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Adrián Ríos posa con su kart en las instalaciones del Karting Granada, en Camino de Purchil PEPE MARÍN
El piloto granadino que ya conducía antes de andar
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El piloto granadino que ya conducía antes de andar

Adrián Ríos | Es a sus trece años un talento del motor en ciernes. Dos veces subcampeón y bronce andaluz de la categoría rotax, presume de tener una curva del Karting Granada con su nombre. Estudiante de sobresalientes, sueña con encontrar un patrocinador

Domingo, 26 de marzo 2023, 16:04

Apenas había aprendido a andar y al pequeño Adrián (Chauchina, 2010) lo que más le gustaba ya era la velocidad. No había soplado todavía dos velas en su tarta y ya disfrutaba jugando a conducir sentado en el taburete de la cocina de su abuela, con el soporte del rollo de papel como volante y una cuchara para meter las marchas. Con cuatro años, Papá Noel le dejó junto al árbol su primer kart de gasolina, de 80 centímetros cúbicos. Y hoy, con trece, puede presumir de que una de las curvas del Karting Granada lleva su nombre. La curva Adrián Ríos es una horquilla cerrada que se toma a izquierdas y solo los pilotos más experimentados salen de ella ganándole décimas al crono.

Él a lo que quiere ganarle es al destino. A quien le dice que en el deporte del motor además de talento, necesitas tener padrino. Desborda de lo primero, no solo eso, también es un estudiante de primera, de los que se bandean en el sobresaliente. Entrena duro cada día y desde casa gracias a uno de esos modernos simuladores capaces de ofrecer al piloto una sensación tan real como si estuviera en la pista. Pero el fin de semana pisa asfalto, que prácticamente es su medio natural. Ahí se maneja como nadie. Visita el circuito en el que compite y empieza a gastar goma antes de la carrera.

La habilidad de este piloto le augura un gran futuro P. Marín

Abnegado en la dificultad y decidido a triunfar en el mundo del motor, este doble subcampeón y bronce andaluz en la categoría rotax busca compañero de viaje. Un patrocinador con el que ir de la mano por el mundo, saludando retos y rivales por el retrovisor. Cuando tenía siete años tuvo su primer accidente con saldo de rotura de cúbito y radio tras salirse en una curva, y pese al impacto que como es evidente generó en sus padres, al pequeño Adrián le sirvió para aprender que si quieres triunfar, tienes que pisar barro a veces.

Su padre, Juan, cuenta lo que fue un gran susto para él y para su mujer, Censi, y lo que hoy se ha quedado en anécdota. «Imagínate que después de llevarlo al hospital y que le escayolaran el brazo, nos dice que quería volver al circuito para que sus amigos vieran que estaba bien… Claro, al final tuvimos que llevarlo», introduce el padre, que lo que no sabía por entonces era que la petición tenía trampa. Porque «cuando ya estábamos en el circuito, me dice que lo suba a un kart doble, que quiere ir de copiloto». Fue, seguramente, el momento en el que Juan advirtió que lo de su pequeño no era un hobby, sino un modo de vida.

El motor, no nos engañemos, es un deporte «muy costoso». «Somos una familia normal, trabajadora, y si quieres que tu hijo disfrute con lo que más le gusta, tienes que cambiar otras cosas, por esto», dice Juan Ríos, el padre. «Si la próxima carrera es en Cartaya (Huelva), por ejemplo, piensa que tienes que irte allí el fin de semana para entrenar, y tanto entrenar como competir es caro. Cada juego de ruedas, son doscientos euros y si llueve, cuatrocientos euros, por ejemplo», apostilla la mamá.

Pero el karting es una gran familia. Con lo bueno y con lo malo, cabe decir. «Tienes gente que te apoya, que te ayuda si el kart no funciona antes de una carrera y no das con la tecla…», dice Censi. «También te encuentras con otro tipo de gente, que tiene un gran equipo, viene a ganar y no te va a echar una mano». Pues eso, como en una familia.

Equipo Ríos - García

El equipo Ríos-García lo forma un mecánico que hace de psicólogo y telemistra, Juan; una presidenta del club de fans, Censi; y el piloto Adrián, con su Virgen del Espino debajo del mono, para que lo proteja, y un pez bordado en el pecho, en honor al pequeño Gabriel. Porque este equipo está construido con mucho amor y con horas de esfuerzo en Karting Granada, donde el propietario, Ángel, les ha abierto las puertas desde la primera vuelta. Allí no han faltado ratos de miedo y frustración porque el camino de los ganadores se construye sobre esto, lo demás es mentira. «Yo no sabía nada de mecánica», reconoce Juan. Pero aprendió. «Estudiando mucho, preguntando cuando no sabía algo, rompiendo piezas por tocar donde no debía y hartándome de llorar», dice con media sonrisa e incluso un punto de nostalgia. «Las cosas han salido, y bien, porque nos hemos esforzado», añade.

El joven de Chauchina, pisando a fondo P. Marín

El viaje comienza el viernes al amanecer para que Adrián pueda aprovechar esa misma tarde para rodar. El sábado, entrenamientos oficiales y el domingo, al terminar la carrera, vuelta a la carretera para cinco horas de viaje, que el lunes toca madrugar. Titánico si recordamos, que este chico es de sobresalientes.

Los amigos no faltan. La barbería de Horacio Toledo, ÁlexTg, WasteBlock, Gruyserv, Áridos Reciclados El Soto, Excavaciones y Asfaltos García Berrido, Materiales de Construcción Enrique García Berrido y, por supuesto, Karting Granada, su segunda casa, son las marcas que impulsan a Adrián en cada carrera. Pero este talento en ciernes busca un compañero de viaje que lo ayude a volar sobre las pistas de medio mundo. Ganas no le faltan para demostrar que con esfuerzo, los sueños se pueden hacer realidad.

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