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Máxima volatilidad en los mercados financieros mundiales. Aunque los inversores llevaban semanas descontando un nuevo mapa en el comercio mundial, la guerra arancelaria impuesta ... por Donald Trump ha desatado el pánico entre los inversores, que temen un frenazo económico del que EE UU no saldrá indemne.
La agresiva estrategia de la Casa Blanca, mucho más dura de lo esperado, ha caído como una auténtica losa en las bolsas mundiales, pero sobre todo en Wall Street, que sufre el desplome de sus principales indicadores en una jornada negra para la principal plaza financiera del mundo.
En la apertura, el Dow Jones se deja más del 3% -más de 1.200 puntos en apenas unos minutos- hasta los 41.233 puntos, mientras que el S&P 500 pierde un 3,7%. El peor parado es, no obstante, el índice Nasdaq, que venía hundiéndose cerca de un 5% en los futuros, minutos antes de la apertura.
Cabe recordar que los aranceles impuestos a Taiwan y otros países asiáticos están teniendo una suerte de efecto bumerán en el que los principales damnificados son, precisamente, los gigantes del sector tecnológico estadounidenses, con una enorme dependencia de la firma asiática TSCM, entre otras. Los títulos de Nvidia, por ejemplo, se hunden un 6% en el mercado fuera de horas, mientras que Apple se derrumba más de un 10%. La dependencia en sus cadenas de suministro a las fábricas fuera de EE UU también golpean los títulos de compañías como Nike, que se deja un 13%.
La onda expansiva llega también a Europa, con los nervios a flor de piel pero con caídas más limitadas. Las pérdidas alcanzan el 3% en Italia y en Francia, mientras que el DAX alemán -uno de los más afectados por el enorme peso del sector automovilístico- se hunde un 2,5%.
Los números rojos oscilan entre el 3% y el 4% para firmas como Volkswagen, BMW, Mercedes o Porsche, así como para fabricantes de componentes como Continental. Las compañías ligadas al consumo también se han visto golpeadas. Adidas, por ejemplo, se hunde más de un 8%.
Los analistas apuntan a que la sensación en el mercado es que el contexto de impulsos fiscales en el Viejo Continente podrá compensar en cierta medida el impacto de los aranceles, con lo que la economía estadounidense sería, al menos en el corto plazo, la más afectada.
En España, el Ibex-35 aguanta la presión con un descenso del 1,5% hasta los 13.140 puntos, con el lastre de Banco Sabadell, CaixaBank y Santander con pérdidas de más del 3% en los primeros compases de negociación. Inditex y Puig también sufren por su exposición al mercado estadounidense y el temor a un fuerte impacto en el consumo del país.
Más allá del anuncio de Donald Trump, los inversores desvían ahora el foco a los países afectados, que entre hoy y mañana anunciarán posibles represalias, aunque es previsible que todos ellos apuesten por un escenario de negociación que, a juicio de los expertos, alargará la volatilidad de un mercado que no termina de entender la forma en la que el presidente americano quiere impulsar la economía.
Uno de los grandes problemas es que, durante 2024, muchos inversores entraron en Wall Street animados por las promesas de rebajas de impuestos y otras facilidades fiscales que animaban a pensar en políticas más claras de estímulo de la actividad del país. Sin embargo, Trump se ha olvidado de esas medidas, centrando su estrategia en la guerra comercial, lo que está acelerando la salida de fondos del país.
Y es que el análisis inicial de las medidas coincide para la mayor parte de expertos: los aranceles anunciados implicarán más inflación y, al mismo tiempo, aumentan las posibilidades de una recesión. Un escenario que, sin duda, complicará -y mucho- la vida a la Reserva Federal y al resto de bancos centrales del mundo.
«Esperamos que la economía estadounidense sufra daños significativos, con mayores probabilidades de recesión», apuntan los analistas de Lombard Odier. No obstante, añaden que «eventualmenet, estos efectos negativos podrían mitigarse parcialmente con los recortes fiscales planeados, que los aranceles buscan financiar, y con medidas adicionales como desregulación, que podrían anunciarse en las próximas semanas».
Esta perspectiva se deja notar en los mercados de la renta fija, donde los inversores buscan refugio, impulsando los precios de los bonos y, por tanto, tirando a la baja sus rentabilidades, que se mueve de manera inversa. El interés de los bonos estadounideses a diez años se hunden a mínimos de cinco meses a punto de perder el 4%, mientras el dólar aumenta su debilidad frente al euro, dejando el par entre ambas divisas ya por encima de los 1,10 dólares. Para hacerse una idea, ayer cotizaba en 1,07 dólares hace solo unas semanas la gran preocupación era la paridad de las monedas. La de este jueves es, de hecho, la mayor caída del billete verde desde 2015.
La búsqueda de refugio también se consolida en el oro, que vuelve a marcar máximos de todos los tiempos hasta rozar los 3.200 dólares, mientras que las materias primas también apuntan al temor a un parón de las principales economías. El West Texas se despeña un 7% hasta los 66 dólares, mientras que el barril de Brent -de referencia en Europa- sufre una brusca corrección de dos dólares hasta los 72,8 dólares.
A la presión sobre el crudo también contribuye la decisión de los ocho países de la OPEP+, el cartel productor de crudo liderado por Arabia Saudí y Rusia, de acelerar el levantamiento de estas limitaciones y bombear a partir de mayo el triple de la cantidad inicialmente prevista.
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