![Los súper poderes de 'La Fuerte'](https://s2.ppllstatics.com/ideal/www/multimedia/201803/01/media/cortadas/122195525--624x415.jpg)
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Desde el mismo momento en que «Paco», el entrenador que «trataba de captar a chavales para el atletismo», descubrió que «lanzaba muy lejos», comenzó a animarse y a labrar una carrera prometedora. En categorías cadete, juvenil, junior y promesa, llegó a competir en la modalidad de peso del campeonato nacional y se subió a todos los escalones del podio. Y presentando su condición actual de absoluta ha llegado a ser la friolera de trece veces campeona de Andalucía también con bala, la última el domingo. Pero al mismo tiempo, desde aquel preciso momento de 2003 «en el que fueron metiéndome en este deporte sin que yo me diera cuenta», lo cierto es que aquella a la que desde pequeña apodaban 'La Fuerte' estaba en disposición de superar los complejos que le ocasionaba «ser gordita». Y todo, aprovechando los «súper poderes» que sus amigas decían que tenía. Porque lo cierto es que consagrando su vida a una especialidad deportiva para la que la predispuso precisamente «el poderío que se le presume a los corpulentos, la salobreñera Cristina Benavides (7/01/1992) no sólo se erigió en todo un referente en el arte de propulsar a través del aire -también el disco- sino que fue experimentando una «evolución personal» que añadió matices y complejidad a esa imagen de «chica intimidante» que transmitió desde su infancia, que es cuando realmente comenzó todo, precisamente a raíz de su complexión física.
«Desde chica era muy grande. Y tenía mucha fuerza. Pero no hacía uso de ella con nadie, al contrario. Siempre he sido la tonta y aparte una persona a la que no le gustan las discusiones», introduce quien hoy mide 178 centímetros y pesa 88 kilos pero entonces era tan fornida como para ser protagonista de situaciones realmente llamativas. De vivencias, en definitiva, que la fueron empujando poco a poco al círculo de 2,13 metros de diámetro desde la que se impulsa el artefacto. «Cuando hice la comunión no sólo era gordita, también corpulenta. Y el vestido me lo tuvieron que hacer a medida. Aparte, me compraron un zapato de talla 42», explica Cristina Benavides para acabar precisando que con «un 45» se completan sus medidas actuales. O además, que también en el colegio tuvieron impacto sus proporciones y consiguientes potencialidades. «Me sentía la más fuerte en los típicos juegos que se hacían en los recreos, como tirar de la cuerda o realizar pulsos. Y yo lo llevaba muy bien, pero a la vez parecía que la gente me tuviera respeto, miedo».
Que son justamente los sentimientos que igualmente provocó en el instituto. «Hace poco una chica me reconoció que entonces se reía con los chistes que yo contaba aunque no los entendiera porque me tenía temor», dice quien se postulaba definitivamente para practicar un «deporte muy sacrificado» más que para humorista, porque siempre ha sido «muy seria».
Y es que a la par que también comprobaba que no le causaba ningún tipo de trauma «ser tan grande», sino sólo «ser gordita», estaba a punto de dejar de practicar las disciplinas que definitivamente la catapultaron hasta esa otra en que pudo sacar provecho de sus propias condiciones. En sus inicios, «jugaba al balonmano y al voleibol, y también hacía un poco de natación» porque le gustaba la «competición». Pero desde que «tenía unos once años» comenzó a alternar con la disciplina en la que sintió que encajaba porque «los corpulentos tenemos muchísima fuerza bruta». En aquel primer lanzamiento que llamó la atención de Paco, realizado con un balón medicinal, «alcancé los siete metros, cuando los chicos se solían quedar en seis y medio o poco más». Y claro, eso supuso que «el entrenador me preguntara si pudiera volver al día siguiente». Se intuye que el preparador tuvo que percibir que estaba ante lo que podía convertirse en una gran campeona. Y ... «¿por qué no?», pensó Cristina Benavides partiendo de la base de que «me había gustado» el deporte que nació precisamente como demostración de fuerza. Y también, de que su paulatina especialización le permitiría 'normalizarse' por vez primera, pues «en Salobreña siempre ha habido muchos y buenos lanzadores». En 2007, ella misma se proclamaría con el peso campeona de España en categoría cadete y así también se demostraba que había acertado de lleno con la elección.
Pero es que aparte, el lanzamiento reportaría a 'La Fuerte' las herramientas necesarias para crecer a nivel personal. «Aunque es muy sacrificado y se pasa bastante mal, porque es muy solitario, yo amo y necesito este deporte, porque me ha enseñado a ser una persona responsable. A saber lo que quiero. Estar en las diferentes competiciones te hace tener un objetivo y mantenerme bien, en forma», dice quien así tiene perfectamente claro lo que desea para el futuro.
Tras haber quedado octava en el último campeonato de España absoluto de lanzamiento de peso su propósito es «permanecer en la elite, estar entre las ochos primeras y pelear por una final» partiendo de la base de que «los tres primeros puestos están muy difíciles pero luchar por el cuarto es algo posible». Y el hecho de que el lanzamiento sea un deporte «poco femenino» o incluso «desconocido», porque «en la tele suele salir únicamente» la última tirada «del campeón» tampoco le detiene. Aprendió a vivir con su constitución, que encima fue estilizando según conveniencia en competición, y por eso puede sentir que tiene colgada otra medalla.
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