Rompiendo barreras a base de empeño
Biatlón ·
Victoria Padial, que se hizo hace poco con el título nacional de biatlón, es también la primera mujer olímpica en este deporte de EspañaSecciones
Servicios
Destacamos
Edición
Biatlón ·
Victoria Padial, que se hizo hace poco con el título nacional de biatlón, es también la primera mujer olímpica en este deporte de EspañaCAROLINA PALMA
GRANADA
Miércoles, 1 de mayo 2019, 01:27
Lo que llamó la atención de la Federación Andaluza en cuanto a Victoria desde el primer momento en el que la vieron no fue su estilo o destreza, que obviamente resaltaban, sino más bien su actitud competitiva y esforzada, aquella que le impedía perder incluso ... en los juegos más banales de barrio.
Con nueve años la llevaron a su primer Campeonato de España, cuando aún no había cumplido los 365 días dentro de la Federación, y le avisaron de un día para otro y casi sin previa preparación. La pequeña, que fue entusiasmada sin saber aún qué esperar, se dio «un golpe de realidad» al encontrarse llegando a meta cuando la gente ya la estaba desmontando para irse. «A cualquier otro niño con esa edad tal vez no le hubiera importado, pero a mí me fastidió muchísimo», recuerda ahora la que entonces se prometió que, si volvía a un Campeonato de España sería para ganarlo, no solo para participar. «Esa era mi ambición de pequeña, siempre superarme. De hecho, ya entonces le preguntaba a mi tío qué era lo más alto que podía llegar un deportista y él me decía que los JJ OO, así que yo lo miré y le dije que yo acabaría compitiendo en ellos» y, al final, consiguió hacerlo.
La palabra que más caracteriza a Victoria Padial es 'determinación'. Desde el primer momento, «todos los entrenadores que han ido pasando por mi vida han coincidido en que no era un talento ni una superdotada del deporte, que tal vez no era la mejor, pero sí la que tenía más ganas. Desde pequeña ya sabía dónde quería llegar». Aún cuando el resto de sus compañeros lo dejaban por el mismo aburrimiento o sacrificio que también comenzaba a azotarle a ella, Victoria siguió y en ningún momento se planteó el abandonar hasta que, al fin, descubrió el biatlón.
«Me quedaba embobada viéndolo por la tele. Hacían lo mismo que yo, pero con un arma. Era un plus muy atractivo», manifiesta refiriéndose a los años previos a que la IBU (la Federación Internacional de Biatlón) le propusiera ir a un campamento. «Me sentía un poco aprisionada haciendo un deporte ya por inercia y esa llamada fue como un rayo de luz, un extra de motivación a la hora de hacer algo que ya me gustaba».
Aún así, fueron años muy complicados. El biatlón no era un deporte aún registrado en España y «se encontraba en tierra de nadie». Tras aquel primer campamento se intentó crear un equipo deportivo dentro de la Federación de deportes de invierno en el que, una vez más, de los cuatro chicos y dos chicas que comenzaron, solo quedó Victoria y Alexandre Nappa, el entrenador que habían traído desde Francia para que los preparara. «Fueron tres años muy complicados en los que él intentó organizarlo todo desde cero», pero el sueño que se originó de manera nacional acabó siendo solo abrazado por la biatleta granadina y el francés, que terminaron por alcanzarlo en solitario.
Desde el momento en el que Victoria conoció el biatlón de primera mano, decidió entregarse por completo al mismo. Sin importar lo que costara a nivel físico o económico, la granadina puso todo su empeño, motivación y determinación en el deporte de origen militar, pero este no fue un camino de rosas. A pesar de que la Federación pagó su esfuerzo llevándola a un Mundial y a unos Juegos durante sus primeros tres años en la disciplina, y cumpliendo ya así uno de sus sueños, la mayoría de costes económicos corrían de mano del pequeño equipo del que formaba parte, y de su entrenador, Alexandre Nappa. Fue justo antes del segundo Mundial al que se iban a presentar, el de 2011, en el que estando ya en el aeropuerto a punto de embarcar, Alexandre se encontró con la sorpresa de que los riesgos y costes del viaje «irían básicamente a cuenta propia. Dijeron que no se harían cargo y que hiciéramos lo que quisiéramos, así que decidimos no ir. Con ellos todo era una gran incertidumbre», como el primer día, aquel en el que con nueve años a la pequeña la llamaron a su primer campeonato de España un día antes del mismo.
«Aquel viaje fue el detonante definitivo, ahí se inició un cambio de chip», y Victoria y Alexandre decidieron continuar por su cuenta, pues «todo el resto decidió abandonar por completo».
El francés, sin embargo, vio en la deportista un talento y un reto, y «cuando le decían que algo era imposible, él quería hacerlo». Juntos se lanzaron con todo, y cada cosa que anteriormente había sido responsabilidad de la Federación, lo acabaron por hacer entre ellos dos. Cada gestión y organización, e incluso recaudación de fondos o introducción del deporte en el país. Absolutamente todo fue a cuenta propia, «algo muy duro, pero muy satisfactorio», pues a partir de ahí la carrera de Victoria dio un salto abrumador. Tan solo dos años desde que hubiera comenzado su recorrido en solitario, la granadina escaló hasta el tercer puesto en el Mundial de 2013 y, un año más tarde, se hizo con dos platas en el Campeonato Europeo. «La gente me decía que a mi edad ya no iba a poder llegar a tirar bien, cuando el resto de los competidores habían empezado de niños», pero los imposibles siembre fueron la diana principal de la biatleta española, que este año se hizo también con el título nacional. «El cambio fue una liberación psicológica», en palabras de la granadina, y un premio a su gran determinación y sacrificio.
Ser mujer en este deporte para Victoria «es un orgullo». El biatlón, que nació a raíz de la necesidad de los soldados de desplazarse con esquís en los países nórdicos plagados de nieve para realizar sus prácticas de tiro, ha sido siempre un deporte «exclusivamente para hombres. Ellos eran los que defendían al país mientras que las mujeres se quedaban en casa cocinando, pero hoy en día nosotras tenemos mucho que decir también». La biatleta granadina, que encuentra en ese «haber roto barreras» una de sus mayores satisfacciones, afirma que no quiere que todo esto «se quede en un orgullo personal, quiero inspirar a otras mujeres a meterse en terrenos originalmente dominados por hombres».
Por ello, en la actualidad, está dedicando la mayor parte de su tiempo a realizar charlas en colegios e instituciones con las que pretende, no solo introducir el biatlón más en España, sino también inspirar a los más jóvenes a perseguir sus sueños. «Contagiar esa ilusión, ya no solo en biatlón, si no en cualquier cosa en la vida. Que vean que con determinación pueden lograrlo todo y se digan 'yo quiero hacer esto, es mi sueño y voy a luchar por él, cueste lo que cueste».
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
España vuelve a tener un Mundial de fútbol que será el torneo más global de la historia
Isaac Asenjo y Álex Sánchez
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.