El PP confirma su supremacía política en Andalucía ante un PSOE que resiste

El que fuera considerado granero de votos socialistas desde la Transición ha dejado de serlo, aunque en estas elecciones el giro no ha sido tan brusco como para considerar que la situación es análoga a la época en la que el PSOE tenía en el sur un seguro de vida para todas las convocatorias electorales. El resultado obtenido por el PP con un 36,6 por ciento de los votos y 25 escaños frente al 33,55 por ciento y los 21 diputados del PSOE, se parece más al de las pasadas elecciones municipales, donde los populares sacaron a los socialistas una ventaja de cinco puntos, que al tsunami electoral de las autonómicas del año pasado, cuando Juanma Moreno barrió a sus adversarios con un respaldo del 43 por ciento de los votos y una ventaja sobre los socialistas de nueve puntos.

El secretario general del Partido Popular, Antonio Repullo, que compareció en una sede regional donde ni de lejos se respiraba el clima de euforia de las dos convocatorias anteriores, destacó la importancia que supone una tercera victoria consecutiva de su formación, que atribuyó al respaldo de los andaluces a la gestión de la Junta de Andalucía y el rechazo a la política que desde La Moncloa Pedro Sánchez ha seguido en relación a esta comunidad autónoma,

No es la primera vez que el Partido Popular consigue constituirse en formación más votada en unas elecciones generales en Andalucía. Ya lo fue en 2016, cuando obtuvo 33 diputados frente a los 25 del PSOE, y más recientemente en la repetición electoral de 2016, cuando aventajó al PSOE con 23 diputados frente a 20. La novedad es que en esta ocasión lo hace ya consolidado como primera fuerza política en la comunidad independientemente de la naturaleza de cada convocatoria electoral.

El cambio en relación con las anteriores elecciones generales, del 19 de noviembre de 2019, es notable. En aquella ocasión, el PSOE ya llevaba un año fuera del gobierno de la Junta de Andalucía y sin embargo fue capaz de recuperarse y sacar al PP una histórica diferencia de diez diputados, al obtener 25 escaños frente a 15 de un Partido Popular lastrado por la división del voto de la derecha y la pujanza de Vox, que obtuvo 12 escaños.

Ahora ha conseguido aumentar en diez escaños a pesar de tener que compartir con Vox el espacio político de la derecha, lo que supone la consolidación del proyecto político de Juanma Moreno, a pesar de que en el PP se confiaba en una aportación mayor a una victoria a nivel nacional.

Esta supremacía política del PP ha tenido también como consecuencia relevante de que por primera vez desde las elecciones de 2011, en las que Rajoy consiguió la mayoría absoluta en medio del descalabro económico que marcó el final del gobierno de Rodríguez Zapatero, el bloque de la derecha consigue más escaños que el conjunto de la izquierda en Andalucía. En aquella ocasión, el PP obtuvo 33 diputados frente a 25 del PSOE y 2 de Izquierda Unida. Desde entonces, se celebraron cinco elecciones generales y en ninguna la suma de los votos del PP, Vox (que irrumpió en abril del 2019) y Ciudadanos (que lo hizo tres años antes), había conseguido superar en escaños a la suma del PSOE y las formaciones situadas a su izquierda (ya sea Izquierda Unida, Podemos, Unidas Podemos o ahora, Sumar).

Este giro es producto de una victoria popular en siete de las ocho provincias andaluzas, según los datos contabilizados con la casi totalidad de los votos escrutados. La única excepción a este mapa pintado de azul es Sevilla, donde el PSOE se mantiene como la fuerza política más votada.

El presidente de la Junta y del PP de Andalucía se implicó en la campaña y obtiene unos frutos que lo consolidan a como uno de los barones más poderosos de su partido, ya que a su fortaleza electoral le suma una sintonía con Alberto Núñez Feijóo que quedó en evidencia cuando el candidato a la presidencia del Gobierno eligió Málaga para uno de los mítines del cierre de campaña.

Pese a la victoria del Partido Popular, el PSOE ha conseguido resistir con unos resultados no muy diferentes a los obtenidos en las elecciones generales de la última década, en la que su aportación al grupo socialista en el Congreso ha oscilado entre los 20 escaños de 2016 y los 25 de noviembre de 2019. En esta ocasión ha conseguido 21 con un porcentaje de votos de 33 puntos. Si bien no puede hablarse de recuperación del voto socialista, sí se puede afirmar que el PSOE de Andalucía ha detenido una caída que hace sólo un año, con el resultado de las autonómicas, presentaba tintes dramáticos.

Vox, que partía de un resultado sobresaliente en las elecciones de 2019, cuando obtuvo 12 escaños y el 20 por ciento de los votos, no consigue mantener ese respaldo al dejarse en el camino más de 200.000 votos que presumiblemente regresan al PP, pero ve consolidado su espacio político con un 15 por ciento y una aportación de nueve escaños a su grupo parlamentario en el Congreso de los Diputados.

En la izquierda se ha producido una situación análoga. Sumar ha heredado sin merma el espacio político y los votos de la coalición Unidas Podemos al conseguir seis escaños, los mismos que esa coalición obtuvo en Andalucía hace cuatro años, seis escaños. Los de Yolanda Díaz, sin embargo, no alcanzan el objetivo de sobrepasar a Vox y convertirse en la tercera fuerza política de Andalucía, aunque superan con creces la crisis que supuso la fallida coalición Por Andalucía en las autonómicas del año pasado.

Sumar ha recibido otra buena noticia en estas elecciones. El experimento andalucista de los anticapitalistas de Teresa Rodríguez ha cosechado un rotundo fracaso, con menos de 9.000 votos.

Al no conseguir, tal y como se preveía, el escaño por Cádiz al que aspiraban como única apuesta electoral, toda su representación institucional se ve reducida a dos escaños en el Parlamento de Andalucía y a una presencia simbólica en un puñado de ayuntamientos andaluces. La división en el espacio a la izquierda del PSOE puede estar en vías de desaparición.

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