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ángel mendoza
Miércoles, 10 de marzo 2021, 01:24
Si hay un hombre feliz esta semana en el Linares, es Fran Carnicer. La vuelta a casa del hijo pródigo, así se anunció su regreso en 2019 y en Tercera División, con sólo 26 años.
Uno de los linarenses con más talento para el fútbol, ... debutaba por fin con la camiseta del primer equipo, pero sólo fue titular en 11 partidos con Juan Arsenal, que no supo recuperar anímicamente al linarense. 848 minutos en Tercera, que a día de hoy se ven más inexplicables si cabe.
Con Alberto González sí está siendo un fijo en el once inicial y el domingo contra El Ejido, Carnicer jugó su mejor partido desde que viste la azulilla. Brilló de forma superlativa, a un nivel que es muy superior al que se ve 2ªB.
«Llevo una temporada muy completa y necesitaba un partido así, mi gran día con el Linares, como lo han tenido muchos de mis compañeros. Ha llegado en el mejor momento de la temporada y con nuestra gente en la grada», comentó Fran.
Lo que ocurrió el domingo fue la guinda para el linarense, un premio merecido que refuerza el trabajo bien hecho, la travesía psicológica de un jugador brillante que había perdido las ganas de jugar al fútbol en lo mejor de su carrera y que volvió a casa para recuperarlas. Cuando el dinero, la fama y la categoría deportiva ya no importan, cuando lo más grande es la familia.
Fran confesó a IDEAL que «llegué a Linares sin ilusión, con muchos problemas en mi cabeza, no estaba bien psicológicamente. Ha sido un camino muy largo y eso no lo sabe nada más que mi familia, no me gusta hablar de eso con los compañeros en el vestuario. Necesitaba un año como este. Sé que la afición esperaba mucho de mí. Me habían visto por televisión en Segunda y esperaban que fuese Messi en Tercera».
Después de jugar tan poco y con el equipo ascendido, dudó acerca de su continuidad y «hablé en verano con Miguel Linares, me dijo que confiaban en mí, que iba a continuar en Segunda B, así que llamé a mi hermano y cada día me iba 3 horas por la mañana y por la tarde al gimnasio. El trabajo ha dado sus frutos. Hoy estoy limpio de mente, feliz conmigo mismo y eso me permite dar el nivel de fútbol que siempre he tenido».
Ese nivel se vio en los dos goles. El primero, en una falta a exactamente 30,21 metros de la portería, el gol de falta más lejano que se recuerda en Linarejos, y que se fue a la cruceta de Wilfred. Lo había probado antes en los entrenamientos, pero sí era la primera vez que lo intentaba en un partido.
«Desde que se pita la falta, sabía que la iba a tirar. Tony o Cruz la golpean mejor a colocar cuando es más cercana, pero yo vi la distancia, estaba con el subidón y pensé muchas cosas, si tirarla al palo del portero o ponerla para que hiciera parábola para que algún compañero rematase. Me la jugué, fuerte y a la escuadra, y me salió bien», explicó Fran.
La celebración fue intensa, por lo que significaba el gol para todos y para el propio futbolista, subido en brazos de Chendo con los brazos abiertos a la grada, acallando cualquier crítica, se fue a besar el ramo de flores azules y dibujó una letra M con sus dedos.
«Tenía muchas emociones dentro, salieron en la celebración. Mis compañeros lo estaban deseando, querían que tuviese una tarde como esa, se alegraron más que yo. Me fui a por el ramo de flores porque sé que Carles y Popi estaban celebrándolo en el cielo con todos los linarenses, quería mandarles mis respetos. La letra era por mi hija, Mía, porque ella me alegra cualquier mal día cuando llego a casa. Con su llegada al mundo, he encontrado un nuevo sentido a la vida, me da ganas de luchar por ella, que depende de mí», explicó de las estampas que dejó ese momento.
Pero pocos minutos después llegó la segunda acción del día, un cambio de orientación de 50 metros de Toni García y dos controles seguidos fabulosos de Fran para romper a su marcador y asistir a Chendo en el 2-0. Definitivamente, cuando las musas aparecen, todo sale redondo.
«El balón venía con la velocidad perfecta para hacer el control orientado, pero en el segundo bote se me quedaba atrás y tuve que hacer otro control para orientarlo a la pierna izquierda, alejarlo del defensa y que Chendo no perdiera la ventaja en el desmarque. Yo se la puse muy fuerte y luego hay que meter el golazo que metió, por la escuadra, porque si Chendo no lo hace, nadie se acordaría de esta jugada», destacó el linarense.
Carnicer asegura que el secreto de este Linares es «lo fácil que te adaptas a este vestuario, está lleno de buenas personas».
Pero luego hay otros factores sobre el campo que sólo los buenos observadores aprecian y es «el rendimiento que están dando los compañeros del centro del campo. Hay que recalcar la temporada de Rodri, el que sabe de fútbol entiende y ve lo que hace un jugador de su calidad, que miras la estadística y te da 90 pases buenos de 93. A los que estamos arriba nos da la vida que te lleguen pases limpios. El cómo se entiende con Lara, son 7 años ya jugando juntos y eso se nota, además de lo bien que está llevando la capitanía, con lo difícil que es coger un brazalete que antes han llevado Chico, Carles y Rosales, que aquí son dioses».
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