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C. L.
Domingo, 20 de octubre 2024, 10:03
Disponer de dinero en la cuenta bancaria siempre es un deseo cuando se quiere comprar algo. Al pasear por las tiendas y ver ese capricho o necesidad que se aspira a llevar a casa se piensa en los euros con los que se cuentan para acabar el mes y si se puede o no afrontar ese gasto. Sin embargo, hay alternativas que permiten abordar gastos imprevistos por encima de lo que nuestro sueldo de un mes nos puede permitir en un momento en concreto.
Las tarjetas de crédito como Mastercard nos dan una capacidad de gasto considerable con la que podemos no contar en un momento en concreto, pero cuenta con unos beneficios y riesgos que es necesario tener en cuenta a la hora de contratarla. Es importante conocer cómo funciona, qué es este tipo de tarjeta y a qué afectan todas sus transacciones.
A grandes rasgos, una tarjeta de crédito Mastercard es un tipo de tarjeta que permite afrontar pagos en todo el mundo. Este elemento ya abre puerta con respecto a otro tipo de tarjetas, que se encuentran limitadas a unas regiones geográficas en concreto. Al pedir la Mastercard, al usuario que la solicita se le marca un límite de crédito, que varía en función de su historial con los bancos y la capacidad de pago que se entiende que puede tener.
Para utilizarla siempre hay que presentarla en el momento de la compra, como ocurre con todas las tarjetas, ya sea de una forma física o virtual. Tras pasarse la tarjeta de crédito, se procesa el pago y la operación quedará ejecutada de una sencilla manera. Entre los beneficios que se relacionan con esta tarjeta de crédito se encuentran la protección contra el fraude, los seguros por pérdida que tiene vinculados, las recompensas con su uso que tiene vinculadas y la gran cantidad de países en los que puede ser utilizada.
La solicitud de la tarjeta de crédito Mastercard se puede realizar en la propia web de Mastercard, pero también a través de cualquier entidad bancaria que ofrezca la tarjeta Mastercard, con unas determinadas tarifas y cuotas, como con cualquier otra tarjeta que se contrate. En España son varias las entidades bancarias que trabajan con Mastercard, así que las opciones para solicitarla son variadas.
Al ejecutarse la compra, Mastercard es la que factura la compra en primer lugar. La entidad responde por el usuario, de ahí que los comercios de todo el mundo confíen en esta marca, ya que tienen garantizado el cobro ocurra lo que ocurra. El usuario de la tarjeta tendrá que pagar el dinero correspondiente en el plazo marcado correspondiente y, en el caso de no hacerlo, afrontar los intereses que le correspondan.
Este suele ser uno de los riesgos de la tarjeta de crédito de Mastercard. Como cualquier otra tarjeta de crédito, si no se sabe hacer un uso controlado de ella se puede asumir una deuda que luego no se pueda afrontar cuando llegue el comienzo del mes siguiente y, en consecuencia, comenzar acumular unos intereses inasumibles.
En principio, la tarjeta de crédito Mastercard se puede configurar incluso como una tarjeta de débito para que los fondos salgan directamente del dinero de la cuenta bancaria para así hacer un uso controlado del dinero. También se puede rebajar el crédito inicial marcado por el banco y así tener menos margen de gasto para así evitar la tentación de gastar más, un riesgo en el que se puede caer siempre con una tarjeta de crédito Mastercard.
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