Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
Carlos Bailón es a día de hoy un hombre agradecido por compartir el confinamiento en la casa de su familia, junto a sus padres y sus dos hermanos. Allí volvió con sus bártulos cuando vio que la cosa se ponía fea. «Ha pasado ya mucho ... más tiempo del que creíamos que íbamos a pasar encerrados y se agradece estar unidos», reconoce, aliviado al abrigo de los suyos. Atleta de élite, miembro del mejor grupo de velocistas del país en el equipo 'Fuertes y rápidos' de Manolo Jiménez y del club Unicaja, formado en el Granada Joven y en la filosofía del jovenerismo, estas semanas el deporte preocupa a Carlos Bailón mucho menos que la salud de la población. Tiene otra prioridad. Está convencido de que puede hacer algo útil por los demás. En concreto, algo tan ambicioso como «comprender la psicología humana».
Este atleta granadino es además ingeniero electrónico industrial, graduado en la Universidad de Granada que luego lo llevó a 'desviarse' hacia la ciencia de datos. «Cambié del cacharreo de los circuitos a la informática», comenta divertido Carlos Bailón. Ahora, bajo la dirección de Miguel Damas, progresa en su tesis sobre el desarrollo de sistemas para medir el comportamiento humano en el contexto de cada persona sin condicionarlo, a través del teléfono móvil. Como muchos emprendedores, Carlos vio en la crisis por la pandemia una oportunidad. «Teníamos planteada una aplicación móvil para la recogida de información emocional y se nos ocurrió que esta situación sin precedentes, de la que se desconoce todo, podía ser una ocasión», cuenta el joven de 25 años.
Fue así como surgió el proyecto 'CovidAffect', que lidera junto al investigador Pandelis Perakakis con la ayuda de Daniel Sanabria, catedrático en Psicología Experimental de la UGR. «Tratamos de monitorizar la evolución de las emociones de cuanta más población mejor, con participantes voluntarios, a través de un cuestionario inicial sobre información contextual y a partir de ahí con otra serie de notificaciones por la aplicación. Estamos seguros de que el impacto psicológico está siendo muy, muy relevante», comenta Carlos Bailón, quien ejerce de ingeniero 'full stack' al frente de todas las fases de desarrollo del proyecto y el posterior análisis de datos dentro de un equipo multidisciplinar que también incluye psicólogos para los aspectos más teóricos, una sinergia «clave para la ciencia».
Bailón y sus compañeros cuentan ya con más de 1.500 registros en España, «a lo largo de casi toda la extensión nacional, incluso en las islas», y han llamado la atención incluso en otros países, como en universidades colombianas. «Pretendemos recoger datos lo más longitudinales posibles para proporcionar un mapa interactivo con la evolución del estado de ánimo en cada provincia de España», remarca el ingeniero y atleta, quien ya avanza, «aunque son resultados preliminares», que el impacto negativo «es mayor en mujeres que en hombres mientras que los niños tienen una mayor resiliencia inicial, quizás por la intervención de las familias».
Carlos Bailón piensa que las conclusiones finales «pueden ser realmente interesantes y ayudar de verdad». «Ya no es sólo por la faceta investigadora sino por comprender las emociones en esta situación insólita. No descarto que esto vuelva a ocurrir dentro de un año, o de veinte, y si vuelve a pasar estaría bien echar la vista atrás por si alguien decidió explorarlo. La salud mental no se debería dejar de lado», advierte, convencido de que con esta clase de estudios se pueden «establecer patrones para predecir el comportamiento, en un escenario utópico, incluso en trastornos como el bipolar o el depresivo».
Atleta apasionado además de investigador, admite que su propósito inicial era el de aplicar este análisis de datos respecto al comportamiento humano y las emociones a los deportistas. «El cuerpo humano está muy explorado pero la mente no, y tiene un impacto tremendo sobre el rendimiento deportivo que no está muy claro», señala Carlos Bailón, quien aspira a «arrojar algo de luz en los distintos periodos de la temporada respecto a los días de máxima competición, en busca de recomendaciones para que el estado emocional sea óptimo».
Él, velocista, conoce bien la fragilidad del deportista. «Venía de un invierno complicado, con problemas reincidentes en el isquiotibial después de un año excepcional, de los mejores de mi carrera deportiva –fue séptimo con 6.90 en la final del 60 del Nacional de pista cubierta en Antequera 2019–. Me quedé fuera por completo, las lesiones me pillaron en fechas muy malas, de competiciones. Tenía mucha esperanza para este verano», confiesa Carlos Bailón, ansioso por «salir a pista y sacar la garra».
Ha pasado el encierro entrenando en la terraza de la casa de sus padres gracias al «excepcional trabajo de adaptación» de su entrenador Manolo Jiménez. Ahora ya puede salir a correr, pero la prioridad de Carlos Bailón es otra. «Nuestro deporte no es lo primero», afirma. Quiere y siente que puede ayudar.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
El pueblo de Castilla y León que se congela a 7,1 grados bajo cero
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
España vuelve a tener un Mundial de fútbol que será el torneo más global de la historia
Isaac Asenjo y Álex Sánchez
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.