Kamala Arias descubrió el kung-fu en Granada. RAMÓN L. PÉREZ
Campeonas

El diamante en bruto italiano que pulió Granada

Kamala Arias conoció el kung-fu en Italia, pero no llegó a descubrirlo totalmente hasta llegar a Granada, donde se convirtió en campeona nacional del arte marcial chino

Jueves, 13 de febrero 2020, 13:25

Kamala Arias nació en Italia, en una pequeña ciudad situada en los alrededores de Milán. Entonces era imposible augurarlo, pero la pequeña italiana estaba destinada a ser una artista marcial de élite, y el cómo llegaría a conseguirlo fue la consecuencia de una serie de ... casualidades realmente afortunadas. Se trataba de un diamante en bruto a punto de ser descubierto y pulido, preparado para brillar en el país entero. Hoy en día, hablar de ella es referirse también a la campeona de España de kung-fu por tercer año consecutivo, entre otros muchos títulos nacionales e internacionales y en diversas modalidades relacionadas con el arte marcial que acompañan su nombre. Sin embargo, para llegar tan lejos, fue necesario que la joven italiana llegara primero a Granada.

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El recorrido fue de lo más complejo y, a la vez, casualmente perfecto; y le tomó, exactamente, 18 años. Los mismos que ella tenía cuando descubrió la disciplina china, de manos de una amiga que pensó que le gustaría. Fue por culpa de «un amor» ya pasado que, alrededor de un lustro más tarde, Kamala plantara por primera vez un pie en España, más específicamente en Zaragoza. De allí a Granada la trajo un doctorado en Biología, y fue aquí donde al fin se topó con el Centro WuDang. «Descubrí la parte más profunda del kung-fu», admite. Acabó convirtiéndose en el centro de su vida.

RAMÓN L. PÉREZ

Al principio, lo que le atraía del deporte era «la idea de la disciplina, el hecho de poder siempre ir mejorando poco a poco, aprendiendo cosas cada vez más complicadas; el continuo desafío». Pero en Granada descubrió el verdadero secreto que la llevaría a proyectarse de manera cósmica. «El kung-fu, realmente, es una lucha con uno mismo. Si eres demasiado tímido, buscas tu fuerza. Si eres demasiado agresivo, buscas tu calma. Te obliga a mejorar tu conducta, y lo hace a través del trabajo corporal. Al ser muy explosivo, te hará trabajar tu musculatura. Al trabajar en posturas muy bajas, precisará de flexibilidad, y al contener técnicas muy complejas, mejorará tu coordinación. Todo eso alimenta tu cerebro», describe Kamala. Dicho perfeccionamiento se ha visto reflejado en medallas, que no ha dejado de coleccionar desde que empezó a competir. Sin ir más lejos, en el último campeonato nacional, la italiana afincada en Granada se hizo con un total de seis medallas: tres oros, dos platas y un bronce. Una presea por cada modalidad competida.

Sentido de pertenencia

A pesar de haber conseguido tantos logros, y encontrándose aún en lo más alto de su carrera deportiva, Kamala admite que, para ella, «lo más importante en kung-fu es el grupo, el compañerismo». «Sin mi grupo no podría haber conseguido nada. El hecho de tener un maestro y hermanos mayores que sean ejemplo para ti y, conforme aumentas de nivel, poder servir tú de guía y ejemplo para otros, es lo que realmente te ayuda a crecer. Toda esa cohesión es fundamental para ser un buen artista marcial», señala.

A pesar de tratarse de una disciplina en la que aparenta abundar el trabajo individual, «sin ese soporte de la escuela, no es suficiente». «A nivel personal puedo pasar por muchas dificultades familiares, económicas o sentimentales, pero, al llegar a la escuela, el sentir que puedes mejorar y avanzar y que perteneces a un grupo, te hace fuerte para enfrentarte a tu vida cotidiana», concluye Kamala.

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