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El deportista olímpico levita sobre su barco en el agua de Rules, sostenido por el viento. PEPE MARÍN
Vela

Un regatista volador en el Embalse de Rules

El barcelonés Jordi Xammar, olímpico en Río y clasificado para Tokio en la clase 470 de vela, practicó en solitario con una embarcación Moth en un enclave «espectacular»

Lunes, 1 de junio 2020, 00:40

El regatista olímpico Jordi Xammar se rio cuando le dijeron que el Embalse de Rules era uno de los mejores sitios para navegar en España. «No lo creí», reconoce. Se lorecomendaba la madre de su novia Carmen -también deportista, a la que conoció hace nueve años en una competición- cada vez que bajaban a la playa y pasaban el puente de la Autovía hacia la Costa. «Nos insistía en que siempre había viento, aunque cuando estoy por Granada no quiero saber nada de la vela. Tras el confinamiento vine en cuanto pude y comprobé que no solamente es uno de los mejores lugares de España, sino del mundo. Es comparable al Lago de Garda en Italia. Las condiciones de viento son estables como un reloj, el agua dulce es cómoda para el material y es muy accesible. Es espectacular, un sitio ideal», lo describe ahora.

Este barcelonés de 26 años, que participó en los Juegos Olímpicos de Río 2016 y está clasificado para los de Tokio, pasó las dos últimas semanas bajando desde la capital hasta Rules para sobrevolar, porque volar es lo que hace, su embalse con una embarcación individual de clase 'Moth'. Invierte casi una hora en armar con todos sus amarres un barco de pura fibra de carbono que más tarde le hará levitar sobre el agua. «Vuela por el mismo efecto por el que vuela un avión, gracias a unas alas llamadas 'foils' que van por debajo del agua y ayudan a crear la sustentación para hacerle despegar. Dan miedo y todo las velocidades que se cogen, de hasta 35 nudos que son casi 70 kilómetros por hora», describe Jordi Xammar, deportista del equipo Movistar, como un niño con su juguete.

Jordi Xammar junto a los 'foils' que le permiten volar. PEPE MARÍN

En Rules pasa las horas deslumbrando a los habituales de la Escuela de Windsurf Granada y en ocasiones hasta a los coches y camiones que bajan hacia la Costa. «A veces voy volando cerca de la autopista y me pitan para saludarme o lo hacen por la ventanilla. Creo que la gente debe preguntarse qué es esto exactamente; pues es un barco que vuela», resume con una sonrisa traviesa, encantado con un artilugio de 15.000 euros en el que invirtió personalmente «para estar a la vanguardia», convencido de que «es el futuro».

Sus compañeros en el equipo nacional olímpico y en la competición SailGP –en la que será patrón de un catamarán de 50 pies volador– no han dejado de preguntarle por sus vídeos en Instagram. «Todos tenemos un 'Moth' para ir cogiendo el 'feeling' y me preguntaban si merecía tanto la pena, incluso como para venir hasta aquí y hacer regatitas de entrenamiento. Les he dicho que esto es el paraíso y que me encantaría que vinieran; ahora tengo la ilusión de traerles, incluso con el barco de la clase 470», asegura Xammar, en referencia a su embarcación habitual.

Jordi Xammar prepara la embarcación con la ayuda de su novia Carmen Dávila. PEPE MARÍN

Con toda su carrera deportiva aún por delante, Jordi Xammar se prepara ya a conciencia para participar en los Juegos Olímpicos de Tokio junto a Nico Rodríguez como la segunda mejor pareja del ránking mundial tras los australianos Mat Belcher y Will Ryan. Aspiran al oro porque sus resultados más recientes les han demostrado que pueden conseguirlo. «Ganamos la Copa del Mundo en Miami y preparábamos el Mundial de Palma de Mallorca de marzo cuando todo se detuvo. Eso sí, en 2021 tendremos un año más como pareja y viniendo en línea ascendente nos permitirá compensar la diferencia de experiencia que tenemos respecto a la pareja número 1», reseña Jordi Xammar, que ha aprovechado el confinamiento para seguir formándose como regatista sobre todo en lo psicológico: «La vela tiene tantas variables que es clave ordenar prioridades y gestionar la presión».

Ya de vuelta a la concentración de su equipo en Santander, Jordi Xammar echará de menos a su novia Carmen, su familia y Granada. «Allí la dinámica es más complicada aunque más efectiva porque hay más medios, pero no tendré la sencillez de Rules, la comodidad de que todo esté a mano. Me estoy convirtiendo en un marinero de agua dulce granadino», bromea. No tardará en volver.

Jordi Xammar navega el Embalse de Rules con su 'Moth'. PEPE MARÍN

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