Fallece Ramón Hernández, presidente del CD Zaidín

Dicen quienes lo conocían que Ramón fue durante sus años como presidente el 'escudo' del Zaidín. Y ciertamente así fue desde que cogió las riendas y, sobre todo, durante los momentos más duros de la pandemia, cuando peleó con todo lo que tenía para que la situación no se llevara por delante a los más de cien futbolistas que siguen dándole patadas al balón en su club.

A capa y espada batalló durante buena parte de su vida por lo más puro, por los niños y las niñas del barrio que lo vio crecer. Sin ir más lejos, Ramón Hernández Luzón fue uno de esos zagales que ya defendían los colores de este equipo en sus inicios. Colgadas en la oficina del club, todavía hay fotos de él, en blanco y negro, posando como portero en los campos de tierra de la época.

Ramón era un hombre de ingenio, como mucho genio. De aquellos de los que un apretón de manos valía más que la firma ante cualquier notario. Podías estar seguro de su palabra y eso hoy, y más en fútbol, es oro puro. Decía: «Aquí no somos Quijotes. El fútbol es el de siempre, y las cosas hay que hacerlas como siempre». Por eso, Ramón todavía ingeniaba cartelería para avisar a los vecinos de los partidos del Juvenil. Esos libritos con el calendario de Primera división, en el que se anunciaban los comercios del barrio por diez, veinte, treinta euros, o lo que cada uno pudiera aportar, dejando una ayuda al club.

Claro que sí era un 'Quijote', de los que ya no quedan. Don Quijote de La Mancha luchaba por lo más puro, por el amor de Dulcinea. Ramón Hernández Luzón lo hizo de corazón, por esos cientos de niños y niñas del Zaidín que, en un momento u otro, se vistieron de blanco o de azul, porque el presi luchó contra gigantes para que el club de este barrio siguiera manteniendo la esencia de lo que siempre ha sido, una gran familia. Te vamos a echar de menos, Ramón, pero tú espéranos con tu gorra y tus guantes, que todavía nos queda una pachanga por jugar.