El Guerrouj, la línea perfecta

Atenas, año 2004. El atleta marroquí Hicham El Guerrouj consiguió algo que está en la mano de un ramillete selecto y muy reducido de deportistas; el doblete de 1500 y 5000 metros superando a atletas como Bekele y Kipchoge. Nunca antes nadie lo había logrado desde el mítico finlandés Paavo Nurmi en 1924.

Con unas piernas largas y lineales y una pisada reactiva daba la sensación que flotaba sobre el tartán. Este genial e irrepetible atleta rozó el olimpo deportivo con su zancada prodigiosa, amplia y reactiva, de tronco erguido y braceo perfecto.

Aquellos que lo conocían sabían que el éxito de este hombre no sólo residía en un talento innato sino que se forjó a base de durísimos entrenamientos de carrera y gimnasio que muy pocos podían ejecutar con la dureza que él lo hacía. Su piedra deportiva, su don natural, era cincelado a diario con series infinitas y trabajo duro sólo ejecutables por hombres con alma de superación y moral granítica e inquebrantable. En definitiva, era un genio que trabajaba como un genio. Este hombre sumó tanto éxitos en disciplinas tan complejas como el 1500 y 5000, que pasará mucho tiempo hasta que alguien pueda superar su prodigio.

Queda atrás su predecesor, Said Aouita y sus míticos combates con el español González. Dos líneas de estos marroquíes casi idénticas pero que rozaron la perfección suprema con la figura del genio El Guerrouj. En Granada contamos con un atleta también marroquí con una línea muy similar a estos dos atletas, por su semejanza física, Mounir Elouard.

«Algunas personas quieren que algo ocurra, otras sueñan con que pasará, pero otras hacen que suceda». Lo dijo un tal Michael Jordan.