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Un premio de la Primitiva de 4,7 millones está en un cajón guardado y la dueña ha muerto esperando a cobrarlo. IDEAL

Muere tras no encontrar un boleto de la Primitiva de 4,7 millones guardado en un cajón

El premio sigue sin cobrarse después de varios años de que se celebrara el sorteo en el que resultó ganador y el lotero será juzgado

C. L.

Sábado, 12 de octubre 2024, 09:27

La historia es sorprendente y pone el vello de punta. Una década después de que se sellara un boleto de la Primitiva que resultó premiado con más de 4,7 millones de euros siguen sin esclarecerse todos los detalles en torno a un caso que ha dejado cientos de incógnitas, decenas de detalles, rumores, una muerte llena de desesperación y un último giro de los acontecimientos propio de una película de Hollywood que ha judicializado la cuestión y que ha llevado a la televisión pública nacional a completar un documental sobre esta cuestión sobre la que se lleva hablando una década en A Coruña.

Para entender la cuestión hay que retrocede hasta 2012. En el verano de ese año, concretamente el 26 de junio, se selló un boleto de Primitiva en la administración de loterías de San Agustín. Nada extraordinario que no ocurriera otros días. Sin embargo, el boleto resultó premiado con 4,7 millones de euros, tal y como notificó Loterías y Apuestas del Estado. El local recibió el aviso de que el billete se había sellado de forma automática.

El 2 de julio, el lotero de la administración, Manuel Reija, informa de que dos días después del sorteo se encontró en su mostrador con el boleto premiado con 4,7 millones. Se lo podría haber quedado, pero no lo hizo. Actuó «de buena fe», como declaró varias veces a los medios de comunicación y renunció a ser multimillonario, porque con el boleto en las manos solo tenía que cobrarlo para obtener el premio. «Ojalá aparezca la persona. Él compró el boleto y a él tiene que ir el premio», valoró. La ley establece que si el premiado no aparece el premio sería suyo a los dos años, así que solo tendría que esperar a que el justo dueño apareciera o que alguien no lo hiciera.

Como era de esperar, al conocerse la noticia, se iniciaron un montón de reclamaciones que alegaban ser el dueño del premio. «El dueño soy yo» era una frase que se escuchaba por las calles de A Coruña, papeles en mano, con la intención de agarrar esos 4,7 millones de euros antes que nadie. Pero había que demostrarlo y no era fácil. En la administración de loterías, por ejemplo, había cámaras de seguridad y eso ya valía para descartar a quien estuvo días antes sellando el boleto, por ejemplo.

La historia comienza a enturbiarse en 2019. La Policía Nacional entrega detalles que dicen que Manuel Reija, el lotero, pudo haber engañado al propietario del boleto. Meses después se supo que esa persona había muerto «desesperada» por no obtener el premio, tal como detalla La Voz de Galicia en esta información. «Los restantes detalles aportados resultan sorprendentemente parejos con las comprobaciones efectuadas y no una mera casualidad», expresa el cuerpo policial. Para añadir más salseo a la cuestión, el hermano de Manuel Reija, Miguel, era el responsable provincial de Loterías al aparecer el boleto premiado.

Con estas pruebas sobre la mesa, el lotero va a sentarse en el banquillo de los acusados con su hermano. ¿Por qué? Se piensa que se quedaron con el dinero. La Fiscalía lo tiene claro, pero ellos lo niegan y dicen que si tuvieran algo que ocultar estaría en las Islas Canarias. La justicia lo resolverá.

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