
Jugar sencillo
Cartas desde China ·
Cruyff decía que «si juegas a tres toques, eres el peor jugador del mundo; si juegas a dos toques, eres lento; si juegas a un toque, puede aspirar a Primera división»Cartas desde China ·
Cruyff decía que «si juegas a tres toques, eres el peor jugador del mundo; si juegas a dos toques, eres lento; si juegas a un toque, puede aspirar a Primera división»Jugar sencillo es la cosa más difícil que existe. Desprenderse rápidamente del balón para prenderse en comunidad, hacer valer la asistencia por encima de la anotación, darle luz al otro en la posible desaparición de uno mismo. El buen jugador debe ser reconocido por cómo juegan los que lo circundan más que por sus acciones individuales, pues el juego es colectivo y solo se entiende desde las interacciones. Cruyff decía que «si juegas a tres toques, eres el peor jugador del mundo; si juegas a dos toques, eres lento; si juegas a un toque, puedes aspirar a Primera división».
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Por eso no importa que tus condiciones físicas sean lamentables si tu cabeza es lúcida y rápida, si piensas veloz y mejor que los demás. Se trata de ir un segundo por delante. Hay quienes sin tener condiciones físicas para la práctica del deporte se convierten en grandísimos atletas, en la dedicación de hacer mejores a los demás a través de la entrega de lo más valioso. Jugar rápidamente y de manera inteligente es tiempo y espacio ganado para progresar, tiempo y sentido que pierde el rival en la recuperación. Basta con saber pasarla para ser buen jugador, porque se trata de un principio que multiplica, que no existe de manera individual porque requiere de emisor y receptor.
El pase hace patente la regla tres a través de la regla dos, el pase es caso absoluto al reglamento. «Pasa, pasa, que mientras pasas algo pasa», dijo en alguna ocasión Juanma Lillo. Aunque más tarde, una de las voces autorizadas del FC Barcelona llegó a decir que no estaba de acuerdo con que el mejor fútbol fuese a un toque, en defensa de jugar a los toques que requiera la jugada; uno, cinco, diez o veinte. Depende.
Para no desdecir a ninguno de ellos, mejor quedarnos en la idea intermedia de que cada uno juegue como quiera porque nadie es quien para decidir en la vida de los demás. Dando recuerdo, de vez en cuando, a lo que nos decía 'el Flaco': pasarse el balón es fundamental para sobrevivir. Y sencillo.
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