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Una imagen de la zona exterior del centro deportivo, en mal estado y con algunas zonas abandonadas desde hace meses. ALFREDO AGUILAR
Tres años para llevar al We a la ruina
Reportaje

Tres años para llevar al We a la ruina

Decandencia ·

El Ayuntamiento trata de rescatar el centro deportivo más grande de Andalucía, que cerró en octubre y ha dejado en la calle a cerca de setenta trabajadores

Viernes, 15 de abril 2022, 00:32

«Alhambra Sport Club ha llegado. Lo que conocíamos como We va a ser todavía mejor». Entre esta frase sacada de un anuncio emitido en la televisión pública TG7 y la comunicación por parte la empresa que gestiona la instalación deportiva We de cortar la luz del campo de fútbol el reciente 31 de marzo ha pasado solo medio año. Seis meses en los que la sociedad ha cerrado el gimnasio, ha entrado en quiebra y busca otra marca deportiva que se haga cargo del que el exalcalde José Torres Hurtado aventuró el día de su inauguración que sería «el mejor centro deportivo de Granada». Ahora, cerca de 70 trabajadores del gimnasio se han quedado sin empleo y de los más de 7.000 usuarios con los que contó la instalación no queda ya ninguno. Está cerrado y no hay visos de que se vaya a abrir a corto plazo.

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El We Fitness Club comenzó su actividad en 2009. Jarquil, la empresa que construyó la instalación, se quedó con la gestión de esta a través de una sociedad (We Bienestar, Ocio, Salud y Deporte) que acordó con el Ayuntamiento de Granada la explotación durante 40 años de más de 40.000 metros cuadrados –el tamaño aproximado de cuatro campos de fútbol– que conformaban el centro deportivo más grande de Andalucía. Durante el primer lustro fue gestionado con éxito por Jorge Yélamos, pero en 2014 este se marchó a Go Fit y la empresa tuvo que buscar un nuevo liderazgo. Con la crisis económica superada, el gimnasio contaba con miles de socios, el We FC comenzaba a ser un club deportivo de referencia en la formación deportiva de niños –actualmente dispone de una cantera de 600 chavales– y la competencia en la ciudad no era feroz. Solo había que dejar que la máquina siguiera funcionando.

Y así se hizo hasta que en 2018 entró como apoderado de la sociedad y responsable del gimnasio Francisco Javier Martínez, según consta en el Boletín Oficial del Registro Mercantil. Por delante, el reto de consolidar a la marca como el centro deportivo de referencia en la provincia. La realidad fue otra. Encadenó malas decisiones, según explican a IDEAL diferentes fuentes próximas al sector deportivo en Granada, y el gimnasio dejó de ser rentable. No obstante, no daba pérdidas. Además, desde 2012 aumentó la competencia de oferta deportiva en la ciudad –en parte promovida también por el Ayuntamiento de Granada con la realización de otras concesiones administrativas–, algo que obligó desde ese momento a la empresa a aumentar sueldos de sus empleados para retenerlos y a un descenso de las cuotas para mantener a sus socios.

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Este modelo de negocio, rentable cuando el número de abonados rondaba los 5.500 socios, se vino abajo a partir de 2019. Desde ese verano el número de abonados comienza a caer en picado hasta los 1.500 en el invierno de 2020. La empresa queda al borde del precipicio cuando llega el confinamiento por la covid. En ese momento, las malas decisiones encadenadas también durante la pandemia llevan a la no retención de socios, que no paraban de darse de baja en oleada. Fue la puntilla para una sociedad que miraba hacia abajo. Así, mientras la competencia afrontaba el coronavirus ofreciendo servicio mediante tecnología, el We esperó a que el temporal pandémico amainara sin hacer nada con una mala dirección técnica y de márketing, según las fuentes del sector consultadas por este periódico.

Tras ello, el empresario granadino Pío Salvador se puso al frente de la empresa el pasado verano. «Le eché mucho corazón y alma, pero me engañaron», cuenta a IDEAL quien estuviera durante seis meses vinculado a la sociedad. Salvador explica que llevaba tiempo con la intención de poner en marcha un ambicioso proyecto deportivo y vio una oportunidad. Para ello realizó una ampliación de capital de 200.000 euros y en julio de 2021 se convirtió en apoderado de la compañía que gestionaba el complejo. Realizó una fuerte campaña de publicidad, cambió la marca de la instalación deportiva y los logotipos que allí pueden leerse ahora son 'Alhambra Sport Club' y 'Pío Salvador'.

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En septiembre, expone, descubrió «un agujero económico insalvable», que sitúa en el entorno de los 700.000 euros de deuda. En ese momento, decidió dar un paso atrás. La empresa volvió a ser gestionada por LM Abogados –este bufete buscaba desde finales de 2020 un inversor para evitar la quiebra del We–, sociedad que en diciembre de 2021, según el Registro Público Concursal, entró en concurso de acreedores, la forma técnica de llamar a la ruina de una empresa. Antes, en octubre, se le comunicó a los empleados del gimnasio la intención de cerrar la instalación deportiva por la imposibilidad de pagar las nóminas de la sociedad.

En la ecuación de este gran complejo deportivo hay más actores implicados. El We FC, el club fundado en 2011 vinculado a este centro, se marchó de allí el pasado verano. La llegada de Pío Salvador supuso un choque con la entidad, ya que, según explican fuentes del equipo de fútbol, el inversor quería que el club se incluyera dentro de la marca Alhambra Sport Club, algo que no aceptó la entidad y provocó que sus dirigentes se pusieran a buscar otro lugar donde acomodar a sus equipos y hubiera un proyecto en sintonía deportiva con el club, que actualmente entrena y juega en Inacua Granada. Al quedar libre el campo de fútbol del We, Pío Salvador buscó algún club de la provincia que pudiera darle uso. Ahí apareció el Granada, que comenzó a utilizar el campo de césped artificial a primera hora de la tarde. Las últimas franjas del día quedaban para las peñas, que desde principios de abril no pueden seguir jugando sobre la moqueta sintética por el apagón de la luz artificial, algo que no afecta al club rojiblanco dado que el cambio de hora provoca que haya luz natural hasta las ocho de la tarde, momento en el que el Granada ya ha abandonado la instalación.

Situación compleja

También se libra por el momento de la compleja situación por la que pasa la empresa gestora del gimnasio el Medac. El Instituto de Formación Profesional ocupa parte de los metros cuadrados edificados del centro deportivo y además se encarga del mantenimiento de la piscina para que sus alumnos realicen prácticas en ella. Hace uso también del campo de fútbol, pero siempre en horario matinal, por lo que tampoco tendrá problemas para continuar con su actividad. Como la clínica Global Medical, paga a la sociedad We Bienestar, Ocio, Salud y Deporte un alquiler por el uso de una serie de metros de la parcela y asume los gastos que genera.

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En este punto la pelota llega al tejado del Ayuntamiento de Granada, que es la propietaria de los terrenos. José Antonio Huertas, concejal de Deportes del consistorio, explica que el equipo de gobierno municipal trabaja para «seguir teniendo abierta esa instalación deportiva». A finales de octubre, mantuvieron una reunión con los trabajadores del gimnasio para manifestarles esta voluntad, pero el asunto se encuentra enmarañado en la burocracia. El área de Deportes ha iniciado el procedimiento administrativo para rescatar el complejo deportivo. Cuando eso se produzca, el Ayuntamiento podrá sacar de nuevo a licitación la gestión del gimnasio y todos sus espacios, pero hasta que eso ocurra pueden pasar meses o años.

En la actualidad hay dos procesos abiertos. Por un lado, el Consistorio busca recuperar la propiedad de los terrenos para colocarlos a otra empresa que asuma la puesta a punto de la instalación y la deuda que Jarquil adquirió con CaixaBank para la construcción de la superficie. «Los técnicos del área de contratación están trabajando en las justificaciones para proceder a la resolución del contrato», resume Huertas. En esta operación municipal no tiene nada que ver LM Abogados, que sigue gestionando We Bienestar, Ocio, Salud y Deporte y busca una cadena deportiva a la que 'colocar' el We, algo complicado porque toda la competencia ve más rentable dejar caer por completo a la empresa e iniciar de cero otro proyecto. A nadie le sale a cuenta reflotar un proyecto deportivo que está en la ruina.

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