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La perspectiva de que los bancos centrales hayan llegado al pico en las subidas de los tipos de interés no está teniendo su reflejo en una reactivación del crédito bancario, pilar para estimular el crecimiento económico. Los últimos datos del Banco de España reflejan que ... los préstamos a familias y empresas han caído en el último año en 54.000 millones de euros.
La peor parte se la llevan las empresas, que en este 2023 no registran ni un solo mes de crecimiento interanual en la financiación recibida. En total, el crédito a las sociedades no financieras ha descendido en 34.554 millones de euros desde octubre de 2022, hasta los 922.261 millones, con una tendencia a la baja acelerada desde agosto, según los datos del supervisor.
En el caso de los hogares, el crédito ha caído en 19.571 millones de euros en el último año hasta los 682.952 millones, concentrándose ese descenso en el segmento hipotecario. Y es que el repunte del euríbor al calor de las subidas de los tipos de interés ha pasado una dura factura tanto a las familias ya endeudadas con préstamos variables como a los futuros hipotecados.
El encarecimiento de los intereses ha provocado dos efectos que explican la contracción del crédito en este segmento. Por un lado, muchos hogares han optado por usar sus ahorros para amortizar hipoteca, esquivando así las alzas del euríbor. Por otro, los futuros propietarios estarían retrasando su decisión de contratar un préstamo al no poder hacer frente a los elevados intereses. Otros muchos –los que pueden– directamente prefieren pagar su hipoteca 'a tocateja'.
Así, el saldo de préstamos para vivienda se ha reducido desde los 516.326 millones de octubre de 2022 a los 498.743 millones de euros actuales, tras caer otro 3,2% en octubre y acumulando 11 meses consecutivos de descensos. Por contra, el crédito al consumo –con intereses que ya superan el 8%– sigue creciendo y el saldo ya ronda los 97.576 millones de euros, unos 2.000 millones más que hace doce meses.
En este escenario, el sector bancario volvió a defender este viernes que la contracción general del crédito viene del lado de la demanda. «Nosotros estamos deseando dar crédito», explicaba César González-Bueno durante un foro financiero organizado por El Economista y Accenture. «No hay un problema de oferta, hay un problema de demanda y el sector está encantado de proveer de financiación a sus clientes», coincidía Eduardo Ruiz de Gordejuela, CEO de Kutxabank.
En todo caso, para que eso ocurra, los principales directivos del sector tienen claro que los tipos de interés de referencia deben normalizarse. «Quizá el punto de equilibrio para permitir a la economía y a las empresas abordar proyectos de inversión e hipotecas de forma sana esté entre el 2% y el 3%», insisten desde Kutxabank, frente al 4,5%en el que se mueven las tasas de referencia del Banco Central Europeo (BCE).
El sector confía en que el organismo inicie las rebajas de tipos en la segunda mitad de 2024, algo que ayudaría a mejorar la confianza sobre la economía, reactivando la demanda de crédito a largo plazo. «A corto ya lo tenemos, lo vemos en el consumo a través del uso de tarjetas, los TPV, etc... lo que hace falta es demanda a largo», explican.
En todo caso, el sector recuerda que pese a las dificultades y al impacto de los tipos altos en la economía familiar, la morosidad sigue bajo control, gracias sobre todo a la resistencia del mercado laboral. «De cada 100 hipotecas, 98 se pagan el día 30», aseguran desde BBVA. «La resistencia de los particulares y de las empresas está siendo muy fuerte», insisten.
Los datos avalan la teoría, con la morosidad estable en el 3,56% en septiembre y un mínimo repunte de los impagos. Pero el Banco de España sigue pidiendo prudencia a las entidades. El gobernador Pablo Hernández de Cos advirtió el viernes que lo peor para las familias aún no ha pasado, recordando que aunque el tipo medio de las hipotecas vivas alcanzó el 3,5% en septiembre –245 puntos básicos más que a finales de 2021– «se espera que la transmisión de la subida de tipos al coste de la deuda de los hogares sea en el futuro más pronunciada».
El supervisor estima, de hecho, que a finales de junio de 2023 aún quedaban un 30% de hipotecas variables que en los siguientes doce meses deben experimentar una revisión al alza de sus cuotas de más de un punto. «En conjunto, por tanto, la presión financiera elevada sobre algunas empresas y hogares continúa siendo un elemento de vulnerabilidad, que podría intensificarse si se materializan los riesgos a la baja sobre la actividad», expresó durante su discurso.
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