El tiburón que nadó en Río

Víctor Manuel Martín vio cumplidos varios de sus sueños durante su participación en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro en 2016. «Tuve la ocasión de parar a Phelps para saludarlo, darle la enhorabuena por todo lo que había conseguido y decirle que, para mí, es un referente». Grabó en sus retinas cada detalle del encuentro con su ídolo para guardarlo bajo llave en el rincón de la memoria. «Físicamente impone y verlo nadar en directo es, si cabe, más impresionante que hacerlo por la tele. En cada viraje, la grada se caía. Todo el mundo lo animaba a él», repasaba en este medio el tiburón de Padul que nadó en Río.

También se fotografió con Rafa Nadal antes de verlo abrazado junto a su compañero Marc López, justo cuando acababan de ganar el oro en la pista central del Parque Olímpico.

Disfrutó de las pruebas de atletismo y no se perdió ni una carrera en la piscina.

«Siempre me voy a acordar de los detalles, como estar en el comedor, ver allí a deportistas muy grandes y poder comer cerca de ellos como uno más», confesó.

«Lo recuerdo todo y espero no olvidarlo nunca. Como unos Juegos no hay nada. Cada vez que hablo de deporte o lo practico se me vienen a la mente. Es una motivación», expresa 'el tiburón de Padul', como le apodamos a modo de símil con Michael Phelps, su ídolo, en una entrevista anterior concedida a IDEAL.

Tenía 22 años y desde entonces la vida le cambió. «Necesitaba aire fresco al volver de los Juegos Olímpicos. Quería volver a disfrutar sin la presión de una marca o un resultado, y dejé Madrid», recordó Víctor Martín, que no abandonó entonces el nadar en la piscina municipal de Churriana, la del club al que siempre perteneció y le vio crecer.

Eso sí, con los aros olímpicos tatuados en el bíceps de su brazo derecho, inequívoco detalle de la huella que los Juegos de Brasil dejaron en el primer nadador granadino en conseguir participar en ellos, por delante de Carlos Garach, que tiene ahora su oportunidad.

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