
Un asalto más para el «hombre de moda»
Primer debate 19J ·
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Primer debate 19J ·
Los candidatos no esquivaron ningún tema ni el cuerpo a cuerpo, pero Juanma Moreno se aferró a su gestión para evitar entrar en terrenos comprometidosQuico Chirino
Granada
Martes, 7 de junio 2022, 00:04
Vaya por delante que un debate a seis, con los tiempos controlados por árbitros de baloncesto es más bien una tertulia. Se discute antes contra una pared. El primer encuentro entre los seis principales candidatos a la presidencia de la Junta sucedió según lo previsible y apenas se escucharon argumentos nuevos. No es que fueran débiles o no hubiese propuestas, sino que ya se habían oído desde la larga precampaña.
En el primer minuto de presentación quedó dibujada la estrategia de cada uno. Juan Espadas (PSOE) se dirigió a Juanma Moreno aunque le estaba hablando a la cámara y le recordó que «lo hizo presidente Vox». Juanma Moreno (PP) intervino como si se dirigiera desde San Telmo a los andaluces una tarde de pandemia. Juan Marín (Cs), visiblemente cansado al inicio –después remontó–, parecía buscar el papel en el atril, algo inusual en él. Inmaculada Nieto (Por Andalucía) empezó por presentarse y se refirió a la violencia machista. Macarena Olona (Vox) asumió en primera persona el que se presumía su punto débil; recordó que es española y nacida en Alicante y atacó al PSOE y a sus «muletas». Y, por último, Teresa Rodríguez (Adelante Andalucía) se aferró al andalucismo, como lo hizo a lo largo de todo el debate, y parecía improvisada y sentida. La gaditana dio dinamismo, pero desde su posición electoral es complicado resultar determinante.
Los monólogos y algunos vis a vis, unidos a una mala autogestión de los tiempos en algunos casos, evitó que se pudieran contrastar claramente datos, propuestas y modelos. Esta dinámica al que menos favoreció fue a Juan Espadas, empeñado en escapar del «espectáculo», como si acaso en estos tiempos la política fuese otra cosa. Lanzó varias preguntas a Juanma Moreno, pero se quedaron suspendidas en el aire. «Pongamos un poquito de alma a este debate», se desesperó el socialista.
Juanma Moreno comprendió pasados 25 minutos que era el objetivo de todos: «Está claro que yo soy el hombre de moda». Pensó que la mejor forma de evadirse era mirar a cámara y defender su gestión pese a las dificultades –lo remachó varias veces– de los dos años de pandemia. Sacó datos y mostró gráficos –«dibujitos», los llamó Nieto–; un gesto recurrente pero que evidencia que se había trabajado las intervenciones.
Decía Valdano que cuando Hugo Sánchez no llegaba a una pelota remataba con Butragueño. Y eso le sucedió a Moreno, que tuvo a Juan Marín para desgastarse en la defensa del gobierno en los momentos más tensos con Macarena Olona.
Si Vox era presumiblemente otro de los frentes a atacar en bloque –y en parte, así fue–, Macarena Olona lejos de intentar pasar desapercibida buscó esa confrontación. No ocultó ninguno de los argumentos identitarios de la formación de Abascal. «La violencia no tiene género», hizo su particular defensa de la igualdad y cargó contra las «leyes ideológicas y sectarias» que atribuyó al resto de partidos –sin excepción–. Incluso apeló al voto de parte del electorado socialista con el compromiso de expulsar de «manera inmediata» a quienes entren de manera ilegal en Andalucía.
El debate se cerró con las propuestas de pactos, que es de lo que más se habla en las últimas elecciones desde que se fracturó el bipartidismo. Juan Marín ya ha dejado claro que solo pactará con el PP –si le alcanza–. Juan Espadas apeló al voto útil para impedir que «vuelvan a pactar las tres derechas». Juanma Moreno repitió que aspira a gobernar solo con una «mayoría serena» y lanzó la crítica más directa a Macarena Olona, a quien recriminó que «no cree en Andalucía». Macarena Olona reivindicó que solo Vox hará posible un «cambio real» y achacó a Moreno la «traición» a los votantes. Lo culpó de haber devuelto a Andalucía a la década de los 50 con una foto en blanco y negro de jóvenes inmigrantes en la estación de Jaén.
Y así salió Juanma Moreno de otro asalto. Uno más o uno menos. Pero la campaña acaba de empezar. Aunque parezca mentira.
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