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El Bufete Mir Abogados S.L.P. es seña de identidad de la abogacía granadina. Cuando el letrado Fernando Mir Gómez, socio director, se dio de alta en el Colegio de Abogados era el número 827 de los colegiados. Ahora hay 8.281 colegiados, de los que 2.800 ejercen la profesión en Granada.
Mir Gómez fundó su despacho al iniciar su actividad como letrado en el año 1961. Desarrolló su actividad como pasante en el prestigioso Bufete de Matías Cortés Martín. Mir utilizó para su despacho la denominación de su nombre y apellidos y como sede su propio domicilio, que, entonces, estaba en Callejón de Nevot, hoy Obispo Hurtado, número 2.
Posteriormente, concretamente en el año 1966, al contraer matrimonio se ubicó en Martínez Campos, 14, también en el domicilio particular y ya, a partir del año 1978, se trasladó, donde continua hasta la fecha, a la calle Pedro Antonio de Alarcón. «Ya disponía de despacho, sala de juntas y espacio para las labores de secretaría», rememora. Sesenta y cuatro años en ejercicio. Lo suyo por el derecho es pura vocación. «En mi familia no hubo nadie que tuviera relación con el derecho en ninguna de sus especialidades por lo que lo mío fue concretar una vocación sentida desde la menor edad, ya que desde los tiempos de los estudios primarios y de Bachillerato vine proclamando mi decisión de ser abogado», recuerda.
Desde el inicio de su ejercicio profesional, Mir Gómez mantuvo una estrecha relación con laFacultad de Derecho en la que impartió clases de Derecho procesal y con el Colegio de Abogados formando parte, asimismo, del profesorado de los cursos de prácticas jurídicas en materia de Derecho privado, Público y Procesal. Además, fue durante más de treinta años secretario general de la Cámara Oficial de Comercio, Industria y Navegación de Granada.
En su larga y prolífica carrera han sido numerosos los casos en los que Mir Gómez ha tenido oportunidad de intervenir en defensa de los intereses que le han encomendado toda clase de clientes, tanto empresas como particulares, y fundamentalmente, en asuntos relacionados con el Derecho mercantil, civil o administrativo.
«Sin que deba destacar ninguno de los casos, tanto porque en tiempos pasados los temas relacionados con la justicia no eran objeto de la curiosidad social, como por el respeto que se debe tener con aquellos que confiaron en que la tramitación de sus problemas no iría más allá de la información imprescindible en el juzgado para la mejor resolución de los mismos», valora.
Mir Gómez es una institución en gestión empresarial. Su trayectoria lo evidencia. «Mi condición de profesor de Derecho Industrial en el Instituto de Ciencias de la Empresa que dependió de la Cátedra de Derecho Mercantil de la Facultad de Derecho de Granada, así como mi vinculación a la Cámara oficial de Comercio, Industria y Navegación de Granada, en la que presté servicios profesionales en su asesoría jurídica y durante muchos años desempeñando los cargos de vicesecretario y secretario general, me hizo tener siempre una perspectiva empresarial en la gestión del bufete y fundamentalmente en la toma de decisiones».
Así pudo conocer que en la actividad había que adoptar «medidas y estrategias que buscaran mejorar la productividad y la competitividad, así como crear un nivel de comunicación adecuado y procurar encontrar a tiempo los problemas para solucionarlos». «Evidentemente, conozco las principales herramientas de una gestión empresarial que son la planificación, organización y comunicación. Es decir, planificar lo que vas a hacer y los pasos que se deben seguir para tener claro como efectuarlo; agrupar todos los recursos de la empresa y aprovecharlos de la mejor manera para lograr una forma de trabajo eficiente y un buen clima de trabajo manteniendo una comunicación cordial con empleados así como entenderse perfectamente». señala. «En la época en que el ejercicio profesional lo desarrollé de forma individual, tales conceptos de gestión había que minimizarlos aun manteniendo su espíritu», apunta. Es una buena estrategia para que tengan en cuenta los nuevos y los veteranos despachos.
Sobre la evolución del mundo de la abogacía en Granada, destaca que, en donde se ubicaba la Facultad de Derecho y la Audiencia Territorial, existían despachos profesionales de abogados con magnífica preparación y prestigio, no solo en el ámbito de dicha Audiencia sino, incluso, a nivel nacional. Recuerda cómo en las décadas de los Sesenta y Setenta, la mayoría despachos individuales y se establecía una relación de maestro y discípulos en las pasantías.
«Con posterioridad comenzaron a aparecer despachos importantes, incluso de ámbito nacional, y éstos ya si se gestionaron como auténticas empresas. Hoy día son bastantes los despachos los que, además de realizar su actividad profesional se gestionan de forma empresarial, ya que han de adoptar medidas y estrategias que busquen mejorar la productividad y la competitividad de la parte de negocio que el ejercicio de esta profesión tiene», aprecia.
Su trabajo ha girado en torno al Derecho procesal, pero también en otros campos. Y fundamentalmente por las relaciones con el mundo empresarial procuró tener cierta especialización en asesoría jurídica de empresas, Derecho mercantil y otros muchos campos.
La importancia que ha adquirido el Derecho Concursal les llevó a profundizar también en el mismo e incluso a formalizar una colaboración con el despacho del prestigioso economista Miguel Romero Sánchez, mediante la constitución de una sociedad denominada Mir y Romero Asesores Mercantiles SLP.
También tuvo especial consideración con el arbitraje, habiendo aunado una colaboración de la Cámara de Comercio con el Colegio de Abogados para crear el Tribunal de Arbitraje de Granada en el año 1993.
A su despacho fueron uniéndose sus hijos, que «libremente» eligieron la misma profesión. Fernando y Antonio Mir Ruiz. Con ellos constituyó el despacho colectivo con la denominación de Bufete Mir Abogados S.L.P. en enero de 2009. Llevan ya treinta y uno y veintiocho años, respectivamente integrados en el despacho.
En tantos años de trabajo, Mir Gómez ha visto como se pasaba de las máquinas de escribir manuales a la incorporación de las últimas tecnologías en cada etapa. «En estos momentos estamos incorporando los nuevos sistemas de inteligencia artificial aplicada a la actividad jurídica», indica. En cartera, tienen proyectos en colaboración con otros dos despachos de Granada. Acaban de poner en marcha un nuevo proyecto con la creación de la marca Mir, Ártico & Gómez, que supone la ampliación de la carta de servicios para «nuestros clientes y servicios de consultoría de manera que se abarca todas las áreas del derecho y ofrecer así un servicio integral».
Un paso que se ha acompañado de la ampliación de sus instalaciones en el domicilio paseo del Salón, 11, 4º A en un espacio moderno y funcional, manteniendo la sede social en Pedro Antonio de Alarcón 34, 2º C.
Por último, Mir Gómez, incide en la diversidad de la abogacía granadina, que va desde los colegas que ejercen la profesión en su despacho individual a los grandes bufetes o socios de firmas internacionales. «No tengo dudas de que en la actualidad y en el futuro, si un bufete o despacho de abogados no se gestiona como una empresa le será muy difícil competir en un ámbito tan especial», concluye.
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