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Antonio Jiménez Quiles, con el maillot de la Unión Velocipédica Granadina. ALFREDO AGUILAR
Jiménez Quiles: Santo y seña del ciclismo granadino

Santo y seña del ciclismo granadino

Incombustible ·

Antonio Jiménez Quiles maravilló a la Vuelta a España y hoy aún monta en bicicleta con 86 años, desde hace dos en la estática de su casa de la avenida de Cervantes

VÍCTOR M. ROMERO

GRANADA

Lunes, 1 de febrero 2021, 01:25

Parece que fue ayer. La historia del ciclismo granadino corre por sus venas y la Vuelta a España late en su corazón. Antonio Jiménez Quiles cumplirá 87 años en junio. No los aparenta. Ni de cerca. «Me dicen que tengo setenta, ja, ja», comenta orgulloso. Y es que el gran campeón granadino se mantiene aún en forma. «Le dedico como media hora o tres cuartos todos los días a la bicicleta, ya en casa, a la estática. Pongo la tele porque es muy aburrida, no es lo mismo, ja, ja, pero hace dos años dejé de montar en carretera. Mis hijas me lo tienen prohibido, no me dejan ir por la ciudad con los coches», explica un hombre con espíritu jovial y piernas de hierro: «Siempre me he mantenido fuerte por pedalear y porque he ido andando a todos los sitios, a hacer los recados». El ilustre excorredor vive en la avenida de Cervantes y cuando tiene esta conversación con IDEAL vuelve de las cocheras. «Voy allí a echarle de comer a los animales, aprovecho los días buenos de sol. Mi señora está más delicada, ella no sale a la calle», comparte.

Jiménez Quiles entiende que el secreto del deportista es «entrenar y mantenerse», aunque también influye la genética: «Yo es que no he tenido ni un resfriado en mi vida... Solo tuve un problema en la vista hace años, pero sin gravedad».

Da gusto recordar las hazañas del granadino en un ciclismo en blanco y negro. Su mejor recuerdo está en la Vuelta a España, en la que fue segundo y sin equipo que le ayudara; pero el más reciente fue la reinaguración de la Unión Velocipédida, santo y seña del ciclismo provincial, como el propio Jiménez Quiles.

La historia del ciclismo granadino no puede entenderse sin la figura de Antonio. El veterano corredor es el buque insignia del mundo de la bicicleta en Granada, ya no solo por sus gestas deportivas como ciclista, sino también por su dedicación al fomento, la difusión y el desarrollo del deporte del pedal.

Jiménez Quiles apadrinó a todos los corredores nazaríes que siguieron a las hazañas en blanco y negro, cuando la Vuelta a España se subía con la bicicleta a hombros en puertos de vértigo, o los avituallamientos del Tour aparecían en el recorrido como bares, donde los propios corredores arrebataban de la barra a los clientes cualquier líquido para refrescarse, fuera agua, bebidas de cola o hasta cerveza. Eran los tiempos de los gigantes, de aquellos titanes del esfuerzo, imágenes insólitas de televisión que mostraban ya no cómo ganar, sino tan solo alcanzar la meta; era un privilegio para los escogidos, los héroes de la bicicleta.

Pedalea en el centro. De 1952 a 1962 sumó un centenar de podios que entusiasmaron a los aficionados. IDEAL

El palmarés, la carrera y la huella que dejó Antonio Jiménez Quiles tan solo es comparable a la de los hermanos Galera, Joaquín y el infortunado Manuel, que perdió la vida en la carretera durante una prueba. El armillero también se dedicó en cuerpo y alma a la organización de carreras y citó a los mejores del pelotón nacional en el famoso memorial en recuerdo de Manuel. Como Jiménez Quiles, rozó el cielo y se midió a leyendas como el Águila de Toledo, Federico Martín Bahamontes, o José Luis Fuente, El Tarangu, por citar a los galácticos españoles de la época.

Escuela de corredores

Jiménez Quiles creó escuela y por eso aparecieron Ocaña, Ángel –que no Luis, también mítico–, Paco Espinosa y otros, hasta la irrupción de Miguel Ángel Martínez Torres, Francis Cabello, Antonio Miguel Díaz, Miguel Ángel Peña, Juanmi Mercado, Manuel Fernández Ginés... La lista es larga.

Antonio Jiménez Quiles nació el 13 de junio de 1934 en Granada. Su hija, Ángela Jiménez Maldonado, escribió un libro sobre el emblemático corredor: 'Jiménez Quiles, memoria de un ciclista'. Su afición por la bicicleta surgió en Alhama de Granada, en la que residían sus padres, donde vivió algunos años de su infancia y adolescencia, hasta los 16. Durante su carrera deportiva, que se inició en 1952 y se prolongó durante una década, subió al podio en un centenar de ocasiones. Su palmarés y su leyenda le catalogan como el mejor ciclista andaluz de todos los tiempos. En el 52 debutó en un campeonato para neófitos y comenzó su trayectoria. Participó con éxito en la Vuelta a Cataluña, consiguió el Campeonato Vasconavarro de Montaña, ganó tres veces el Campeonato de España de Montaña de Profesionales (1957, 1960 y 1962), también fue vencedor del Criterium de Ases de Madrid en 1957 y tercero en Fondo, asistió a ocho ediciones de la Vuelta a España, fue tercero en la de Portugal en 1961...

Posa junto al libro que recoge sus gestas deportivas, escrito por su hija Ángela Jiménez Maldonado. RAMÓN L. PÉREZ

Jiménez Quiles entusiasmó a los aficionados al ciclismo porque con 19 años se aventuró, sin el respaldo inicial de un equipo deportivo, a medirse a los grandes corredores en la Vuelta a España de mayo de 1955. La enciclopedia Espasa Calpe recoge así el acontecimiento deportivo: «La revelación de la carrera ha sido, sin duda, el joven valor Antonio Jiménez Quiles, perteneciente a la Federación Andaluza, quien formando parte del equipo regional Cataluña-Aragón-Andalucía logró un meritorio segundo lugar, por detrás del francés Dotto».

La aparición de la Unión Velocipédica Granadina marcó un antes y un después en el ciclismo local. Fundada por José Moleón, en la calle Ganivet, fue el mejor club de todos los tiempos de Granada, el que permitió a Quiles rodar, progresar y formarse como profesional. La UVC celebraba pruebas todos los domingos y festivos. «Empecé a codearme con corredores más importantes. Una noche, en la Unión Velocipédica, preparaba la Subida al Parque de Invierno cuando un ciclista veterano me dijo que ya no se trataba de una bicoca y que me enfrentaría a profesionales», relata con emoción y nostalgia.

En 1962 y, tras proclamarse de nuevo campeón nacional de montaña, decidió retirarse. Fue un adiós por la puerta grande, como los campeones. Se dedicó a la dirección de empresas relacionadas con el transporte de viajeros y el turismo hasta su jubilación. Hoy todavía pedalea. Tan valiente y apasionado como cuando maravilló en la Vuelta.

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