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Sobre las zapatillas y a lomos de su bicicleta, Sergio Correa ya se ha destapado como una de las jóvenes promesas del duatlón español Inphinity photo
Sergio Correa, el campeón silente

Sergio Correa, el campeón silente

Este duatleta de Huétor Vega ofrece su fórmula para el éxito. Esfuerzo, sacrificio, constancia y disciplina. Por el momento, el resultado ha sido representar a España en un Mundial de su especialidad

César Guisado

Granada

Lunes, 21 de octubre 2019, 20:00

Esfuerzo es sacar energía de donde ya no la hay para apagar el despertador bien temprano y salir a correr mientras Huétor Vega se despereza. Es agarrar la mochila y enchufarse cinco o seis horas de clase, comer fuera de casa y seguir entrenando. Es ir a Decathlon y no para ver los escaparates sino para ponerse el uniforme y trabajar media jornada antes de llegar por fin a casa, hacer los deberes y descansar mucho menos de lo que a su entrenador le gustaría.

Sacrificio es hacerlo todos los días de semana para después competir al máximo nivel fines de semana. Es decir 'no' a una quedada en la placeta con los amigos, a una salida por la noche al pub o a una pachanga de fútbol en domingo. Y constancia es sumar casi treinta horas de entrenamiento semanal, corriendo, encima de la bicicleta o en el gimnasio, para seguir fortaleciendo y prevenir lesiones. La disciplina es lo que te ayuda a no desfallecer.

Sergio Correa es el claro ejemplo de ese deportista esforzado, sacrificado y constante que además lleva la disciplina por bandera. La demostración de que por suerte, hay valores que no se extinguen en la era del premio efímero que otorgan redes sociales al postureo, obviando todo el trabajo que el buen deportista carga en sus espaldas. Este, que es de Huétor Vega, es un duatleta silente que alejado de los focos ha elegido el deporte que le llena el corazón y que alimenta sus sueños. Bien podría estar marcando goles porque aptitudes tiene, pero Correa imagina ser uno de los grandes en un deporte al que sólo aspiran pocos elegidos. Imagina pisar podios internacionales en categorías absolutas toda vez que ya ha probado los de su franja de edad, degustando ese sabor a gloria enjugada en sangre, sudor y lágrimas. Y que por cierto le ha enganchado.

La última vez sopló veintidós velas en la tarta. Pero fue precisamente en un cumpleaños, cuando cumplía la mayoría de edad, cuando su hermano le regalaba un mono de triatlón y la inscripción para participar en una prueba local. Aquello lo enganchó desde el primer momento y dice que hasta ahora no ha sido capaz de dejarlo. Desde hace dos años se centró en la especialidad de duatlón, prueba que se realiza también a tres segmentos, pero en la que se corre durante el primero y el último para rodar con la bici en el intermedio.

Hacia arriba

Fue la temporada pasada la de su eclosión cuando se proclamó Campeón de España sub23 en Asturias y esta la de su confirmación. Viajó a Guadalajara para buscar la clasificación para el Campeonato de España y para el Mundial élite y sub23. Sacó el billete y a partir de ahí despegó una carrera que ahora parece nadie puede parar. En Pontevedra se puso en liza el Mundial, en el que fue vigésimo tercero de la categoría absoluta y séptimo de entre los sub23, representando a la selección española.

La experiencia no la olvidará nunca. «Puedo describirla, pero me quedaría corto», confiesa. «Desde el primer día de convivencia con la selección aprendí y disfruté muchísimo empapándome de todo lo que saben los mejores del mundo. Me llevo grandes amigos con los que quiero coincidir pronto». Humilde, abunda Correa en los valores del «sacrificio», básicos para conseguir la «satisfacción individual» que otorga este deporte porque aquí «dependes de ti mismo, tanto física como mentalmente», subraya.

En cuanto a la prueba, «fue dura de principio a fin», confiesa. «Corren los mejores del mundo de cada país por lo que el nivel tanto de deportistas como de la prueba por sus circuitos eran muy altos. Eso hizo que tuviese que dar lo mejor de mí para acabar y rascar posiciones», señala. Por partes, «diría cosas que tengo que mejorar para aprender a aplicarlo en las siguientes pruebas, pero no me queda otra que estar orgulloso y satisfecho por el simple hecho de estar ahí, en un mundial, algo impensable o que veía muy lejos hace un tiempo. Así que todo es posible con esfuerzo y sacrificio. Toca seguir mejorando y sacando lo mejor de mí en cada deporte», explica.

Es pupilo de David Fernández Robledo, un entrenador al que le debe casi todo, un técnico con el que le une un fuerte lazo de amistad, exigente y ponderado. «Le doy mil gracias por todo el trabajo que lleva conmigo», alude el duatleta.

Y no se esconde. «Es un orgullo recibir la llamada de la selección y poder representar a tu país y más cuando la plaza te la has ganado a pulso clasificándote en otra prueba. Obviamente, hay duatletas y triatletas que podrían haber estado en mi lugar, pero me tocó a mí. Estuve en la prueba y en el lugar indicado para conseguir esa plaza. Y por eso estoy muy orgulloso del trabajo de mi entrenador y de mi entrenamiento día tras día. Lo tomo como una recompensa al trabajo bien hecho», especifica.

El futuro

Sueña, como todos a su edad. Ahora lo hace pensando en que algún día le gustaría vivir del duatlón. Parece una quimera pero los anhelos se alimentan de imposibles que a veces se tornan en realidad. «Poniendo los pies en la tierra, sé que resulta muy complicado, al alcance de muy pocos», dice mesurado. De momento, aspira a buscar un hueco definitivo en la élite. Que su nombre se escriba con letras grandes en los periódicos y se narre con fuerza en las retransmisiones de las mejores pruebas. En un Mundial, en un Europeo. «Pero, para todo eso sólo hay un camino, que es el del entrenamiento». Sabias palabras.

Por el momento, se bosqueja a trazos finos un gran deportista. Lo será llegue colgarse metales al cuello o no, porque la base la tiene. Y sino, el duatlón dejará con probabilidad un buen fisioterapeuta, un graduado en Ciencias del Deporte o un Guardia Civil, ya lo decidirá. De momento, piensa en ser feliz, «deseando realizar mi deporte, sin que este sea un impedimento». Todo llegará, con esfuerzo, sacrificio, constancia y disciplina.

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