Un granadino a las puertas del Olimpo

Aunque históricamente le haya costado tener jugadores en la elite del baloncesto nacional, Granada siempre ha sido una gran cantera de entrenadores de nivel. Nombres como Antonio Gómez Nieto, Sergio Valdeolmillos o Curro Segura fueron la punta de lanza de una primera generación a la que ahora secunda otra hornada cuya cabeza visible es Pablo Pin, pero en la que el camino de Ramón Díaz es de un valor, cuando menos, igual al del técnico del Covirán.

El técnico de 41 años, canterano en su día del CB Granada, recibió en el verano de 2013 la llamada de Valdeolmillos para acompañarte en su aventura mexicana. Desde ahí, la carrera de Díaz es meteórica. Acaba de cerrar su sexta temporada al frente de Capitanes de Ciudad de México, el gran proyecto del país azteca desde que hace tres cursos diera el salto a la 'GLeague', la segunda liga de la NBA. Y, en un nuevo y prestigioso paso para su currículum, atiende a IDEAL desde Toronto, donde ejerce como flamante seleccionador u18 de Canadá, sin duda uno de los países con mayor talento emergente en los últimos años en lo que a la canasta de se refiere.

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«Siempre han tenido riqueza física, porque cuando llevas unas horas en Toronto notas la diversidad cultural del país. Tienen una gran influencia africana, lo que da jugadores con un perfil atlético muy fuerte y lógicamente mucha vinculación con el baloncesto estadounidense», explica el granadino, pieza activa ahora del proceso de cambio iniciado el verano pasado por el badalonés, Jordi Fernández, seleccionador nacional que guió a los canadienses al bronce mundial. «Queremos dar más sentido al juego colectivo y de equipo para que haya una identidad más allá del talento individual que tienen innato. Con todo ello, Canadá es ya una potencia mundial, y lo que queremos ahora es que esto sea desde los jóvenes», narra. He ahí la responsabilidad de Díaz, para quien la figura de Fernández –desde la próxima temporada entrenador de los Brooklyn Nets, primer español en la historia en ser técnico jefe en la NBA– es la llave de su llegada al país de la hoja de arce. «Quiero destacar que me ha ayudado en cada una de las etapas que he tenido. Es una persona que se abre ciegamente a compartir todo el baloncesto que tiene, me hizo conocer mejor la 'GLeague' y ahora en Capitanes jugamos con normas muy parecidas a lo que juega Sacramento –donde Fernández ha sido técnico ayudante hasta el presente curso– y estamos tratando de implantar algo parecido en Canadá», agradece el granadino, recordando la llamada del catalán con la que todo empezó. «Hace tres meses llamó preguntándome si me interesaba entrar en el proceso de elección del seleccionador u18, y desde ahí hubo muchas entrevistas con la federación canadiense, hasta llegar a una última conversación en la que había varios representantes federativos –incluyendo al prestigioso entrenador David Blatt–. Y al mes me dijeron que era el seleccionador y empezamos a trabajar», relata.

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Mañana mismo, la expedición norteamericana viajará hacia Buenos Aires para disputar la AmeriCup u18. El objetivo es claro: estar entre los cuatro mejores para sellar una plaza para el Mundial u19 del próximo verano. En la primera fase, los de Díaz se medirán, sucesivamente, a República Dominicana, Puerto Rico y Venezuela, con el objetivo de ser primeros de grupo y tener un cruce asequible en cuartos de final, presumiblemente ante Belice. En las huestes de días, algunos jugadores que seguramente sonarán a no mucho tardar en el mundo profesional, como los exteriores Efeosa Oliogu y Jaion Pitt, el alero Spencer Ahrens o el gigantesco –2'32 metros– pívot Olivier Rioux.

Sin parar

El granadino dice estar «muy contento tanto con la experiencia como con los resultados» tras el nuevo curso con Capitanes, destacando haber ayudado a dos jugadores a dar el salto –'call-up', en el argot americano– a la NBA, como el brasileño Maozinha Pereira y el trinitense Malique Lewis, exjugador del Fuenlabrada y el aumento del impacto social de la pelota naranja en el país. «Hemos tenido medias de aforo superiores a los 10.000 y algún partido con 18.000», destaca, asegurando que siguen «dando pasos para que la NBA se instale definitivamente en México».

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Díaz cuenta con un año más de contrato en Capitanes, pero no descarta un paso más. «Estoy valorando opciones para entrar en el mundo NBA, como asistente de algún equipo o entrenador jefe de un 'GLeague' vinculado a alguna franquicia», desvela, reconociendo estar «en el proceso, con charlas y esperando la oportunidad para dar ese paso».

Este verano ha sido un refuerzo para el granadino. «Siento que estoy a las puertas de la superelite, que me empiezan a valorar en la NBA y que me ha fichado una federación, como Canadá, siendo extranjero», presume, asegurando que las últimas semanas le han hecho «ganar confianza». Y eso, tan lejos de casa, vale un potosí. «Estoy a 10.000 kilómetros de todo y he sentido esa soledad del entrenador en muchos momentos», cierra. Pero, al final, mereció la pena.