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C. L.
Domingo, 26 de enero 2025, 11:19
La Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) ha lanzado una alerta en las últimas semanas por el consumo de ciertos pescados aumenta el riesgo de sufrir una intoxicación denominada ciguatera. Aunque no es tan común como otros trastornos digestivos de este tipo, se ha venido monitorizando durante los últimos años en Europa. En España, Canarias ha sido por ahora la zona más afectada con 129 casos registrados.
Su denominación se explica porque la causa del trastorno son las ciguatoxinas, neurotoxinas que se encuentran en las microalgas de los géneros Gambierdiscus y Fukuyoa, comunes como base alimenticia de pescados tropicales y subtropicales. Según ha explicado la AESAN, puede explicarse su llegada a España por la importación del pescado de países endémicos, el aumento de viajes internacionales y el aumento de temperatura del agua como consecuencia del cambio climático.
Los primeros casos debidos a la intoxicación por ciguatera identificados en España ocurrieron en 2004 en las Islas Canarias, siendo una enfermedad de declaración obligatoria en dicha comunidad autónoma, mientras que a nivel estatal solo son de declaración obligatoria los brotes de la patología. A nivel europeo, se han detectado en Madeira (Portugal).
Las neurotoxinas son sustancias tóxicas que inhiben o alteran gravemente las funciones del sistema nervioso, y son las que explican la peculiaridad de esta intoxicación alimentaria: síntomas neurológicos (alodinia al frío, disestesias, artralgia, mialgia, prurito, entre otros) precedidos o acompañados por otros gastrointestinales (náuseas, vómitos, dolor abdominal, diarrea) y cardiovasculares.
Estas ciguatoxinas se han detectado en diversos peces: meros, aguja, dorada, pez vela, pargos, jurel y barracuda. Son toxinas que no provocan en el pescado un sabor u olor especial y, lo que es más problemático, no se ven afectadas por el método de cocción ni por la congelación. Sin embargo, como indican desde la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), se trata de una enfermedad poco común y de bajo riesgo.
No es hasta que la toxina llega al organismo que los primeros síntomas aparecerán para la persona afectada. Esto puede suceder a los 15 minutos de haber ingerido el pescado y las 24 horas siguientes, si bien la media de se sitúa en las 12 horas posteriores, cuando debutarán los primeros síntomas neurológicos y digestivos.
La alerta sanitaria se explica porque, siguiendo criterios médicos, si la persona afectada no recibe tratamiento, los síntomas neurológicos pueden persistir y llegar a confundirse incluso con los de la esclerosis múltiple. La detección temprana de esta intoxicación también es importante ya que se han documentado casos de personas que siguen experimentando síntomas años después de haber ingerido el pescado contaminado.
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