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Marina Gea irradia energía para el Estepona. CAB Estepona
La explosión de Marina Gea
Baloncesto

La explosión de Marina Gea

La granadina, en la recta final para acabar la carrera de Medicina, se encuentra en su mejor momento y apuesta por dar pasos hacia la élite

Jueves, 13 de febrero 2025, 16:11

Encontrar el talento no siempre sucede en la primera puerta que se toca. Cuando cursaba 3º de Primaria en el Colegio Santo Tomás de Villanueva, Marina Gea (Granada, 18 de mayo de 2001) era una estudiante aplicada que jugaba al tenis hasta que el baloncesto, casi más por lo social, se puso en su camino. «Quería probar un deporte de equipo y jugar con mis amigas», admite. Pero aquello resultó, al punto de que en su primer año en minibasket ya fue convocada por la selección granadina. Dotada de una envergadura arácnida y un instinto defensivo pocas veces visto en las canchas locales, dedicarse al baloncesto no era un plan de futuro. Y eso que, ya en su primer año júnior, recibió una oferta del Bembibre leonés, entonces en la Liga Femenina Endesa, para hacer el petate. «Siempre tuve muy presentes los estudios y no quise irme porque quería sacar buenas notas. Lo que quería era estudiar Medicina», matiza, responsable.

La granadina está a punto de cumplir su sueño, pues bordea el final de la carrera sanitaria. Con todo, su progresión con la pelota naranja es exponencial: antes de ser sénior ya jugaba con el Raca en Liga Femenina 2 y, desde que se creó la LF Challenge, es un seguro de vida en la categoría: rozó el ascenso en aquella irreal 'burbuja' del Raca, lo rubricó un año después con el Celta de Vigo y hace meses se le escapó de las manos con el Estepona. «Fue duro», no esconde, tanto por perder el partido decisivo en casa como por hacerlo cuando las malagueñas parecían tenerlo encarrilado. Pero renovó en la Costa del Sol y consolidada como notable jugadora de equipo capaz de dominar en defensa, su siguiente paso ha venido por la evolución ofensiva.

Superado ya el ecuador de la segunda categoría nacional, Gea es actualmente la sexta más valorada de la competición. Promedia 9'8 puntos, 5'8 rebotes, 4'2 asistencias y 2'6 recuperaciones, e incluso hace unas fechas era la MVP de la LF Challenge. Un escenario totalmente nuevo para ella, más acostumbrada al sacrificio por el grupo que al lucimiento personal. «Nunca fui de mirar números. De hecho, cuando las compañeras me bromeaban con eso de ser la MVP, les pedí que pararan. ¡No me gustaba mucho, me daba vergüenza!», sonríe.

Pese al palo del ascenso fallido, la base-escolta fue una de las tres jugadoras que se mantuvo este verano en Estepona. Cree que una segunda temporada en el mismo entorno y con el mismo entrenador, Francis Tomé, es una de las claves de su nivel. «Ya el año pasado me decía que estaba jugando mejor que nunca. Anotando, pasando… No es que me pidiera un paso más, es algo que ha venido sobrellevado, no ha sido buscado», reflexiona, agradecida a Tomé. «Siempre me dice que confía más en mí que yo misma, y eso me ayuda mucho, así que me lo estoy creyendo más. No en el mal sentido, sino en confiar más en mí, algo fundamental para mejorar», explica. Los resultados saltan a la vista.

Como corresponde a una de las mejores jugadoras de la LFChallenge, Gea se sabe vigilada en cada partido. «Llevo ya unos cuantos años y me conocen bien. Noto cómo van cambiando las defensas sobre mí, pero tengo la sensación de que eso me hace crecer, porque es un reto constante. Que me presten más atención, me hace mejor jugadora», zanja, convencida de estar, aún con 23 años, lejos de su techo. «Me queda mucho, mi nivel no está mal, pero quiero más», avisa, sabedora de que su mayor margen está en «el tiro exterior». En todo caso su habitual encasillamiento como defensora a la que se le podían permitir licencias en ataque va quedando atrás. «Mi mejora ofensiva me ha hecho más completa», confirma.

Meses apasionantes

A la granadina le vienen meses apasionantes por delante. Aspira a convertirse en médico y a pelear por otro ascenso. «Es nuestro objetivo claro, sea por vía directa, que está difícil pero no imposible, o a través de la 'Final Four'», confirma contundente desde la segunda posición del CAB Estepona.

Eso sí, el baloncesto ha ganado terreno respecto a los orígenes. «Tengo bastante claro que no voy a hacer el MIR al licenciarme. No voy a dejar de formarme, quizá haré un Master de Medicina del Deporte, pero de momento voy a apostar por mi carrera en el baloncesto», desvela. Quién le iba a decir algo así a aquella niña de siete años que empuñaba una raqueta y que ahora asume que su sitio ya empieza a estar a otro nivel. «Sí, me encantaría jugar en la Liga Femenina Endesa. Es uno de mis sueños a día hoy», lanza. Está preparada para ello y lo sabe. «Creo que cada vez más, sí. Me gustaría dar el paso ya», cierra. La que avisa, no es traidora.

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