Hace cuarenta días, ante los micrófonos, el presidente provincial de los populares, Sebastián Pérez, se atrevió a vaticinar la «recuperación del bipartidismo» en los comicios de noviembre y dibujó un panorama en el que los grandes partidos «fuertes» como PP y PSOE crecerían al calor ... de la caída de formaciones como Vox y Ciudadanos, a las que concedió «pujanza» en tiempos de inestabilidad.
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Con los resultados en la mano, al líder del PP hay que reconocerle la valentía del augur, pero no el acierto. Los granadinos se empeñaron ayer en contradecirle. Los dos grandes partidos volvieron a mostrarse hegemónicos en la ciudad, sí, pero la caída de Vox no fue tal ni mucho menos. Los de Abascal se colaron en la fotografía de unas elecciones en las que los populares sonríen y Ciudadanos y Podemos salen con los ojos cerrados, como los más castigados.
Por eso tampoco le importará mucho al presidente provincial de los populares su falta de acierto. Su formación recuperó el dominio en la capital después de dos comicios -las generales de abril y las municipales de mayo- en los que los socialistas se habían aupado a lo más alto. Ayer la candidatura liderada por Carlos Rojas obtuvo 36.026 votos, casi 4.000 más que hace siete meses, y convirtió a Granada en la llave que le permitió conseguir un segundo acta de diputado en el Congreso, que irá a parar a las manos de Pablo Hispán.
El vaticinio de Pérez involucraba a los socialistas, que estuvieron a punto de reeditar su victoria de abril. La candidatura encabezada por José Antonio Montilla apenas se vio afectada por la estrategia de Pedro Sánchez y se quedó a poco más de 1.300 papeletas de la de los populares. La falta de acuerdo con Podemos y los sucesos de Cataluña -los dos temas preeminentes durante la campaña- le han costado únicamente 3.000 votos que, sumados a lo obtenido en el resto de la provincia, permiten al PSOE revalidar los tres escaños que tenían.
Las encuestas, al contrario que Pérez, anticipaban una enorme subida de Vox y acertaron. Los de Abascal obtuvieron un enorme respaldo, casi 5.000 papeletas más que les auparon como tercera fuerza a nivel local. El crecimiento en siete meses puede definirse como mayúsculo. Si la candidatura de Macarena Olona atraía el 14,62% de los votos en la capital en los comicios de abril, ayer la dirigente conseguía el 19,52% de los mismos; esto es, prácticamente uno de cada cinco sufragios válidos emitidos en la ciudad.
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Y hasta ahí las sonrisas. Podemos y Ciudadanos fueron la cruz de la jornada y concentraron el rechazo de los granadinos, que no dejaron pasar la estrategia seguida por ambas formaciones en los últimos meses. Los morados acusaron menos el golpe y obtuvieron 16.352 papeletas que valen su peso en oro, pues permiten a la candidatura liderada por Pedro Honrubia revalidar el escaño logrado en abril.
Ciudadanos, por su parte, fue la gran derrotada de la noche al sumar apenas 11.213 votos. Los de Albert Rivera se dejaron diez puntos en la capital nazarí y obtuvieron un resultado inferior incluso al de las municipales, cuando lograron 16.183 sufragios. El golpe a la formación naranja además es doble. Los malos resultados se traducen en la salida del Congreso de uno de los hombres fuerte de Ciudadanos, el secretario de Organización y número uno por Granada, Fran Hervías.
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En Más País tampoco hubo sorpresas. No tenían las encuestas de cara en la capital nazarí y las quinielas con ellos se cumplieron. Los de Íñigo Errejón lograron 3.180 sufragios, un 2,44% que resultó insuficiente para que la exdiputada Ana Terrón, que lideraba la candidatura a nivel provincial, pudiera siquiera pelear el escaño.
Los resultados de ayer, por otra parte, dibujan un escenario muy distinto al que se concretó en mayo. Si se trasladasen los datos a unas hipotéticas municipales, el PSOE, que logró la victoria entonces, perdería dos ediles y la oportunidad de dirigir la ciudad salvo milagro. Una posible alianza con Podemos, que mantendría sus tres actas, y con Ciudadanos, que se vería reducido a la mitad con dos ediles, no sumaría y quedaría a expensas de improbables abstenciones.
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Los populares, sin embargo, tendrían prácticamente todas las posibilidades para regir la ciudad. La formación sumaría ocho concejales y dependería en exclusiva de Vox, que doblaría sus resultados y obtendría seis actas, para hacerse con la alcaldía.
Sería el escenario ideal para un Sebastián Pérez que aquel día de octubre en que hizo de augur no sólo se refirió a las generales. Preguntado entonces por la alternancia en la alcaldía, insistió en que hablaría a partir del 10 de noviembre; esto es, a partir de hoy.
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