El aviso de un nutricionista por cómo se lavan las fresas: cuidado con «residuos de pesticidas»

Las fresas son una de las frutas con mayor demanda. Un producto de temporada que ya se puede comprar durante todo el año. Sin embargo, su consumo conlleva un riesgo potencial, ya que, al no contar con una piel protectora, suelen contener altos niveles de residuos de pesticidas. Por esta razón, su correcto lavado es fundamental para reducir la ingesta de estos químicos.

Según el nutricionista Miodrag Borges, «la limpieza adecuada de las fresas no solo ayuda a eliminar los residuos de pesticidas, sino que también previene la presencia de bacterias y otros contaminantes. Aunque el lavado con agua corriente es una práctica común, hay métodos más eficaces para una limpieza profunda».

De hecho, las autoridades sanitarias recomiendan colocar las fresas bajo un chorro de agua durante al menos 30 segundos. También existen otras técnicas que pueden mejorar más la eliminación de residuos. Una de ellas es el uso de cepillos de cerdas suaves para frotarlas delicadamente. También se ha sugerido lavar las fresas con bicarbonato de sodio, aunque la opción que parece mostrar mejores resultados es remojarlas en una solución de agua con vinagre al 3% o en una dilución de agua con sal al 3%.

«Si bien estas soluciones pueden ser muy efectivas, algunas personas pueden notar ligeros cambios en el sabor de la fruta», advierte Borges. «Por ello, es recomendable hacer un último enjuague con agua limpia para minimizar cualquier alteración en el gusto».

Además del lavado, la correcta conservación de las fresas es clave para prolongar su frescura y reducir el riesgo de moho. Para ello, es recomendable secarlas bien antes de guardarlas, colocarlas en un recipiente con perforaciones y utilizar papel absorbente para retener la humedad. De este modo, se evita la proliferación de hongos y se mantiene su calidad por más tiempo.