Una empresa para conocer el dolor y sufrimiento de los animales de experimentación. Un emprendimiento que favorecerá el desarrollo de nuevos fármacos en determinadas enfermedades. Es el resumen directo y simplificado de lo proyectado por un grupo de investigadores de la Universidad de Granada (UGR) ... con el apoyo de la inteligencia artificial (IA). Es el proyecto empresarial MouseData, y está promovido por varios investigadores del departamento de Farmacología de la institución universitaria granadina.
Estos emprendedores, con una carrera científica, son los doctores Rafael González Cano (profesor Permanente Laboral), Miguel Ángel Tejada Giráldez (investigador Juan de la Cierva), Mari Carmen Ruiz Cantero (actualmente investigadora posdoctoral en la Universidad de Barcelona), y Enrique Cobos del Moral (catedrático de Universidad), así como por Álvaro Luque Jiménez, informático especialista en desarrollo de aplicaciones multiplataforma (T-Systems Iberia).
Actualmente están en proceso de constituirse formalmente como una spin-off de la Universidad granadina y esperan tener su sede en el PTS. La investigación básica, en animales de experimentación, generalmente ratones, juega un papel «absolutamente» imprescindible en el desarrollo de nuevos fármacos para tratar enfermedades humanas. «Si queremos tener la esperanza de encontrar medicamentos para ayudar a la gente que sufre, necesitamos conseguir la mejor información posible de los modelos animales», explica Enrique Cobos.
«La demanda de nuestra tecnología ha hecho que viéramos que teníamos que comercializarla»
Su grupo de investigación en la Universidad granadina, denominado Neurofarmacología del Dolor, tiene ya una trayectoria acumulada de varias décadas dedicadas al estudio del efecto de fármacos en animales de experimentación.
«Sin embargo, uno de los principales problemas que encontramos a la hora de hacer estos ensayos es que los ratones no son particularmente comunicativos con los investigadores, como os podéis imaginar. Mientras que la evaluación de la progresión de ciertas enfermedades en pacientes humanos es relativamente sencilla, ya que podemos comunicarnos mediante el lenguaje, en animales de experimentación es realmente complicada», relata. En ese escenario, y fruto de una necesidad compartida con muchos investigadores, tanto de la academia como de empresas del sector farmacéutico, los promotores de este proyecto han desarrollado herramientas basadas en inteligencia artificial que son capaces de analizar la conducta de animales de experimentación de una manera mucho más profunda que las actuales presentes en los laboratorios de investigación, lo que permite evaluar con mucha más precisión (entre otras cosas) el efecto de nuevos fármacos.
Respuestas
Cobos detalla que estas herramientas tienen la capacidad de detectar desde respuestas motoras obvias para cualquier observador (por ejemplo, si el ratoncito se pone a dos patas), así como otras respuestas mucho más sutiles, como puede ser la expresión facial del ratón. «Sí, nuestro software puede detectar las expresiones faciales de los roedores y extraer información como por ejemplo el estado de bienestar del animal», concreta el investigador y ahora emprendedor. Transferencia de conocimiento con impacto en la sociedad, en la salud de todos. Hace unos años, empezaron a hacer los primeros prototipos para «ayudarnos con nuestros proyectos», financiados por el plan nacional de investigación y por la Junta de Andalucía. «Por eso se podría decir que nuestros primeros 'clientes' hemos sido nosotros mismos», esgrime. «Conocemos las necesidades y las deficiencias de las herramientas de investigación actuales porque las llevamos usando varias décadas. Cada vez que presentábamos los resultados en congresos y reuniones científicas, recibíamos una avalancha de preguntas y propuestas de colaboración», apunta.
«Esperamos dar pronto el salto para ayudar a grupos de investigación de otros países»
En este tiempo, cuentan que han llegado a hacer prototipos de nuevos instrumentos pagados con dinero de su propio bolsillo simplemente por el afán de colaborar con otros investigadores. «Hasta que la demanda ha hecho que nos diéramos cuenta de que es inviable atender a las necesidades de todos los que quieren usar nuestra tecnología sin comercializarlos formalmente», incide. Con esa motivación, surge el proyecto MouseData. El siguiente paso fue buscar ayuda para dar forma al proyecto empresarial. Fue con el apoyo de la Oficina de Transferencia de Resultados de Investigación (OTRI)-UGR y al programa AcexHealth (www.acexhealth.com), gestionado por la Fundación PTS, que han visto y creído en el potencial de su idea. «Nos decidimos a dar el paso y empezar este proceso tan apasionante de crear una empresa de base tecnológica», anota. El grueso del equipo humano no tiene una formación dirigida a formación de empresas.
Biólogos y empresarios
«Somos biólogos/bioquímicos junto con un informático, por lo que medio entender los entresijos que supone iniciar una empresa ha supuesto un gran reto para nosotros», bromea. «Mientras que teníamos una visión clara de los productos que queríamos fabricar (por nuestra experiencia investigadora), el proyecto empresarial ha sido mucho más complicado de conceptualizar para nosotros, y sin la guía de OTRI y AcexHealth, habría sido imposible estar en esta fase», cuenta Cobos.
Actualmente están en proceso de captación financiación, socios inversores y, sobre todo, 'smart money', que les permita terminar de madurar los prototipos a un estadio comercial cumpliendo con las regulaciones que les marca la legislación vigente y obtener la mayor protección posible de la tecnología. En esa línea, están trabajando en la preparación de varias patentes que, una vez licenciadas desde la UGR a la futura empresa, les permitirán competir en el mercado en condiciones de exclusividad.
Sobre implementar los sistemas de inteligencia artificial a la investigación básica, Cobos defiende que puede suponer un salto cualitativo en la calidad de los datos que se generen, que están en la base de la generación del conocimiento científico. «Nuestro objetivo es poner nuestra tecnología a disposición de todos los grupos de investigación que nos sea posible. La ciencia es global, por lo que nosotros aspiramos a un mercado global de nuestros instrumentos».
Alianzas futuras
Empezarán con un mercado, quizás, centrado inicialmente en grupos y centros de investigación cercanos, del país, pero «esperamos dar el salto pronto a grupos de investigación de Europa, Estados Unidos, Asia o de cualquier territorio que necesite de nuestros instrumentos para mejorar su investigación». El equipo de investigación está convencido que «con esfuerzo y perseverancia es totalmente posible para nosotros, una empresa incipiente de Granada, alcanzar un mercado considerable». «Por supuesto, también estaríamos abiertos a aliarnos con otras empresas de base tecnológica para alcanzar al mayor número de investigadores posibles. El fin último de nuestra tecnología es mejorar la investigación global para aspirar a conseguir mejores terapias en el futuro», concluye.
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