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Marcelo Sánchez, recién aterrizado de una de sus aventuras. R. I.
El rey de los cielos es de Granada
Parapente

El rey de los cielos es de Granada

Marcelo Sánchez se halla entre los mejores competidores del mundo con tan solo 23 años después de ganar el mundial júnior el pasado verano en Eslovenia

Martes, 18 de marzo 2025, 12:55

Volar no tiene secretos para Marcelo Sánchez. Quizá sea el motivo para que este granadino se sienta como pez en el agua cuando se desplaza por el aire. A sus 23 años, se halla entre los mejores parapentistas del planeta, contra los que compite en las citas más prestigiosas de la modalidad. Una suerte que le abre las puertas del cielo cada vez que desea 'escapar' de la tierra.

El parapente supone su principal motivación vital. Más aún cuando se proclamó campeón del mundo en categoría júnior el pasado verano en la ciudad eslovena de Tolmin. «Era la primera vez que se celebraba y lo tenía enfocado como un torneo muy especial. Siempre quise volar. Empecé a entrenar desde que era un niño y fui a por todas al campeonato del mundo. Por suerte, todo salió bien», rememora el propio Marcelo Sánchez a IDEAL.

Inició su preparación en suelo a los doce años para poder desplegar sus alas por fin con dieciséis, una actividad no apta para padres cardíacos, aunque no fue el caso de Marcelo. El joven de Granada capital se interesó por el parapente a través de su propio progenitor. «Él también vuela, pero en ala delta. Es parecido y me entró la curiosidad por probarlo. Me llamaba la atención verme en el aire y ser capaz de moverme. Quería descubrir qué se sentía», explica.

Dicho y hecho. Tras varios años de práctica y competición, el cielo no esconde secretos para Marcelo. «El parapente es lo más parecido a volar como un pájaro. La gente repara en la adrenalina, pero no es tanta. El tema va más por la paz y la libertad que se experimenta en mitad del desplazamiento, además de los lugares que descubres, sitios inimaginables de no ser por este deporte», detalla antes de adentrarse en la mayor preocupación de los que lo ven desde fuera: los riesgos.

Marcelo posa con la bandera de España sobre los hombros tras proclamarse campeón del mundo en su disciplina. R. I.

«Dispones de un ala inflable que recibe aire durante el vuelo y que no pesa nada, lo que te hace poder mantenerte en el aire. Es imposible que colisiones, pero sí que se puede plegar ante turbulencias fuertes. En tal caso, todos disponemos de un paracaídas de emergencia. Los accidentes que se ven en internet vienen causados por imprudencias que no hay que cometer. Yo compito y jamás he sufrido ningún daño. Es un deporte muy seguro», reivindica.

Élite

Marcelo ha disputado recientemente la Superfinal de la Copa del Mundo en la localidad colombiana de Roldanillo. Al torneo solo acuden por invitación los mejores competidores del mundo, entre los que se encuentra el granadino. «Participan los 130 parapentistas más destacados a lo largo de dos semanas, aunque únicamente volamos seis días por mal tiempo. Para que te llamen tienes que hacerlo muy bien durante el circuito anual. Quedé vigésimo quinto, el número 25 de todo el mundo. Está muy bien, aunque puedo hacerlo mejor», asevera.

Entre sus próximos objetivos, el parapentista tiene entre ceja y ceja otras competiciones como la Copa del Mundo de Algodonales o el Campeonato de España. Marcelo se medirá a más de un centenar de pilotos de distintas nacionalidades en la Sierra de Cádiz entre el 10 y el 17 de mayo, cita que le servirá para preparar la prueba nacional de Bohí que tendrá lugar del 15 al 21 de junio. «También estoy entrenando para volar en los mundiales de Brasil las dos primeras semanas de septiembre. Me paso parte de la primavera y todo el verano viajando por el mundo», informa.

Una de las impresionantes estampas que dejan los vuelos durante el transcursode las competiciones. R. I.

El granadino entra en liza en los eventos de velocidad, consistentes en carreras por un recorrido aéreo determinado. «Hay una serie de balizas GPS por marcar en el aire en el menor tiempo posible, pues vence el más rápido. Cada etapa dura entre dos y cuatro horas, según la meteorología que haya», aclara. También existen torneos que premian la precisión del vuelo o las acrobacias, asignaturas que requieren una preparación casi idéntica.

«Se necesita resistencia y un buen físico para aguantar ahí arriba tanto tiempo, aunque es un deporte muy mental. Para las pruebas de velocidad hay que estudiar en profundidad la ruta. Siempre intento ser agresivo y atacar las posiciones de mis rivales, aunque luego la improvisación es constante porque dependes de muchos factores. Hay que tomar decisiones a una velocidad media de entre 40 y 80 kilómetros por hora», añade.

En Granada

El Club de Vuelo Libre Draco de Cenes de la Vega siguió la progresión de Marcelo hasta su mudanza a Cádiz por motivos laborales, su lugar actual de residencia. Hasta entonces, el cielo granadino acogió sus innumerables trayectos. «En la provincia tenemos muchos lugares habilitados para volar. Cenes me parece el más estético, con la capital a los pies y Sierra Nevada a la espalda, pero el que mejores condiciones ofrece es Huéscar. He practicado esquí, montañismo..., pero el parapente engancha. Más todavía en Granada», sentencia.

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