un Renault-5.
El padre Antonio hizo piña y equipo con sus hijos, que de los piques del jardín de casa pasaron a las canchas, con Eloy, el mayor, Tito, el mediano, y Pablo, el más joven, en continua batalla por acercarse al aro. De hecho, Eloy ejerció de tutor de Pablo, cinco años mayor que él fue su Cicerone en el inicio de su carrera, semiprofesional todavía. Es curioso que durante ocho años se enfrentaron y midieron sus fuerzas como rivales, igual que en el chalé, hasta que por fin coincidieron en el Melilla. Un alivio para sus progenitores porque, hasta entonces, papá y mamá siempre tenían que ponerse de parte del que actuaba como local.
El punto de inflexión para Pablo llegó en 2015, momento en el que es elegido como el mejor alero de la LEB. El granadino pronto marchó a Málaga, formado desde la categoría de cadetes en Los Guindos, pasó por los filiales del Unicaja hasta llegar al primer equipo. Su debut en la ACB se produjo, en concreto, en octubre de 2010 frente al Cajasol, que hoy es el Betis, el conjunto sevillano que capitanea. Un famoso como Aíto García Reneses le dio la oportunidad, dispuso también de minutos en la Euroliga, instante en el que se convirtió en profesional con destacada presencia en el Campeonato de España júnior. Aíto deja el banquillo y es Chus Mateo quien deposita toda la confianza en Almazán, que sufre un retroceso. De la élite, la pista del Panathinaikos, cae al filial Clínicas Rincón de Paco Aurioles y hasta es cedido al Zaragoza, pero ya estando los maños en la LEB Oro. Coruña, Breogán, Navarra y, al final, Melilla son sus siguientes destinos. Con los melillenses por fin coincide con su hermano Eloy. Y asciende aunque no se materializara el éxito deportivo.
Sube su cotización y le llaman Juanma Rodríguez y Curro Segura para el proyecto del Betis, antiguo Cajasol, para volver así a la ACB, meta que logra con autoridad, por méritos propios. Pablo, hoy en las filas del Coosur Betis, con 31 años y como capitán, lo tiene claro. «He cerrado el círculo, fue muy duro llegar hasta aquí, es la recompensa a tanto esfuerzo, he comido mucha mierda para llegar aquí», declaró tras visitar al Unicaja. Almazán se siente «un malagueño más» por haber crecido al amparo del Unicaja pero, aclara, «llevo con orgullo allá donde voy el ser de Granada»
La felicidad nunca es completa. Después de la alegría del ascenso y volver a la élite, con la idea de consolidarse en la ACB y mantenerse aunque sea ya en edad madura, ha surcado muchos obstáculos durante la temporada. La continua lucha por la permanencia, una lesión (fractura de estiloides cubital en el brazo derecho) y la destitución de su amigo, el también granadino Curro Segura, del banquillo, le pusieron a prueba. De hecho se lesionó justo al irse el entrenador, a final de noviembre de 2020 frente al Bilbao. Y reapareció poco después de Navidad. Sin embargo, volvió a levantarse, como siempre. El final fue feliz al lograr la salvación y con bastante antelación.
Da la casualidad de que, además, el capitán bético es de los pocos jugadores de la plantilla verdiblanca con contrato en vigor; de hecho, Almazán figura junto a Spires, Torres y el canterano Magassa para la profunda remodelación del vestuario sevillano.
El jugador granadino hizo balance de la temporada de forma satisfactoria. «Ha sido muy largo y duro, también por las circunstancias en las que estamos con la pandemia, pero el balance es positivo porque el objetivo principal se consiguió, hemos aprobado y debemos estar contentos, pero también aprender de las cosas que no se han hecho tan bien, para que en el futuro, dentro de varias campañas, lo sepamos para no pasar los momentos tan apretados y de apuros que hemos vivido».
Y abundó en que «más allá de los números o lo que se aprecia en la estadística, me he sentido importante dentro del grupo, he intentado hacer mi papel, el de conexión entre el cuerpo técnico y los jugadores de la plantilla y, en ese sentido, he aprendido una barbaridad este año. La experiencia fue gratificante».
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