Como gloria deportiva que campea por España

Desde mayo de 2008 este sexitano que emigrara a Mallorca con tan sólo diez años es uno de los «siete u ocho exjugadores» que el mítico club de Chamartín tiene 'en danza' para poder estar presente en «los actos conmemorativos» de las «2.200 peñas» que presenta en todo el territorio nacional. Así no sólo tiene oportunidad de retrotraerse con frecuencia al pretérito en el que «don Alfredo» (Di Stéfano) le dio la alternativa para impulsar una carrera finalmente truncada por las lesiones, sino que encima toma conciencia «del esfuerzo y sacrificio que realizan» quienes presumen de llevar la camiseta blanca «pegada al corazón», según el más reciente epinicio a la décima producido por Red One.

Paco Bonet, aquel defensor de marcada personalidad y poderío en el juego físico del que comenzó a haber noticias en el Elche (1978-1982), pero también en sus cesiones al Palencia (1978/79) o el Real Mallorca (1980/81), se muestra «contento» por poder «representar» en la actualidad «los colores» que defendió de 1982 a 1986. Por llevar la bandera de la «gran institución» de la capital de España con la que llevó a las vitrinas dos Copas de la UEFA (1985 y 1986), una de la Liga (1985) y un campeonato de Primera división (1985/86).

Formó parte de un colectivo «en el que estuvieron antes de fallecer Manu Velázquez o Ignacio Zoco», y que ahora queda integrado también por otras glorias como «Benito Rubiñán, Pepe Salguero, 'Sandokán' Juan José, Enrique Pérez 'Pachín' o José Luis Morales». Ahora se encarga de atender «los requerimientos» de las peñas que «quieren celebrar algo» y «llaman al Real Madrid para que les manden algún representante a sus actos». Que es lo que motiva precisamente que este que se encuentra afincado en Elche se tire «los fines de semana, y también algún que otro viernes, montado en el coche». Y que así pueda comprobar «el sentimiento» que despierta una entidad que presume de contar esta temporada con más de 91.000 socios.

«Ahora vivo de cerca las rutinas de las peñas. Soy más consciente de cómo se organizan y las dificultades a las que se enfrentan» explica quien se muestra «contento» y considera «una alegría» el que fuera tenido en cuenta para el desempeño de esta función que le permite refrescar «en cada comida o cena» lo que fue su trayectoria como madridista. Aquella que se inició en junio de 1982 tras un traspaso de 50 millones de pesetas y que al Elche también le supuso poder incorporar en forma de trueque dos futbolistas valorados en 30 -Miguel y Pérez García- y la celebración de un amistoso cuantificado en 20.

«Yo estaba en el Madrid cuando surgió la 'Quinta del Buitre'. Martín Vázquez y Sanchís fueron los primeros que se asentaron en el primer equipo, durante la temporada 1982/83. Al año siguiente ya se afianzaron Emilio Butragueño y Miguel Pardeza, mientras que en la 1984/85, Míchel», evoca quien nunca podrá olvidar que su primer entrenador en la 'casa blanca' fue Alfredo Di Stéfano: «Un hombre que por su pasado entendía muy bien a los jugadores». Máxime, cuando estos se encontraban en problemas como los que Bonet le tocó sufrir a posteriori, bajo el cargo de la propia 'Saeta Rubia' o de Amancio Amaro.

El 4 de junio de 1983, disputando la final de la septuagésimo novena edición de la Copa del Rey, el defensor del FC Barcelona 'Tarzán' Migueli le realizó una entrada que le ocasionó una rotura de los ligamentos interno y externo de la pierna izquierda que le tuvo en el dique seco algo más de cinco meses. Pero es que el 30 de septiembre de 1984, con motivo de un partido ante el Racing de Santander correspondiente a la quinta jornada de la Liga 1984/85, intentó robar la bola a un contrario y sufrió doble fractura de tibia y peroné de su pierna derecha, que es lo que ya «me tuvo fuera de combate catorce meses».

«La vida vino así y yo siempre digo que lo pasado, pasado está. Porque, si no, podríamos estar todo el día llorando. Aunque es verdad que todo el mundo me recuerda aquellas lesiones. Y siempre he tenido la duda de saber hasta dónde podría haber llegado si no las hubiera sufrido. Quizás en vez de haber jugado cuatro partidos con la Selección -con la que debutó de la mano de Miguel Muñoz el 27 de mayo de 1982- podría haber llegado a los treinta y nueve que ha disputado Andoni Goicoetxea, que era mi suplente porque los defensas titulares éramos Antonio Maceda y yo», reseña. Pero siempre consolado por haber compartido vestuario en el Santiago Bernabéu con otros grandes como «(los porteros) Miguel Ángel García Remón, Ochotorena o Buyo, (los laterales) Chendo, Camacho o Gordillo, (los medios) Gallego, Del Bosque o 'Uli' Stielike y (los delanteros) Juanito, Santillana o Valdano».

Así, Bonet es consciente de que formó parte de un «club ganador». Y que también esto «me lo recuerden los peñistas» aún le hace sentir en ese «campo de estrellas» donde se «juega en verso» al que igualmente cantó Plácido Domingo con motivo del centenario madridista.